Columna “Mejor Vivir” de FUNCAMAMA
Lecciones de la Pandemia
Arnaldo Rojas/FUNCAMAMA
*Mientras
el mundo reacciona ante la covid-19, proponemos mirar hacia el pasado, hace 100
años, cuando la última gran pandemia puso en jaque al planeta pero dejó
importantes lecciones.
La que pasaría a la historia
como “gripe española” causó la muerte de entre 20 y 50 millones de personas
alrededor del mundo, según cálculos de la Organización Mundial de la Salud. Se
extendió entre 1918 y 1920, y los científicos creen que contagió al menos a un
tercio de la población mundial de aquel entonces, calculada en 1.800 millones
de habitantes. Incluso causó más muertes que la Primera Guerra Mundial, que
estaba terminando justo cuando se desató la pandemia.
La medicina y la ciencia eran
campos mucho más limitados para tratar la enfermedad, si las comparamos con la
actualidad. Los médicos de entonces
sabían que un microorganismo era responsable de la epidemia de gripe y que esta
afección se podía transmitir persona a
persona, pero pensaban que la causa estaba en una bacteria, no un virus.
Los tratamientos también eran
limitados. El primer antibiótico solo fue descubierto hasta 1928 y la primera
vacuna para la gripe solo estuvo disponible en los años 40. Pero ante todo, no había sistemas públicos de salud. De hecho, en los países desarrollados la
salud era un lujo. En las naciones industrializadas, la mayoría de los médicos
trabajaba de manera independiente o eran financiados por instituciones
benéficas o religiosas. Y muchas personas no tenían acceso a ello, tal como lo
reseña Laura Spinney, escritora científica en su libro "El jinete pálido:
la gripe española de 1918 y cómo cambió el mundo".
Las víctimas que produjeron la
Primera Guerra Mundial y la gripe española tuvieron un desastroso impacto
económico. En muchos países, no quedaron hombres jóvenes para reemplazar a esos
millones que habían muerto y llevar adelante el comercio y la industria. Esta
merma en la fuerza de trabajo, le dio a las mujeres el acceso al mercado
laboral. Además, las nuevas trabajadoras se beneficiaron de los aumentos
salariales que resultaron de la escasez de mano de obra.
En la parte genética, los
científicos descubrieron que los bebés que habían nacido durante la epidemia
eran más propensos a desarrollar condiciones como afecciones cardiacas, en
comparación con los niños que habían nacido antes o después del brote. Algunas
teorías sugieren que el estrés causado por la pandemia en las madres podría
haber afectado el desarrollo del feto.
La pandemia de 1918 también
evidenció la importancia de la cooperación internacional, más allá de la
pesadilla geopolítica que había dejado detrás la Primera Guerra Mundial. En
1923, la Liga de las Naciones, el organismo multilateral que antecedió a la
ONU, creó la Organización de la Salud. Fue una agencia técnica que creó nuevos
sistemas internacionales de control de epidemias, conducida por médicos
profesionales en lugar de diplomáticos, como lo era el organismo supranacional
encargado de los temas de salud hasta entonces, la Office International
d'Hygiène Publique. La Organización Mundial de la Salud solo sería creada en
1948, tras la fundación de la ONU.
El daño causado por la
pandemia estimuló el avance de la salud pública, que fue impulsada como el desarrollo
de la medicina social. En 1920, Rusia fue el primer país en instalar una red
pública de salud. Otros países le siguieron los pasos. La idea del aislamiento
social para evitar el contagio también se comenzó a aplicar en esta época.
"Las pandemias parecen
arrojar luz sobre la sociedad y las sociedades pueden emerger de ellas con un
modelo más justo y equitativo", asegura la ya citada
Laura Spinney. Esperamos que después que pase el Covid 19, se cumpla este
pronóstico.

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