El
Monje de Camoruco
Por
Sergio Márquez Parales
Columna
15-3-2018
CIA tomó control de diplomacia norteamericana
y promoverá más presiones económicas y políticas sobre Venezuela
La designación de Mike Pompeo como nuevo
Secretario de Estado y el ascenso de Gina Haspel a la dirección de la CIA,
tendrán serias consecuencias para América Latina; y en caso muy especial, para
Venezuela. Según analistas internacionales, Donald Trump abrió la mayor crisis
de su mandato. A los pocos días de aceptar reunirse con el líder norcoreano Kim
Jong-Un, el presidente de EEUU anunció
la destitución fulminante de su secretario de Estado, Rex Tillerson, y en su lugar
designó al hasta ahora director de la CIA Mike Pompeo (llamado “el halcón”);
mientras que la jefatura de la CIA, será ocupada por la Sra. Gina Haspel, quien fue objeto de
investigaciones relacionadas a su presunta supervisión de torturas practicadas
en cárceles secretas en el oriente asiático. Con la salida de Tillerson, cuyo
mandato ha sido inusualmente breve para un secretario de Estado, cae otro de
los pesos pesados del sector moderado (la semana pasada fue el consejero
económico, Gary Cohn) y se confirma una vez más la vertiginosa capacidad de
Trump para quemar equipos. La caída de Tillerson tiene un significado
estratégico, ya que pasado el primer año de mandato, el presidente afronta en
noviembre unas elecciones claves a un tercio del Senado, la totalidad de la
Cámara de Representantes y 39 gubernaturas. Ante los previsibles vaivenes,
Trump quiere reforzar el ala dura republicana y quitarse de encima a todo aquel
que, como Cohn o Tillerson, frena su narrativa ultranacionalista. En el caso
específico de América Latina, esta región puede estar a punto de descubrir la
versión más fiel de la política del presidente de Estados Unidos. El reemplazo
anunciado este martes del secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, por el
actual director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Mike Pompeo,
augura una nueva etapa en la relación de Trump con sus vecinos del sur, según
algunos expertos. Pompeo es un exponente de la línea dura republicana, que como
director de la CIA habló de "riesgos políticos" en América Latina,
expresó esperanza por un cambio de gobierno en Venezuela y dijo mirar de cerca
la situación de México y otros países. Más aun, Pompeo es considerado alguien
con una mirada de la región —y del mundo— que sintoniza mejor con Trump que la
de Tillerson, quien a menudo tenía diferencias con el presidente y funcionaba
como contrapeso de sus impulsos. El propio Trump dijo que ha tenido "una
muy buena química desde el comienzo" con Pompeo, cuyo nombramiento debe
ser confirmado por el Senado. "Tillerson nunca estableció ese nivel de
confianza con el presidente y no pudo entender, interpretar o implementar sus
prioridades", sostiene Roger Noriega, jefe de la diplomacia estadounidense
para Latinoamérica en el gobierno de George W. Bush que participó de una
reciente charla con Pompeo en el American Enterprise Institute (AEI) de
Washington. "Pompeo aprecia los problemas en las Américas como muy
apremiantes", dice Noriega a BBC Mundo. Durante su visita al AEI en enero,
Pompeo se refirió a América Latina. "Hay una serie de cosas que uno no
debería categorizar como de segunda categoría aunque no estén en las noticias
todos los días. Ciertamente, los riesgos políticos en Sudamérica son una de
ellas", dijo. Pompeo aludió a la influencia que tuvo desde la CIA para que
Trump se formara una opinión sobre el gobierno venezolano de Nicolás Maduro y
dispusiera sanciones en base "a la propia inteligencia que habíamos
entregado y él había solicitado". "Venezuela podría convertirse en un
riesgo para Estados Unidos", dijo Pompeo a la cadena televisiva Fox en
agosto. "Los cubanos están ahí; los rusos están ahí, los iraníes, Hezbolá
están ahí. Esto tiene el riesgo de llegar a un lugar muy malo, por lo que
Estados Unidos debe tomarlo muy seriamente". Un mes antes, en julio, el
director de la CIA había realizado unas declaraciones polémicas sobre Venezuela
durante un foro de seguridad del Instituto Aspen, en Colorado.
"Tenemos muchas esperanzas de que pueda
haber una transición en Venezuela y la CIA está haciendo lo mejor para entender
la dinámica allí", dijo el exmilitar y excongresista de 54 años. "Estaba
justo en Ciudad de México y Bogotá una semana antes de hablar por última vez
sobre este mismo problema, tratando de ayudarlos a entender las cosas que
podrían hacer para que puedan tener un mejor resultado para su parte del mundo
y nuestra parte del mundo", agregó. Este cambio en el Departamento de
Estado ocurre en un momento especial de la relación entre Washington con
América Latina, que según expertos alcanza niveles de recelo y apatía sin
precedentes. Gobiernos de la región han criticado decisiones que Trump ha
tomado en materia de inmigración o comercio, así como su idea de construir un
muro en la frontera con México o su comentario del año pasado sobre una posible
"opción militar" en Venezuela. Sin embargo, la Casa Blanca anunció el
viernes que Trump realizará su primera visita como presidente a Latinoamérica
en abril, cuando asista a la Cumbre de las Américas en Perú y luego realice una
escala en Colombia. Por lo pronto, el vicepresidente estadounidense Mike Pence,
expondrá las prioridades hemisféricas de su administración durante un discurso
que pronunciará el 21 de marzo ante los 34 países que integran la Organización
de Estados Americanos (OEA), donde seguramente pedirá a los países del
hemisferio incrementar la presión sobre Venezuela para que el mandatario
Nicolás Maduro responda por la crisis humanitaria actual, libere a los presos
políticos, celebre elecciones “justas” y restaure las instituciones
democráticas. Mientras esto ocurre en otras latitudes, el encargado de negocios
norteamericano, Todd Robinsón, se pasea libremente por el territorio nacional
ante la mirada de “Tirios y Troyanos”. Fuentes: El Nacional, EFE, BBC y UP.
Crisis
de falta de efectivo paraliza al país
Sin ánimo de crear caos y con la intención de
exhortar a la rápida solución de este grave problema, queremos referirnos
nuevamente a la falta del efectivo a lo largo y ancho del territorio nacional.
Quizás el sector transporte sea uno de los más afectados por la falta de
billetes; decimos esto, porque los transportistas no disponen de puntos de ventas
móviles que les facilite la prestación del servicio, lo que incide en que
muchos propietarios de buses, busetas y taxis han decidido trabajar en otras áreas
disminuyendo notablemente el parque automotor. Otros sectores que se ven seriamente
afectados son: panaderías, farmacias, vendedores de periódicos, mesoneros, cuidadores
de vehículos, personal de estacionamientos, expendedores al aire libre, entre
otros. Ojalá las autoridades competentes diseñen una estrategia que permita
afrontar este inconveniente que poco a poco está paralizando las actividades
comerciales en Venezuela.
Hasta nuestra próxima entrega apreciados
lectores.


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