Columna
de Rafael Rodríguez Olmos
“Todos vamos a morir…”
En realidad necesitaba concentrarme en el tema del avión de
combate venezolano que cayó a tierra en donde fallecieron los dos pilotos.
Tendrían que darme muchos argumentos para convencerme de que no lo derribaron,
porque sé que hechos como este ya ocurrieron en países como en Tanzania,
Namibia, Ruanda, Siria y otras naciones del mundo. Y en todos estaban metidas
las cochinas manos de la CIA.
Pero me tropiezo en Aporrea con la información de la ONU
según la cual 5,9 millones de niños menores de cinco años morirán por causas que pueden evitarse. Los niños son las
víctimas primarias de cualquier hecho que ocurra en la humanidad, y en la mente
de todos debe estar el cuerpo de Aylan Kurdi, un niño sirio de tres años
encontrado en las playas de Turquía cuando sus padres huyeron de la violencia.
También su madre y otro hermano murieron, solo el padre sobrevivió. Las redes
sociales se dieron banquete con la terrible foto y hasta la nazi revista
francesa Charlie Hebdo, hizo una fiesta y una burla con esa muerte.
Y dice la directora adjunta de Unicef, que es el Programa de la ONU
para la infancia, Ypka Brandt, que “salvar las vidas de millones de niños en
contextos urbanos y rurales, en los países ricos y pobres, es uno de los
primeros grandes logros del nuevo milenio, y uno de los mayores retos de los
próximos 15 años es acelerar aún más este progreso”.
En octubre del 2007, la misma Unicef aseguraba que “cada
3 segundos muere un niño de hambre en el mundo”.
Es decir, veinte niños por minuto; o lo que es lo mismo, unos 10 millones y
medio al año.
El mismo organismo internacional constaba
que en México, 5 millones de niños estaban en miseria extrema. En el México de aquel
entonces que se ha ido desdibujando y desapareciendo como nación, llevándose
consigo las herencias de Rulfo, Volpi, Poniatowska, Frida Kahlo o Diego Rivera.
Ahora es el México que dirige una clase política asociada a paramilitares, narcotraficantes
y que tienen como defensor a unas fuerzas armadas signadas por la corrupción en
donde los niños valen menos que nadie. Pero aún más, también las mujeres son
víctimas en ese país de algún fenómeno
imperdonable desde todo punto de vista que es el asesinato de mujeres. Único
caso en el mundo con esas características.
27 millones de trabajadores de este continente tienen menos
de 15 años de edad. Los niños que a diario se levantan sin
nada en el estómago, y en lugar de estudiar y jugar, trabajan, mendigan o hacen
piruetas en la calle en busca de la vendimia de algún samaritano, de esos que
aún se conduelen del dolor ajeno.
"Es evidente que las actividades
internacionales para el desarrollo se han mostrado inadecuadas en demasiados
países para conseguir que las niñas vayan a la escuela", dijo en
esa oportunidad la
directora Ejecutiva de UNICEF, Carol Bellamy, justo al anuncio de que 120
millones de niñas no acudían a la escuela.
"Se ha puesto un mayor énfasis en ver la
manera de ahorrar dinero y no de salvar vidas". Fue la enfática afirmación
entonces
de un miembro de Médicos Sin Fronteras cuando conoció el informe publicado por
la Organización Mundial de la Salud y la UNICEF, según el cual cada 30 segundos
muere un niño de malaria, enfermedad que se creía extinta. Según las cifras, en
los años 90 el número de casos fue cuatro veces mayor que en los años 70,
mientras que el número de muertes en hospitales es dos o tres veces más. Lo que
más impotencia e indignación produce es
que con sólo un dólar se puede curar a un niño de este temible flagelo.
Y mientras el médico hacía esa afirmación, Estados Unidos le pedía al Congreso 176 mil millones de dólares para
mantener 150 mil soldados estacionados en Irak, responsables ya de la muerte de
un millón de iraquíes.
La
señora Brandt, en su afirmación de ayer, parece sentirse compensada con las
acciones de la ONU que solo permitirá la muerte de 5,9 millones de niños.
Claro, lo compara con las cifras de hace ocho, cuando morían 15 millones de
niños por año.
Yo
respeto las cifras que anuncia la funcionaria, pero como para mí la ONU no es
más que un elefante blanco, tengo que decir que ese dato me suena a disfraz, a
mentira piadosa, a justificación de salario. Pongo solo dos ejemplos: cuántos
niños han muerto en la cruenta guerra de Siria, organizada y financiada por
Estados e Israel para acabar con Bachar Al Assad. Cuántos niños han muerto
producto de la cruenta política represiva del gobierno colombiano, cuyo país
tiene un tercio de su población desplazada hacia Venezuela, Ecuador y otras
partes del mundo. Y por eso dije dos ejemplos nada más, porque no hemos hablado
de niños palestinos, rwandeses, congoleños, somalíes, asiáticos y
latinoamericanos, donde afortunadamente en los últimos años disminuyó el
flagelo producto de las políticas de gobiernos progresistas, incluyendo el de
Venezuela que erradicó el analfabetismo y la desnutrición.
El
hecho real es que los responsables de resolver ese problema, no quieren
asumirlo. Y nadie puede sentirse tranquilo porque 5,9 millones de niños morirán
este año. Hace veinte años, en un reportaje que hacía en Colombia, entrevisté a
Ángel, un niño colombiano
de 11 años. Con una madurez asombrosa y una filosofía cotidiana me dijo: “todos
vamos a morir, tarde o temprano. Es mejor temprano que tarde… se sufre menos”.
Probablemente haya muerto temprano.
Caminito
de hormigas…
Fue
tan patética la marcha de la oposición este sábado que pasó, que nadie hizo
alusión de ello. Tampoco los medios de comunicación. Tienen la credibilidad en
el piso… Hay altos funcionarios del
gobierno que están convencidos del derribo del avión de combate Sukhoi. Están
abocados al cómo… Camaradas trabajadores del matadero de Cojedes me denuncian
que de manera intencional los directores retienen las reses hasta por siete
días para autorizar el sacrificio, por lo que pasan hambre y sed. Es uno de los
más sucios negocios de la corrupción, porque obligan al productor a
arrodillarse… Por cierto, 400 gramos
menos pesan los pollos del occidente de Carabobo por falta de alimentos… Schemel dijo que el descontento estaba
ganando las elecciones. Estoy de acuerdo, pero parece que el gobierno no lo
cree…

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