#Opinión. Columna de Griselda Reyes @griseldareyesq
El objetivo es liberar a Venezuela
El momento es ya. No después que levanten la cuarentena. Quienes
pedimos a gritos un cambio de gobierno y de modelo político, social y
económico, debemos sentarnos en lo inmediato para consolidar una coalición,
cuyo objetivo final sea la liberación de Venezuela.
Desde Acción Ciudadana en
Positivo (ACEP) lo hemos llamado una alianza perfecta. Usted puede ponerle el
nombre que más le guste, pero
lo cierto es que hay que aglutinar a todas las fuerzas políticas que adversamos
a Nicolás Maduro y su proyecto de pobreza, miseria y muerte.
Sólo así podemos enfrentar al contrincante.
Quien cree que Venezuela tocó fondo, no tiene idea de que
podemos estar mucho peor. La pandemia mundial de coronavirus lo está
trastocando todo y la post pandemia será incluso más difícil para gran parte de
la humanidad. Nosotros no seremos la excepción.
Quizás el estar sumergidos en una
nación que tiene siete años consecutivos hundida en una crisis tremenda, nos
impide ver el tamaño de lo que se avecina. Se aproxima un período de inestabilidad
económica, social y política sin precedentes. La pandemia está forzando a las
sociedades a generar un cambio para el cual debemos prepararnos.
La rigidez que desde hace unos
cuantos años han adoptado los partidos políticos de oposición tradicionales y
quienes desde los cargos de poder tienen en sus manos la conducción de
Venezuela, impide una salida consensuada a este trance que cada mes se cobra la
vida de más ciudadanos.
Sentarnos en una misma mesa debe
ser el primer paso. Puede que sea el más fácil. En segundo lugar, comprometerse
a la negociación y el acuerdo, seguramente lo más complicado, pero es la
condición sine qua non para lograr el objetivo. De lo contrario, la gobernanza
del país será una quimera. Nicolás
Maduro no es capaz de garantizar la gobernabilidad en Venezuela por sí mismo y
sin el concurso de la oposición. Él lo sabe. Pero Juan
Guaidó tampoco tiene la experticia para lograrlo. También lo sabe. Entonces
¿Cuál es la solución?
Aquí viene el tercer paso: dejar de lado la soberbia, la
torpeza, la arrogancia y la irresponsabilidad que ha caracterizado a
gobernantes oficialistas y dirigentes opositores, y adoptar el compromiso
inaplazable de cooperar, interactuar y construir una estrategia que permita
avanzar en una salida pacífica y electoral a este caos.
Los contrincantes deben sentarse
en esa mesa con una mirada amplia, sin pretender imponer sus puntos de vistas y
sin la real convicción de que todos tienen que ceder. Querer resolver la crisis
adelantando frases como “no volverán más nunca” o “cese de la usurpación,
gobierno de transición y elecciones libres”, es perder el tiempo. Ese historial
hay que borrarlo y empezar de cero.
Hay que asumir un diálogo sincero en el que, sin medias tintas,
se exija respeto a los acuerdos que deriven de él; en el que participen todas
las organizaciones que abarcan el espectro político venezolano –desde la
derecha más radical hasta la izquierda más fundamentalista, pasando por los
escasos partidos de centro, liberales y humanistas como nuestro ACEP –; y en el
que se suscriba un pacto de honor que permita pacificar al país y comenzar a
poner en marcha planes a corto y mediano plazo que permitan conseguir apoyo
financiero internacional para encender los motores de todo el aparataje
productivo paralizado.
El objetivo común debe ser
liberar a Venezuela. Nadie quiere capítulos sangrientos, asonadas militares, ni
magnicidios. El venezolano es demócrata por naturaleza y la mayoría de los
ciudadanos que habita en este país, está ajena a la diatriba política de
gobierno y oposición. La gran mayoría quiere vivir bien, salir de esta
pesadilla y eso solo es posible en sana paz, en la convivencia que debe garantizar
cualquier mandatario.
Aquí la única guerra que debemos
librar, es la guerra “contra el atraso, la ignorancia y la flojera”, como decía
Renny Ottolina. Luchemos contra todo lo que nos esclaviza y para ello debemos
empezar por exigir de nuestros dirigentes políticos respeto, responsabilidad y
solidaridad. Y cumplir con la palabra empeñada.
Tal vez habrá que regalarles una brújula para
que se ubiquen, porque hasta ahora, gobierno y oposición siguen alejados de la
realidad del país, de la necesidad sentida de sus moradores. La confrontación
no nos llevará a ningún lado. Dejen de buscar lo que no
se les ha perdido y vamos a sentarnos, entendernos y negociar una salida
pacífica a la crisis. Al igual que millones de venezolanos, mi objetivo es
liberar a Venezuela del atraso, la pobreza, la miseria, la ignominia, el vicio
y la corrupción.
Quien suscribe estas líneas, y
por mi firme convicción democrática, hoy doy un paso hacia adelante. Me pongo a
la orden de mi país. Nicolás Maduro, Juan Guaidó, ustedes pongan la fecha, el
sitio y la hora. Firmemos un armisticio por amor a Venezuela.
@griseldareyesq
Los conceptos emitidos por nuestros columnistas son de
su exclusiva responsabilidad; sus columnas son publicadas, en estricto apego y
respeto a la libre expresión ciudadana.

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