Columna
de Héctor Agüero
Latinoamérica
Este año y el que viene varios países de la Región, renovarán sus mandatos presidenciales. Destacan entre ellos: Brasil, México, Colombia, El Salvador y Venezuela.
Después del triunfo del Alba sobre el Alca en Mar del Plata, la izquierda renovada adquirió un nuevo aliento continental, gracias al amplio respaldo electoral que recibió en naciones como Nicaragua, El Salvador, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, Chile y Uruguay. Las masas, otorgaron confianza a la nueva dirigencia revolucionaria, cuyo símbolo sigue siendo Hugo Chávez. Este período, conocido como la década prodigiosa, permitió que la inmensa mayoría de los latinoamericanos, pudiesen acceder por primera vez a cargos de responsabilidad social y debatir con amplitud sus derechos y deberes prioritarios, como lo son la educación, la salud, la vivienda y el empleo, dentro del contexto nacional soberano, en un ambiente de respeto y solidaridad entre pueblos hermanos. Es lo que se conoce como madurez social, el instrumento más formidable y portentoso que un pueblo pueda poseer. Es por supuesto, el arma más temida por la reacción, acostumbrada a excluir al pueblo y a ignorarlo.
En este andar, nuestra Venezuela se ha convertido en referencia mundial, con el surgimiento de un liderazgo excepcional, representado en el Comandante Chávez y l la alianza cívico militar, la Constitución Bolivariana de 1999, la asignación del cuarenta por ciento de los ingresos por petróleo para programas sociales y las consultas electorales, que promedian una por cada año de gobierno revolucionario. Todo ello, conforma una muestra fehaciente de la refundación del Estado venezolano y sus logros son una realidad innegable e irreversible, pese a las dificultades provocadas por las agresiones reiteradas de los sectores de la derecha y de sus aliados foráneos.
Países como Ecuador y
Bolivia, que durante los años ochenta y noventa conocieron inestabilidades
sociales y políticas, hoy gracias a los programas de amplitud social de Correa
y Morales, han recuperado sus derechos, su soberanía y se encaminan hacia un
modelo social, el cual beneficie en primera instancia a los sectores populares,
sin menoscabo de otros estratos sociales. Igual ocurrió en la Argentina de los
Kirchner, con apoyo de vastos sectores del peronismo, se logró sacar del foso
social a un país hundido en la mayor crisis de su historia republicana, debido
a la aplicación de las políticas neoliberales por parte de la dictadura y de
los gobiernos conservadores. Hoy, la clase económica ejerce el poder en esta
nación sureña; al igual sucede con Chile, donde otro empresario gobierna desde
este año. Es indudable que la Venezuela Bolivariana, recibe la mayor parte de
los ataques provenientes de los poderes mediáticos y económicos, que buscan
socavar el proceso iniciado en 1998. Es una lucha que requiere unidad y
entereza. El panorama no luce tan fácil para la derecha, estos nuevos tiempos
se caracterizan por la irrupción de nuevos factores de Estado y naciones, con
relevancia económica que reclaman un espacio en la cambiante geopolítica de
nuestros días.
Donde luce interesante
el vuelco político es en Colombia, con las presidenciales asoman dos candidatos
de tendencias extremas. Duque, quien encarna la derecha y cuenta con el
respaldo de Uribe, el gran Elector y en la acera del frente Gustavo Petro,
antiguo alcalde de Bogotá, quien representa la izquierda y por primera vez, la
misma tiene mucha posibilidad de llegar a la Casa de Nariño. Ojalá las sombras
siniestras que, planificaron el asesinato del mariscal Antonio José de Sucre,
no aparezcan en esta Colombia del siglo XXI. Que triunfe Latinoamérica para
bien de todos.

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