Termina
el 2019 sin que muchos venezolanos le vean “el queso a la tostada” ¿Y entonces?
Cuando apenas faltan días para que culmine el
año 2019, según analistas políticos y defensores de los radicalismos, el
balance de lo ocurrido durante el mismo no es lo más satisfactorio que se pudiese
decir.
El día 5 de enero del 2019, respetando los
acuerdos establecidos por los factores opositores mayoritarios que hacen vida
en la Asamblea Nacional, fue electo Juan Guaidó como presidente de dicho ente;
quien de inmediato, presionado por factores internos y externos, se juramentó
el 23 de enero como “presidente interino” creando, expectativas importantes en
los venezolanos que aún esperan un cambio de gobierno.
Es difícil señalar si los objetivos de aquel
acto se han cumplido; entre otras cosas, porque si bien es cierto que Guaidó
logró un apoyo internacional basado en el respaldo de Estados Unidos; hacia lo
interno, parece que los avances alcanzados se han ido diluyendo poco a poco.
En los actuales momentos, el propio Guaidó
habla de agenda para el 2020, lo que es sin duda alguna un reconocimiento
tácito de que existe un supuesto estancamiento en las acciones que pretendieron
provocar lo que la oposición ha denominado: cese de la usurpación, gobierno de
transición y elecciones libres; con el agravante, de que el 5 de enero deberá
escogerse el nuevo presidente de la AN (cargo para el que aparentemente, Guaidó
parece tener garantizada su reelección); pero, como dicen por allí, “no se
pueden contar los pollos antes de nacer”; pues los acuerdos refrendados,
establecen que la presidencia le corresponde a las minorías, argumento que la
Fracción 16J (VENTE y sus aliados), pretende hacer valer a toda costa, sin
dejar de mencionar que el fantasma de la presencia de la fracción del PSUV y
sus aliados, abre ciertas posibilidades a cualquier intento de elegir un
presidente de la AN distinto a Guaidó.
Mientras llega el 5 de enero y los hechos subsiguientes, los
venezolanos siguen padeciendo los rigores de la hiperinflación, el desabastecimiento
de medicinas y alimentos, la constante fallas en los servicios públicos (sobre
todo en lo que se refiere al suministro de agua potable y luz eléctrica), la
descomposición y deterioro de los salarios y un resurgimiento de la inseguridad;
entre otras calamidades.
Finalmente, y sin querer emitir criterios de
juicio, los ciudadanos sienten que quizás la oposición pudo lograr mayores
metas si de verdad hubiese existido una unidad consolidada en torno a los
objetivos que se pretendían alcanzar; a la vez que también consideran, que Nicolás
Maduro y el PSUV “capearon un muy duro temporal” y cohesionaron eficientemente
a los factores revolucionarios en torno a la defensa del gobierno e incluso
algunos economistas hablan de una leve mejoría en la materia económica. ¿En qué parará la cosa? Sabrá “Pepe”.

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