Columna de Eduardo Fernández
Despertar y
reaccionar
El sábado
pasado, 7 de julio, se instaló la centésima décima Asamblea del Episcopado
Venezolano. Las palabras iniciales estuvieron a cargo de Monseñor José Luis
Azuaje Presidente de la Conferencia Episcopal.
Hace unos
días, en este mismo espacio, escribí algunas reflexiones sobre lo agradecidos
que debíamos estar los venezolanos por la conducta pastoral de nuestra
Conferencia Episcopal. En esa oportunidad me referí a la decisión que han
tenido nuestros pastores de acompañar, con elevado espíritu cristiano, el
sufrimiento del pueblo en estos años tan críticos que hemos vivido desde que se
inició el siglo XXI.
En medio de
la difícil realidad que vive el país, los obispos han contribuido a que la
Iglesia siga su marcha testimonial. Ha recordado Monseñor Azuaje que en este
año 2018 se cumplen 50 años de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano en
Medellín.
“Recordar a
Medellín en estos momento en que vivimos grandes injusticias en Venezuela es
motivo de esperanza” nos dice Monseñor Azuaje. Porque Medellín representó un
gran cambio en la orientación de la Iglesia en nuestro continente y un
compromiso más claro y más definitivo con los pobres. “Cambió la historia de
nuestra Iglesia en su servicio a la humanidad latinoamericana”.
Hoy, el
pueblo venezolano está padeciendo sufrimientos enormes: hambre,
desabastecimiento, alto costo de la vida, desempleo, inseguridad, deterioro de
todos los servicios públicos incluyendo el suministro de agua, de energía
eléctrica, de salud, de educación, de transporte público. Está sufriendo por la
violación de todos los derechos humanos consagrados en la Constitución Nacional
y en la naturaleza humana. En estas dramáticas circunstancias resulta
consolador saber que contamos con el acompañamiento solidario y fraterno de
nuestros pastores y de toda la iglesia.
Monseñor
Azuaje en sus palabras de instalación denuncia los atropellos del gobierno y de
un sistema que tantas veces ha fracasado y que tanto sufrimiento ha producido.
Deplora también la ausencia de una alternativa seria y confiable que sea capaz
de interpretar las esperanzas de los ciudadanos y los anhelos de cambio para
mejorar y progresar.
Es la hora
de “Despertar y reaccionar”. Es el tiempo de luchar con inteligencia y con
coraje contra el régimen que nos oprime y también la hora de reaccionar ante
los que nos invitan a la resignación y a cruzarnos de brazos frente a la
realidad.
El mensaje
del Humanismo Cristiano es muy poderoso. Venezuela y los venezolanos no estamos
solos. Gracias a Dios contamos con nuestros pastores reunidos en la Conferencia
Episcopal.
Que el
Espíritu Santo los ilumine para que sigan acompañando al pueblo en su
sufrimiento y en su esperanza.
Seguiremos conversando
@EFernandezVE
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