Columna de Rafael Rodríguez Olmos
Pdvsa y Luisa Ortega Díaz
El
cuento de Pdvsa es una copia al calco del caso Luis Ortega Díaz. Respetando las
distancias, por supuesto.
No
recuerdo si fue en el 2005 cuando la denuncié por el despido masivo de fiscales
camaradas que no respondían a los intereses de ella y su esposo, quien, por
cierto, siempre estuvo en las altas esferas del poder y fue un diputado
sempiterno del Psuv. No me hagan creer que nadie sabía de sus operaciones, por
favor. Sería bueno saber a cuántos les dio dinero o contratos para que
mantuvieran el silencio. Cuando hice la denuncia, algunos importantes jefes del
chavismo salieron en defensa de LOD. “Que bolas tiene Olmos, decir eso de una
camarada, comprobadamente revolucionaria”, dijeron algunos conspicuos jefes del
chavismo en Carabobo, haciendo ver que cómo a un pobre diablo como yo, se le
ocurría decir semejante barbaridad en contra de una revolucionaria de esa
trayectoria. Por supuesto, se olvidaron del Che, quien decía que un militante debe
demostrar todos los días que lo es, de lo contrario, deja de ser un
revolucionario.
Carlos
Andrés Pérez será recordado en la historia como el jefe del genocidio que se
cometió en el país el 27 y 28 de febrero de 1989. Pero yo también lo recordaré
por dos frases que siempre me parecieron geniales y que deberían quedar para la
posteridad. Una fue en plena crisis política, cuando hasta su partido le había
echado la burra pa´l monte que dijo: “llueve y escampa”. La otra frase me
pareció digna de Rómulo Betancourt, no solo por su folclorismo, sino por su
precisión: “Hay dos cosas que no se pueden esconder, la tos y los reales”.
Y
ahora pregunto: si usted ve a una persona que le asignan un cargo importante en
cualquier entidad del Estado, y de la noche a la mañana aparece con lujosos
carros, comprando yates, mansiones lujosas, cuentas en dólares en bancos
extranjeros, viajes al exterior. Ni siquiera hace falta que en principio sea investigado.
Es definitivamente un ladrón, pero sin ninguna duda, además. Ese funcionario,
de inmediato tiene que ir preso y estará preso mientras se realizan las
investigaciones, no al revés porque siempre se escapan. Si un policía aparece
con un carro Toyota, o se lo robó, o es producto del matraqueo, o tienes
vinculaciones con el hampa, o es un narcotraficante. Ergo, la policía es
delincuente por definición. No porque ese policía no tenga el derecho de tener
un Toyota, sino porque simplemente sus ingresos no dan para eso. Es lo mismo,
en escala diferente, pero es lo mismo. De dónde saca un comisario para tener
una Toyota Tundra, por ejemplo.
Y
ahora me van a echar el cuento de nadie sabía lo que estaba pasando en Pdvsa. Nadie
sabía lo que ocurría en la principal empresa del país y una de las más
importantes del mundo.
Hace
como 30 años, una prima que trabajaba allí, se reunió conmigo en dos
oportunidades para tratar temas personales de familia. Fue suficiente para que
la llamaran de seguridad y le preguntaran que si tenía problemas con su esposo
porque se había reunido dos veces conmigo y no sabían quién era yo. Así
funcionaba la seguridad en esa empresa. Y ahora resulta que uno de los
principales jefes de PCP, que en términos ramplones es la seguridad de la
empresa, está preso por choro, un ex comisario PTJ, Díaz Paruta, que de paso
era el jefe de seguridad de Diego Salazar hijo, quien, a decir de Douglas
Bravo, es tremenda joya. Es decir, cómo en una empresa que es estratégica,
sensible a todo tipo de espionaje industrial, no es monitoreada no solo por el
Sebin, sino por la DIM. Que yo sepa, todos esos sistemas de seguridad, tienen contra
seguridad o asuntos internos, o vainas que impidan se escape alguna información
de importancia.
Pero
ahora resulta que había incluso cinco ejecutivos nacionalizados estadounidenses
y nadie lo sabía. Es decir, ellos, con esos niveles de responsabilidad en la
empresa, no informaron a su país que se había nacionalizado, y el país no lo
sabía porque sencillamente sus sistemas de espionaje tampoco sirvieron para un
coño.
Están
desenmadejando una tela de araña que apenas se ve, pero es obvio que es mucho
más profunda. Y a quién le van a meter ese cuento de que no sabían lo que
estaba pasando en Pdvsa. Hasta lo sabía yo que soy un pobre ignorante. Y eso
que no se han metido para sus empresas filiales, pero quién no sabe que
Petrocasa es un antro de la delincuencia, o Pequiven es una vaina que sirvió
para crear una dinastía que estaba por encima del bien y del mal. Le jugaron
kikirigüiki a Chávez, con la fábrica de tanques de agua, con la de roto moldeo,
con la de pañales desechables y con un montón de fábricas y le decían que todo
estaba perfecto. Y cuando el pendejo de Chávez finalmente aceptaba que lo habían
jodido, agarraba tremendas arrecheras, pero no hacía un coño. Como la Petrocasa
de Barinas, su tierra natal, donde aplanaron el terreno, lo cercaron y lo
anunciaron con bombos y platillos: “Aquí se construirá Petrocasa Barinas”. Que
bolas, vayan a ver el monte que se tragó hasta el aviso. Allí están quienes los
llevaron a la tumba, toda esa manga de vándalos que eran intocables y que han
hecho del proceso una comiquita.
Y
por eso es que cuando sale el pana Tarek a decir que los tipos eran malos y
tenían todos esos negocios, me arrecha mucho porque siento que me está orinando
la cara y a la gente. Porque, además, hay un montón de pendejos que se creen
todo ese montón de pendejadas. El combate a la corrupción. Hasta ahora no hay
un solo general, ni un solo coronel entre los presos y los solicitados allí en
Pdvsa y sus empresas filiales; y por favor, todos sabemos que no existe una
empresa donde hayan estado que no la hayan vuelto mierda. En oriente hay un
patio donde hay cinco plantas gigantescas que se compraron a los chinos. Nadie
sabe explicar, pero al parecer quienes las compraron solo lo hicieron para
ganarse unos miles, o millones, de dólares, porque nadie sabe para qué sirven.
Lo que sí se sabe es que están allí cogiendo agua, sol y sereno, totalmente
nuevas.
Este
es un país donde cada quien sabe dónde está cada quien. Recuerdan a Gonzalo
Barrios, el dirigente adeco, fue quien dijo que la gente robaba porque no había
razones para no robar. Ahora roban porque sencillamente no hay castigo. Y los
jueces no castigan porque también son choros, confabulados con el sistema
policial, el sistema judicial y el penitenciario.
Eso
es exactamente lo mismo que ocurre en Carabobo, pero en otra escala. El carro
de Drácula camina contra un abasto, un supermercado o una panadería, pero ni
por el coño van a la Polar y le preguntan porque carajo aumenta cinco, seis y
hasta siete veces los precios de los artículos en una semana. Y siempre queda
como culpable el chino o el colombiano que tienen obligatoriamente que
modificar los precios. Nadie ha visto ni verá el carro de Drácula en el
mayorista de Tocuyito, gen de todos los males de la especulación en Carabobo,
donde no solo se vende mercancía, sino también dinero, billete en efectivo. Por
qué no va el carro de Drácula al mayorista, porque allí está el poder del
gobierno verde, que es el verdadero gobierno.
Hasta
que demuestren lo contrario, lo de Pdvsa, al igual que lo demás es un pote de
humo de cara a las elecciones de este domingo. Después no va a pasar más nada
porque los bomberos no se pisan la manguera. Es una película que ya hemos
vivido, por cierto, con este Fiscal, pero cuando era Defensor del Pueblo, y
antes gobernador. Nada nuevo bajo el sol.
Caminito
de hormigas…
Hablando
de corrupción, lo de las cajas Clap es para coger palco. Ese negocio con los
perniles va viento en popa. Adivinen quiénes lo manejan… Conozco un tipo que
maldice todos los días a Chávez y a Maduro, todos los días. Incluso cuando fue
a sacarse el carnet de la patria, lo dijo, “estoy aquí porque me obligaron a
sacarme este carnet de mierda, pero por mí si ya murió Chávez, que ahora se
muera Maduro”. Pues como les parece que le salió el bono de los 500 mil… Y
tengo una amiga, madre soltera de dos chamos, trabajadora incansable,
sin casa, a quien nunca le han dado un coño, ni siquiera una caja Clap.

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