Columna de Eduardo Fernández
La democracia española
La democracia en España tuvo que
sufrir tres años de guerra civil, un millón de muertos y cuarenta años de
dictadura para poder abrirse camino a partir de 1976.
Han pasado los años. A veces da la impresión de que
las nuevas generaciones de líderes españoles han olvidado la guerra
civil. La transición hacia la democracia se produjo en un esquema en
el que predominaba el bipartidismo. Dos grandes fuerzas se fueron
consolidando. El Partido Popular y el Partido
Socialista Obrero Español.
En los últimos procesos electorales, el esquema
bipartidista ha sido sustituido por una fórmula en la que emergen cuatro
partidos políticos con representación parlamentaria significativa. El
parlamentarismo funciona bien cuando prevalece un sistema bipartidista en
el cual, por definición, uno de los dos partidos del sistema tiene mayoría
absoluta y, por tanto, puede gobernar sin dificultades, y el otro cumple el
papel de oposición y de alternativa.
En un esquema en el que ningún partido tiene mayoría,
se imponen los acuerdos para garantizar un gobierno estable. En el caso
español, en las elecciones de diciembre el Partido Popular ganó la mayoría
relativa, pero perdió la mayoría absoluta con la que había gobernado los primeros
cuatro años.
No fue posible ponerse de acuerdo con otras
formaciones políticas y hubo
que convocar de nuevo a los ciudadanos.
Hace un par de semanas el pueblo español volvió a
votar y el Partido Popular volvió a recibir la mayoría de los votos, esta vez
con mayor contundencia. Sin embargo, tampoco logró la mayoría absoluta. Se
requieren acuerdos parlamentarios y, lógicamente, la primera opción la tiene el
acuerdo entre las dos fuerzas más votadas, el Partido Popular y el Partido
Socialista Obrero Español.
Voceros del Partido Socialista alegan que tienen que ser
leales a sus votantes que votaron por ellos “para que fueran oposición”. Los
ciudadanos que votaron por el Partido Socialista Obrero Español lo
hicieron para que los socialistas fueran gobierno. Nadie vota por un
partido para que sea “oposición”.
Los partidos tienen que mantener una lealtad
fundamental con sus votantes. Pero hay una lealtad superior, y es con el
interés nacional. Este compromiso con el interés superior de España incluye por
supuesto el mandato de todos los electores. Todos los españoles quieren
contar con un gobierno estable y con una oposición que, en nombre del
interés superior de España, permita gobernar y ayude a que el país tenga un
buen gobierno.
Tener que concurrir a un nuevo proceso
electoral sería hacer el ridículo, y estoy seguro de que ninguno de
los partidos políticos españoles quiere hacerlo.
Seguiremos
conversando
@EFernandezVE

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