COLUMNA
DE HENRIQUE SALAS RÖMER
La ofensiva hacia el sur
De padre
negro, nacido en Kenya, y madre blanca, oriunda de Hawaii, criado entre Hawaii
e Indonesia antes de ingresar a Columbia y, finalmente a Harvard, donde obtiene
su título de abogado, la cosmovisión de Barack Obama tiene que ser diferente, y
de hecho lo es, a la de aquellos que lo precedieron.
También
lo es su gabinete. Tanto Joseph Biden, su vicepresidente, como John Kerry, su
canciller, son líderes parlamentarios que han presidido, Biden por largo
tiempo, la Comisión de Política Exterior del Senado norteamericano.
Conozco
personalmente a Biden. Conversamos larga y gratamente en New York en 2005,
durante un desayuno accidental, cuando al reconocerme, haló una silla y se sumó
con su invitado a la mesa donde yo desayunaba. Biden había viajado a la gran
manzana para conversar con factores capaces de brindarle apoyo en su aspiración
presidencial.
Se trata
de un hombre sobradamente inteligente, y muy dado a relacionarse sin mayores
formalidades, razón por la que le di muchísima importancia hace dos años a su
designación como representante personal del Presidente Obama para
Latinoamérica. Además, la decisión ponía de relieve la importancia estratégica
que, por vez primera, creo, le pone presidente alguno a sus vecinos del sur.
Mi
artículo Las Batallas del Sur, publicado en 2013,http://www.abcdelasemana.com/2013/06/20/las-batallas-del-sur/ les puede serles de interés.
Veamos la
otra cara de la moneda. Al momento de su nombramiento, EE.UU. había perdido
toda tracción en su propio hemisferio. De hecho, venían surgiendo foros
continentales (UNASUR, CELAC) de los cuales el “coloso del norte”, como país y
además Canadá, habían sido totalmente excluidos. Por complemento, la
petrochequera venezolana había reducido la presencia de Estados Unidos en la
OEA a un rol decorativo. Podía decirse que Fidel Castro, apoyado en el verbo
Chávez y el dinero venezolano, había logrado derrotar políticamente a la
primera potencia del mundo… y en su propio hemisferio.
Los
vicepresidentes norteamericanos han sido mayormente decorativos. Pero hoy,
cuando Barack Obama, a su manera, ha pasado diplomáticamente a la ofensiva, la
vicepresidencia ha cobrado un valor singular. La orden parece haber sido la de
remover todos los obstáculos y focos de irritación. Veamos.
En
agosto, EEUU suscribió un acuerdo piloto con Granada para suministrar petróleo
a precios y condiciones crediticias muy favorables. Aun cuando la cotización
del petróleo ha caído abruptamente, ese programa sin duda se extenderá
rápidamente, neutralizando ahora y en el futuro, el aprovechamiento de la
petrochequera como instrumento para controlar la OEA.
En
noviembre, Obama tomó una medida que habría sido imposible sancionar en un
Congreso polarizado. Emitió una orden ejecutiva que le otorga a los “ilegales”,
en su mayor parte latinoamericanos, tres años para formalizar sus trámites de
inmigración.
En
diciembre, EE.UU. restableció, después de 54 años, relaciones diplomáticas con
una Cuba que, asediada al perder el asidero económico venezolano, estaba
ansiosa de acelerar negociaciones tanto con EE.UU. como con la Unión Europea,
para lo cual cuenta, como cartas negociables, con la paz colombiana y el
gobierno de Maduro.
Desde
2011 he venido abogando por una salida diplomática que incluya a Cuba. La he
llevado dos veces a Washington y en una ocasión a Bruselas. Para mí sigue
siendo la mejor carta para una salida pacífica de la espantosa crisis que vive
Venezuela.
Sirva
este artículo de confesión de todo aquello por lo que he venido “conspirando”.
hsr.personal@gmail.com
@h_salasromer
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