Columna de Eduardo Fernández
¡Bien por los obispos!
De nuevo,
los obispos producen un documento de importancia que diagnostica la crisis que
está atravesando Venezuela y orienta a los ciudadanos para encontrar caminos de
solución.
La
exhortación de la Conferencia Episcopal, reunida en asamblea plenaria, no puede
ser más oportuna y más pertinente. El título mismo de la declaración es
significativo: “El Señor ama al que busca la justicia” (Prov. 15,9).
Si algo hay
que hacer hoy en Venezuela es buscar la justicia, fortalecer la democracia y
promover la reconciliación nacional.
Los obispos
quieren compartir con el pueblo las angustias que sufren los ciudadanos y
comunicar la esperanza de que “reconciliados y en diálogo encontremos
soluciones eficaces a la presente crisis”.
“Soluciones
eficaces”. No se trata del triunfo de un grupo contra otro grupo. Eso no
traería soluciones eficaces. No se trata de sustituir una hegemonía por otra o
un sectarismo por otro. No se trata de darle rienda suelta a una nueva forma de
confrontación, se trata de buscar la justicia y el progreso en un clima de
reconciliación y de diálogo.
Los obispos
denuncian la crisis moral, económica, política y social que estamos padeciendo:
“Ha disminuido drásticamente la calidad de vida, la escasez y carestía de
alimentos, medicinas e insumos hospitalarios, nos están llevando a una crisis
de seguridad alimentaria y sanitaria, con consecuencias sociales impredecibles.
En la vida pública, crece la inseguridad, la impunidad y la represión”.
El discurso
belicista y agresivo de la dirigencia oficial hace cada día más difícil el
diálogo. Yo agregaría que la tendencia de algunos voceros de la oposición –de
hacerle el juego a la estrategia oficial y mantener un clima de alta
conflictividad– también complica la situación.
“La prédica
constante de odio, la criminalización y castigo a toda disidencia afectan a la
familia y a las relaciones sociales”.
“El auge de
la delincuencia y de la impunidad entorpecen el ordinario quehacer de la gente
y provocan, en poblaciones y ciudades grandes o pequeñas, verdaderos toques de
queda”.
Yo, que
acabo de sufrir junto con mi esposa la terrible experiencia de un encuentro con
el hampa y nos ha hecho sentir más cerca de los centenares de miles de
venezolanos que han pasado por la misma situación, no puedo menos que sentirme
interpretado por las palabras de nuestros obispos.
La
exhortación pastoral merece ser leída, estudiada, analizada, divulgada e
internalizada por toda la ciudadanía. Su lectura nos ayudará a entender la
magnitud de la crisis y a encontrar “soluciones eficaces”.
Seguiremos
conversando
@EFernandezVE
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