ES EL MOMENTO PARA UNA PROFUNDA
REFLEXIÓN
Eddo Polesel
La crisis económica, social y política que sufre
el país no es causada por la baja actual de precio del petróleo sino es el
resultado de un proceso revolucionario que se gestó dentro de las corrientes
del golpe del 4 de Febrero 1992 y ha sido la consecuencia de proceso que -en su
fase práctica- se inició con las tres consignas hechas públicas en el
programa “alo Presidente” por el finado Presidente Chaves que fueron; Quienes
sufren hambre tienen derecho a robar; Están botados; cuando decapito a
PDVSA de los técnicos y politizo su gestión y finalmente con la frase
-expropiase- que dio paso a todas las acciones que afectaron tanto la propiedad
como las actividades privadas del área productiva. La actual caída de los precios no ha
hecho otra cosa que hacer la crisis más aguda sino, dejar sentado, que la causa
fundamental han sido la forma como se han dilapidados, en un sin número de
formas y acciones irregulares, el todo aunado a un proceso corruptivo sin
límites combinado con dadivosas políticas de ayudas -interna y externa- aun con
el precio a 100 dólares por barril, la crisis se hubiese profundizado por los
efectos devastadores del modelo político adoptado: así, lo dio a entender al
ser defenestrado, el ex ministro Jorge Giordani por las irregularidades
cometidas en ocasión de la última elección del Presidente Chávez.
Frente la gravedad de la situación cuyos principales problemas están a la vista consideramos importante citar, repitiendo, al intelectual ARTURO USLAR PIETRI que nos dejó este legado: Para saber dónde ir debemos saber dónde estamos y mucho más de dónde venimos.
Hacia donde ir: A la recuperación de la democracia como sistema de gobierno y a la recuperación de la Soberanía Nacional y con ello a la recuperación de la autonomía nacional en nuestras decisiones, a favor de la cultura del progreso sostenible y en paz.
Donde Estamos: Estamos muy mal, en todos los sentidos; el modelo político impuesto no da para más; y tenemos que admitir que han sido exitosos -en lo negativo- en su afán de imponer una revolución que ha sido destructiva, empezando por el aparato productivo privado e incluso el público (véase empresas del sector básico en quiebra en mano del Estado) así como en vaciar al Banco Central de Venezuela (BCV) de las Reservas Internacionales del país; recordemos el “milloncito” inicial reclamado por el finado Presidente; han acabado PDVSA y el inmenso caudal de recursos, producto de un petróleo a más de cien dólares por barril; y a consecuencia de una pésima y corrupta administración han colocado en un estado de quiebra técnica a las empresas del sector básico -que incluye PDSVA- las cuales sobreviven con los aportes de dinero inorgánico emitido por parte del BCV para pagar sueldos cuyo efecto directo es una hiperinflación que devora el limitado poder adquisitivo de los asalariados, destruye el ahorro nacional y los activos de las empresas privadas, las sobreviven a los persistentes y continuos castigos impuestos por la política económica del régimen imperante. Las colas -aun cuando se escondan en los sótanos- son la evidencia irrefutable que pone al descubierto una situación de profundos desequilibrios entre una elevada demanda y una escasa oferta de bienes; se sobrevive con la importación de alimentos en total competencia con la producción nacional ; la escasez, que estructural, que se intenta responsabilizar a otros que se pretende condenar radicalizando las acciones represivas en contra de empresas y empresarios y ahora con la velada amenaza del empleo de armas de guerra para repeler lo que han venido defiendo como actos y manifestaciones hostiles al gobierno.
Frente a todo ello el inmovilismo, la falta de autoridad para el control civil, que está demostrada en forma evidente por los asesinatos que a diarios se producen y que quedan impunes, todo ello esta indica que el modelo estatista ha fracasado en lo económico y en lo social. En efecto los ciudadanos, en general, somos víctimas de una guerra declarada desde adentro que ha venido minando la base de la sociedad sin haber creado un sistema sustitutivo que enmendara los errores del pasado. Con la revolución bolivariana -que ofende a nuestro libertador- hemos retrocedido y hemos llegado, por vía de la revolución bonita, a ser el segundo país más pobre de Latinoamérica después de Haití. Tenemos, entro otros, el record del más alto índice de homicidios y la más alta inflación del mundo occidental. Y para completar el cuadro, somos un país altamente endeudado tanto en lo interno así como a nivel internacional y somos maulas porque no cumplimos con los compromisos adquiridos y no respetamos los Tratados y los Acuerdos Internacionales especialmente los referidos a los derechos humanos fundamentales
De dónde venimos: venimos de un sistema democrático con gobiernos civiles imperfecto pero perfectible el cual, dentro de sus limitaciones se alcanzaron logros significativos, especialmente en la segunda mitad del siglo pasado, que nos había colocado entre los países emergentes; es decir, en vía de desarrollo entre los países con un sistema político en sintonía con en el mundo moderno, de progresos políticos y sociales. Ascenso que, por la sumatoria de circunstancias complicaron el cuadro institucional a tal punto hasta que, en la segunda mitad de la década de los noventa del siglo pasado, accidentalmente se vino perdiendo la brújula que a partir de 1958 nos había indicado que, a pesar de las complicaciones insurreccionales, un proyecto político basado en un sistema de libertades (aun cuando las económicas quedaron restringidas hasta 1991); sistema político que, según lo sentencio Winston Churchil, con referencia al sistema democrático, era el menos malo de los sistemas de gobierno.
Derrotero que, una vez que se cumpla este inimaginable ciclo perverso, debemos iniciar la reconstrucción del país; al respecto y debemos estar claros que todo ellos se debió entre otras causas, acerca de las cuales todo, en cierta forma, tenemos grados de responsabilidad la principal, que recae sobre quienes gobernaron a partir de 1999, ha sido el cáncer que se anido en la hermana República de Cuba a partir de 1959 que ha sido el que ha servido de guía ideológica a un sector de ultra izquierda que, aun cuando sus principales líderes se beneficiaron de la política de pacificación instituida a partir del Gobierno de Raúl Leoni 1964-1969, fueron objeto de una instrumentalización y utilizados como un puente político para lograr lo que no había podido lograr Fidel Castro cuando el Presidente Rómulo Betancourt a la solicitud con petróleo le dijo que él no que no haría política con el petróleo; desafortunadamente, por haber los gobernantes actuales utilizado el petróleo para fines ideológicos, estamos donde estamos. El país pensante, con a la cabeza sus organizaciones más representativas de la sociedad y de las organizaciones políticas democrática, deben tomar la iniciativa de señalar caminos posibles y esto será el TEMA de las próximas entregas
Frente la gravedad de la situación cuyos principales problemas están a la vista consideramos importante citar, repitiendo, al intelectual ARTURO USLAR PIETRI que nos dejó este legado: Para saber dónde ir debemos saber dónde estamos y mucho más de dónde venimos.
Hacia donde ir: A la recuperación de la democracia como sistema de gobierno y a la recuperación de la Soberanía Nacional y con ello a la recuperación de la autonomía nacional en nuestras decisiones, a favor de la cultura del progreso sostenible y en paz.
Donde Estamos: Estamos muy mal, en todos los sentidos; el modelo político impuesto no da para más; y tenemos que admitir que han sido exitosos -en lo negativo- en su afán de imponer una revolución que ha sido destructiva, empezando por el aparato productivo privado e incluso el público (véase empresas del sector básico en quiebra en mano del Estado) así como en vaciar al Banco Central de Venezuela (BCV) de las Reservas Internacionales del país; recordemos el “milloncito” inicial reclamado por el finado Presidente; han acabado PDVSA y el inmenso caudal de recursos, producto de un petróleo a más de cien dólares por barril; y a consecuencia de una pésima y corrupta administración han colocado en un estado de quiebra técnica a las empresas del sector básico -que incluye PDSVA- las cuales sobreviven con los aportes de dinero inorgánico emitido por parte del BCV para pagar sueldos cuyo efecto directo es una hiperinflación que devora el limitado poder adquisitivo de los asalariados, destruye el ahorro nacional y los activos de las empresas privadas, las sobreviven a los persistentes y continuos castigos impuestos por la política económica del régimen imperante. Las colas -aun cuando se escondan en los sótanos- son la evidencia irrefutable que pone al descubierto una situación de profundos desequilibrios entre una elevada demanda y una escasa oferta de bienes; se sobrevive con la importación de alimentos en total competencia con la producción nacional ; la escasez, que estructural, que se intenta responsabilizar a otros que se pretende condenar radicalizando las acciones represivas en contra de empresas y empresarios y ahora con la velada amenaza del empleo de armas de guerra para repeler lo que han venido defiendo como actos y manifestaciones hostiles al gobierno.
Frente a todo ello el inmovilismo, la falta de autoridad para el control civil, que está demostrada en forma evidente por los asesinatos que a diarios se producen y que quedan impunes, todo ello esta indica que el modelo estatista ha fracasado en lo económico y en lo social. En efecto los ciudadanos, en general, somos víctimas de una guerra declarada desde adentro que ha venido minando la base de la sociedad sin haber creado un sistema sustitutivo que enmendara los errores del pasado. Con la revolución bolivariana -que ofende a nuestro libertador- hemos retrocedido y hemos llegado, por vía de la revolución bonita, a ser el segundo país más pobre de Latinoamérica después de Haití. Tenemos, entro otros, el record del más alto índice de homicidios y la más alta inflación del mundo occidental. Y para completar el cuadro, somos un país altamente endeudado tanto en lo interno así como a nivel internacional y somos maulas porque no cumplimos con los compromisos adquiridos y no respetamos los Tratados y los Acuerdos Internacionales especialmente los referidos a los derechos humanos fundamentales
De dónde venimos: venimos de un sistema democrático con gobiernos civiles imperfecto pero perfectible el cual, dentro de sus limitaciones se alcanzaron logros significativos, especialmente en la segunda mitad del siglo pasado, que nos había colocado entre los países emergentes; es decir, en vía de desarrollo entre los países con un sistema político en sintonía con en el mundo moderno, de progresos políticos y sociales. Ascenso que, por la sumatoria de circunstancias complicaron el cuadro institucional a tal punto hasta que, en la segunda mitad de la década de los noventa del siglo pasado, accidentalmente se vino perdiendo la brújula que a partir de 1958 nos había indicado que, a pesar de las complicaciones insurreccionales, un proyecto político basado en un sistema de libertades (aun cuando las económicas quedaron restringidas hasta 1991); sistema político que, según lo sentencio Winston Churchil, con referencia al sistema democrático, era el menos malo de los sistemas de gobierno.
Derrotero que, una vez que se cumpla este inimaginable ciclo perverso, debemos iniciar la reconstrucción del país; al respecto y debemos estar claros que todo ellos se debió entre otras causas, acerca de las cuales todo, en cierta forma, tenemos grados de responsabilidad la principal, que recae sobre quienes gobernaron a partir de 1999, ha sido el cáncer que se anido en la hermana República de Cuba a partir de 1959 que ha sido el que ha servido de guía ideológica a un sector de ultra izquierda que, aun cuando sus principales líderes se beneficiaron de la política de pacificación instituida a partir del Gobierno de Raúl Leoni 1964-1969, fueron objeto de una instrumentalización y utilizados como un puente político para lograr lo que no había podido lograr Fidel Castro cuando el Presidente Rómulo Betancourt a la solicitud con petróleo le dijo que él no que no haría política con el petróleo; desafortunadamente, por haber los gobernantes actuales utilizado el petróleo para fines ideológicos, estamos donde estamos. El país pensante, con a la cabeza sus organizaciones más representativas de la sociedad y de las organizaciones políticas democrática, deben tomar la iniciativa de señalar caminos posibles y esto será el TEMA de las próximas entregas

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