#Opinión:
Columna del
General Humberto Seijas Pittaluga @seijaspitt
Sesquipedalia
El futuro tiene su historia
La frase que aparece más arriba es
la que sirve de título al libro que recientemente publicó Henrique Salas Römer
desde su exilio. Desde que se supo en Venezuela
que el doctor Salas lo había escrito, me han llegado insistentemente dos
preguntas: ¿es una autobiografía?, ¿es un informe de su gestión de
gobierno? Hoy quiero tratar de contestar
esas interrogantes y explicar que no es y que sí es ese libro.
No es una biografía. Aunque dentro del texto, el autor narra
algunas experiencias de su vida; muy pocas. Por ejemplo, nos sorprende diciendo que él
vivió su infancia en un San Esteban del siglo XIX. Pero, a renglón seguido, aclara: que, aunque
nació en el siglo XX, mucha de la vida pueblerina venezolana mantenía
costumbres del siglo anterior. Narra
también su vivencia de primera mano el once del septiembre del 2001, cuando unos
terroristas destruyeron las torres gemelas de Nueva York. Porque estaba allí ese día. El libro trae otros recuerdos personales, pero
no con afán autobiográfico, sino como una forma de introducir temas nuevos y facilitar
su comprensión.
Ya aparecerá una biografía —escrita
por él o por otro— porque Henrique Salas es un personaje de la historia
contemporánea de Venezuela. Las solas
frases que pronunció para admitir su derrota ante Boves II bastarían para ganarse
esa posición. Fue la primera vez en toda
la historia patria en que el vencido tuvo la gallardía de admitir públicamente
que había perdido. E hizo más: tampoco
antes, candidato alguno le había deseado buena suerte al vencedor. Pero más trascendentales fueron unas que dijo
con anterioridad y que resultaron proféticas: es aquello de qué vendría para
Venezuela en los próximos quince años, dependiendo de quién ganara en los
comicios. Prosperidad o pobreza, paz o
violencia, desarrollo o atraso. Todos,
desafortunadamente, hemos sido testigos de cuán acertado estuvo Henrique Salas en
su visión.
Tratemos
de hacer un ejercicio de eso que los gringos llaman counterfactual history. Y
partamos con algo que yo escribí en el 2007. Preguntaba, a la letra: “¿Cómo
estuviera Venezuela hoy si la gente en 1998, en vez de votar de manera biliosa
—o de quedarse en casa sin votar— hubiera sufragado usando la cabeza, y hoy
tuviéramos en Miraflores a Henrique Salas y no al Iluminado de Sabaneta?” Podemos continuar con otras que son corolarios
de esta: ¿cómo serían las relaciones del país con las naciones más
civilizadas?, ¿qué nivel tendrían las reservas del tesoro nacional, ¿cuál sería
el tipo de cambio entre el bolívar y la divisa estadounidense? ¿cómo estaría la
producción de las empresas en nuestras zonas industriales? ¿cómo estarían los
niveles de salud, educación y seguridad en Venezuela? ¿cómo estarían comiendo
hoy nuestros paisanos? De una cosa estoy
seguro: Venezuela, bajo la dirección de Henrique Salas hubiera estado todo lo
contrario a como se encuentra hoy. Y muy parecida a como dejó a Carabobo cuando
terminó su mandato.
Lo
que nos lleva a contestar la segunda interrogante: el libro tampoco es un
informe de la gestión del gobierno presidido por él entre 1990 y 1995. Que ha sido el mejor de toda la historia
carabobeña desde que comenzó como estado en 1824 y hasta el día de hoy. Reconozco que está mal que lo diga yo, ya que pudiera
pensarse que es “pulpero alabando su queso”.
Porque tuve el inmenso honor y el indudable privilegio de formar parte
del equipo que ayudó al doctor Salas esos seis años. Pero no.
Lo que hago es solo repetir lo que han dicho muchísimas personas en
Carabobo y fuera de él. Cómo será, que hasta
los más enconados adversarios políticos lo admiten. No ha habido otro gobierno que se le parezca
en calidad y cantidad de obras realizadas (físicas y sociales). Su norte era solo tratar de cumplir con la
promesa que nos hicimos de “respeto al ciudadano”. Ya habrá también quien escriba ese libro
sobre la gestión. Se le debe a la
región. Y al país.
Ahora,
pasemos a qué sí es ese libro. Al mismo
tiempo es Tanto un atrayente relato de algunas cosas pasadas que —para bien o
para mal— configuraron el mundo de hoy; como una interesante teoría y una
original herramienta para entender lo que se le viene encima a la humanidad en
el porvenir cercano.
Constituye,
como lo dice el epígrafe del título, Un “reto para comprender”. Pero escrito de una manera sencilla dentro de
lo complejo de los temas tratados y de la teoría que propone. Su lectura no resulta abstrusa; para nada. Por el contrario, con un lenguaje llano,
afable, Henrique Salas nos lleva de la mano hacia la comprensión de los
fenómenos con los cuales nos reta. Con
una adecuada metodología, no solo
narra lo ya ocurrido en el pasado sino lo
que trasciende de ellos hacia el futuro global.
Por ejemplo, uno logra entender fácilmente cómo la incomprensión de las
grandes potencias occidentales ha permitido que surjan esos intentos de
potencias foráneas de enseñorearse en nuestra porción de América. Todas ellas, ajenas a la tradición occidental. Todas ellas, sufriendo regímenes que dejan
mucho que desear. Todas ellas, asiáticas. ¿O es que alguien piensa que Rusia es un país
europeo? Tiene, cierto, una porción al
oeste de los Urales, posada en Europa; pero desde muy antiguo, por su historia,
sus costumbres y los regímenes que ha sufrido, es asiática.
Confieso
que fui uno de los primeros sorprendidos por esa manera espontánea, natural, como
Henrique Salas ataca el tema. A lo largo
de casi treinta años, he leído muchas cosas escritas por él, desde documentos
oficiales y programas de gobierno hasta estudios de prospectiva económica que
producía desde Strategium, la empresa
de asesoría fundada por él en los ochenta. Este libro, se los garantizo, está escrito de
manera atrayente. Uno empieza a leerlo y
no quiere dejarlo. Porque explica
magistralmente muchas de las cosas que suceden hoy en muchas naciones del
orbe. Lo consiguen por Amazon (en sus
versiones digital e impresa) y en algunas librerías de Caracas y Valencia. No se lo pierdan…
Los conceptos emitidos por nuestros columnistas son de
su exclusiva responsabilidad; sus columnas son publicadas, en estricto apego y
respeto a la libre expresión ciudadana.

No hay comentarios:
Publicar un comentario