Columna
de Henrique Salas Römer
Los partidos huecos
Escribo
estas líneas apresuradamente. No conviene dejar pasar el momento.
Esta
semana triunfó en Guatemala un comediante, comediante y predicador, Un hombre
totalmente ajeno a la vida política convencional. Su victoria con 68% de los
votos fue calificada como derrota de “la vieja política”.
En
Argentina, Mauricio Macri surgió inesperadamente en la primera vuelta de la
elección argentina, y luce desde ya triunfador en la elección definitiva a la
presidencia del país austral. Fue una derrota contundente al peronismo, algo
impensable hasta el día domingo, y también del kirchnerismo, la expresión más
acabada de “la vieja política” en ese país.
En
Estados Unidos, se observa una tendencia similar a la renovación. El cirujano
Ben Carson ha pasado al primer lugar, seguido por el showman, Donald Trump, y
en el debate del día miércoles, nuevamente brilló Carly Fiorina, la ex
presidente de Hewlett Packard, todos, sin excepción, ajenos a la vida partidista.
De estos
resultados y situaciones se pueden sustraer dos conclusiones necesariamente
preliminares.
Primero,
que la sociedad moderna, la sociedad de la información y las comunicaciones, no
admite partidos huecos, pragmáticos, “negociadores”, vaciados de toda
ideología, huérfanos de sabor popular. Tampoco hombres o mujeres de paja, seres
insensibles, ajenos al palpitar emotivo de la población.
Segundo,
y he aquí quizás lo más polémico de lo que quiero plantear, que quizás, solo
quizás, se está produciendo un viraje de 180 grados que de darse, como parece
estarse dando, paradójicamente convertiría “la vieja política” en anti
política, y a aquellos surgidos del sentir popular, en expresión – si bien
incipiente – de la sociedad política que comienza a emerger a tono con la nueva
sociedad.
Entre
tanto, Dilma Rousseff, acosada, ella y Lula, por escándalos de corrupción, solo
cuenta con 10% de aprobación de gestión mientras Ollanta Humala en Perú,
discípulo de Lula, sufre también un importante descalabro. Correa en Ecuador y
Evo Morales en Bolivia, no viven su mejor momento.
La crisis
económica que afecta duramente los commodities, le ha cortado
las alas al populismo. Le ha hecho ver a sus respectivos pueblos, el engaño que
supuso repartir dinero sin generar fuentes de empleo, y de paso, ha puesto al
descubierto espantosos actos de corrupción, que en medio de la bonanza pasaban
desapercibidos.
De
existir en Venezuela libertad de comunicación, la situación de Nicolás Maduro,
victima además de sus propios desafueros y de la pesada herencia que Hugo
Chávez le dejó, sería realmente dramática. El control por parte del régimen de
la mayoría de los medios de comunicación, ha impedido hasta ahora que el drama
que se vive en miles de comunidades pueda transformarse en un vehemente
movimiento de indignación nacional.
Sin
embargo, el PSUV es hoy un partido hueco, vaciado de todo propósito de
grandeza, de toda ideología, centrado solo en su propia supervivencia.
También
se habla de partidos huecos en el seno de la MUD.
El
sentimiento popular favorece al cambio. El control de poder, la capacidad
económica, circuitos que eligen más diputados con menos votos, y las
maquinitas, si, las maquinitas, juegan a favor del Régimen.
Que cada
quien reflexione sobre lo que está ocurriendo en Venezuela y el mundo y, en
cuanto a las elecciones parlamentarias, rodeados los electores de huecos y
tropezones, lo inteligente es votar.
hsr.personal@gmail.com
@h_salasromer

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