Columna de Rafael Rodríguez Olmos
Las mentiras sobre el mercado de Tocuyito
Esta
columna debí escribirla sobre los desmanes de esa reedición que es la Operación
para Liberación del Pueblo, mejor conocida como OLP. Nuevamente se están
cometiendo las más atroces violaciones a los derechos humanos, sin que el amigo
Tarek William diga esta boca es mía. Venezuela, un país firmante de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, violándolos de esa manera. Pero
hablaré luego de esta barbarie, porque necesariamente debo referirme a esa
serie de mentiras, o verdades a medias que se está produciendo con el famoso
mercado de mayoristas de Tocuyito, que por cierto no es muy diferente al
mercado de mayoristas de Coche, o Mercabar en Lara, o el de Turmero en Aragua y
todos los demás.
La verdad
es que no existe una sola persona en el estado Carabobo que no supiera lo que
estaba ocurriendo allí. Y si el gobernador dice que no lo sabía, debería
renunciar entonces, porque un mandatario regional que no sepa lo que ocurre en
la fuente dinámica más poderosa de la economía del estado, que marca el rumbo
de todo lo demás, definitivamente no tiene idea de lo que ocurre en su comarca.
Alrededor
de ese mercado hay tres grandes comunidades que llevan allí más de 50 años: la
gigantesca Parcelas de El Socorro, el barrio Fundación Carlos Andrés Pérez,
otrora un rancherío y luego convertido en vergüenza por el viejo Salas Römer y
el barrio Bello Monte. Esas por ser vecinas de ese mercado, porque hay muchas
más. El 60 % de los habitantes de allí viven de una dinámica económica que se
genera no en las grandes transacciones, sino en el submundo del rebusque, en el
ñemeo, la búsqueda de la supervivencia. Unos trabajan para los comerciantes,
cuando pueden les roban alguna cosa para venderla y ganarse algo extra. Otros
simplemente se roban cualquier cosa que esté mal puesta y la venden más
adelante. Otros recogen desperdicios que aunque no están en malas condiciones,
tiene roto el empaque o están rotos. De hecho, la sazón del relleno de
empanadas y arepas que comen los carabobeños, son desperdicios botados allí que
recogen los hijos de quienes los cocinan.
¿Por qué
la antesala? Porque nada ocurre en ese mercado no sea observado por un millón
de ojos desde todas partes y a cualquier hora. Bastaba entonces simplemente con
preguntarle a la gente, incluso a nuestra contraloría social, y hubieran tenido
la información más precisa del mundo sobre los hechos, sobre las transacciones
subterfúgicas que allí se desarrollan. “Camarada, véngase un jueves a las tres
de la mañana para que encuentre no solo las tanquetas, sino a altos oficiales
aquí en el mercado, haciendo qué, preguntamos nosotros”, me comentaron compas
de los alrededores.
El
semanario Kikirikí hizo análisis numérico de lo que allí circula todos los días
y son números que aspavientan. Es casi el presupuesto de algún país del Caribe
o Centroamérica. 635 mil millones por día es la transacción de ese mercado. Me
asombra y confieso que al final me costó creerlo. Pero cuando vi ese “decomiso”
de azúcar, no dudé de la cifra. Si un saco de 50 kilos lo venden en 350 mil, y encima
dos hampones de la Guardia Nacional le cobran 10 mil más para dejarlo salir; y
el solo galpón que vimos tenía más de 500 sacos, no es extraño incluso que la
cifra no sea mayor. Súmele todos los renglones que allí se comercian y es fácil
llegar a la cifra de arriba.
Ah, por
cierto, recuerden que esa cifra deben multiplicarla por 30 días que tiene un
mes y luego por 365 que tiene un año, quitando 25 de diciembre y primero de
enero que no se trabaja. Número importante para saber cuánto de eso serviría
para financiar las cosas del país. Porque además, números más números menos, no
olvidemos que estamos hablando de mercado pequeño de mayorista pero que
comparado con otros mercados mayoristas es pequeño, puede que menos de la mitad
de Mercabar, y al menos cuatro veces menos que Coche o que el mayorista de
Maracaibo.
Y ahí
viene la pregunta ¿Dónde están los culpables? Porque toda esa mercancía, sino
el 90% fue comprada por el Estado, es decir es propiedad del pueblo. No hemos
visto ni un solo culpable con nombre y
apellido. Y el inefable –por lo difuso- presidente de la Sundee se atrevió a
decir que habían unos “civiles detenidos” ¿y los nombres?. ¿Y los militares?
pero si todo el mundo sabe que ninguna acción se tomó antes porque eran
militares quienes tenían el control de todo. Ahora llegan, toman el control
–oficialmente- de todo como si fueran héroes y de paso nombran una autoridad
única; aunque no se sepa dónde está la mercancía, ni cuál fue su destino, ni
qué van a hacer con ella o si la van a trasladar a algún otro mercado para que
siga la fiesta.
Porque
vinieron con el cuento de que se las llevaron a los Clap. Bueno, no hace falta
ser muy inteligente para saber que esa cantidad de mercancía decomisada
necesitó no cientos, sino miles de camiones para trasladarla de un lugar a
otro. Y eso no lo vio nadie. Otra pregunta: ¿por qué todo a oscuras, nada a la
luz pública? ¿No me digan que eso es un secreto militar, cuando todo el mundo
sabe que los secretos militares son imposibles hoy en día? El día de la rimbombancia, es decir, de las
cámaras y los flashes, solo dejaron entrar a VTV y Radio Nacional, es decir,
las partes interesadas. ¿Por qué dos semanas después sigue a oscuras todo lo
que ocurrió en Tocuyito, salvo las imágenes que ellos quieren que se muestren?
¿Por qué tanto oscurantismo?
Y una vez
más lo vuelvo a decir. Si no se consulta al pueblo las cosas que se hacen,
siempre se cometerán errores. ¿Por qué no se ha llamado a las comunidades
organizadas, a las comunas y a la sociedad civil, a que asuma la
responsabilidad de la organización y planificación de la distribución y venta
de toda esa mercancía? Eso tiene que ver con la subestimación, un criterio
según el cual el pueblo no es capaz de asumir responsabilidad. O del más
mediocre criterio paternalista según el cual yo ordeno y tú obedeces. Hazme
caso porque tú eres ignorante y no vas a entender. Eso es, ni más ni menos, es
corrupción moral.
De tal
manera que los hechos del Mayorista de Tocuyito, quedarán en la oscuridad
total, como el caso de las 76 toneladas de carnes que incautaron Maracay
¿recuerdan? Y que nunca se supo qué se hizo con ella, ni quiénes eran los
ladrones.
El
discurso es, de hecho, una práctica. No se puede decir una cosa y hacer otra.
Hasta ahora no he visto la convocatoria al pueblo para ninguna actividad
importante que tenga que ver con el problema de la alimentación o con cualquier
otro. Un signo inequívoco de que no se le tiene confianza. Mejor dicho, se le
tiene miedo.
Caminito
de hormigas…
María
Corina mandó emisarios a Miami para pedir que desde
allí presionen a la unidad Primero Justicia, Voluntad Popular para
acabar con las aspiraciones presidenciales de Henry… Por cierto, que el
anciano se las tomó en serio. Ha contactado varios empresarios buscando sus
apoyos financieros cuando sea candidato. Ya se da por elegido. “Son muy
mediocres” dice que dijo de ellos en una reunión… Sabe cuánto cobra
quincenal un empleado de Fundadeporte 5.700 y 10 mil de cesta ticket. Díganme
si eso no es una violación de la ley… Camaradas de Las Palmitas y Flor
Amarillo me denuncian que miembros de la GNB se están robando los materiales de
los edificios de petrocasa en construcción comenzando Carlos Arvelo. Llegan
camiones en la noche camarada, los guardias van sacando las cosas, pocetas,
lavamanos, barandas y otras cosas.

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