COLUMNA DE ANTONIO ECARRI BOLÍVAR.
Velutini y Cohén también hacen falta
Antonio Ecarri Bolívar
“La burguesía nacional es oprimida por el imperialismo
y constreñida por el feudalismo y de ahí su contradicción con ambos. En este
sentido, constituye una fuerza revolucionaria”. Mao Tse Tung.
No conozco a Luis Emilio Velutini tampoco a la familia
Cohén, ni ando en busca de negocios con esos grupos al que ellos pertenecen ni
con ningún otro. Digo esto de entrada por las consabidas “malas lenguas” y el
empeño de asociar a los políticos con los empresarios de manera torva e
indecente. Por mi parte hago mías las palabras, mutatis mutandi, de Rómulo
Betancourt: “cuando los empresarios se meten a políticos y los políticos a
empresarios la democracia se fuñe”. Aclarado esto, vamos a lo que nos interesa
resaltar: que los empresarios venezolanos se van de aquí a invertir a otra
parte donde se les garantice seguridad a su dinero…como ha sido, es y será en
todo sitio y lugar.
Mientras este gobierno no rectifique su torpísima
política económica, que ha espantado a los capitales foráneos y nacionales,
seguiremos “cuesta abajo en la rodada” como nos lo recuerda Gardel en el famoso
tango de Alfredo Le Pera. Esa cuesta inclinada no la va a enderezar nadie, sino
una sabia rectificación que no se otea en el horizonte, a menos que Poleo tenga
razón y ocurra gracias al ajedrez que juegan los hermanos Castro con el
Imperio.
El tema de Velutini y Cohén viene a cuento debido a
que estuve el fin de este año pasado en la República Dominicana, un país que es
veinte veces más pequeño que Venezuela y no tiene petróleo pero nos aventaja en
la sabia orientación de un gobierno que decidió salir del atraso incentivando
la educación y atrayendo los capitales que se van de Venezuela.
Allá están los Velutini, los Cohén y muchos
venezolanos que al no encontrar sino inseguridad en su propio país hacen
inversiones en otros lugares. A los Cohén les expropiaron, de manera
canallesca, el Sambil de la Candelaria por pura maldad y reconcomio. Pues bien,
los dominicanos les abrieron las puertas y en Santo Domingo construyeron uno
que pudo haber sido edificado en San Fernando, Puerto Cabello, Cabimas o en
cualquier otra ciudad de Venezuela.
Mientras tanto, Velutini y sus empresas construyeron
un Centro Comercial en Santo Domingo llamado Blue Mall que tiene 20.000 mts
cuadrados, con una inversión de US$ 160 millones y el Hotel anejo, en alianza
con la JW Marriot, es el primero del Caribe con 15.000 metros cuadrados. Ahora,
se va a Punta Cana a impulsar otra inversión en alianza con el Grupo dominicano
Puntacana, donde van a construir otro Blue Mall con una inversión de 50
millones de dólares y van a crear una red de centros comerciales en toda esa
isla caribeña, en vez de hacerlo en nuestro país. Todo esto lo supe al leer la
revista Forbes, donde entrevistan a Velutini, el fin del año recién finalizado.
A mí me alegra el éxito de los demás en cualquier
parte por no ser chovinista, pero lo único que lamento es que nuestros
inversionistas, venezolanitos comedores de caraotas y arepas, estén llevándose
su dinero a otras partes porque en su país los espantan; en contradicción
flagrante con lo defendido por los auténticos revolucionarios de todas las
épocas, es decir, la necesaria alianza con las burguesías nacionales, tal como
lo decimos en el epígrafe de este mismo artículo recordando al camarada Mao. El
próximo gobierno, que va a reconstruir a Venezuela, necesitará de todos los que
han sido espantados por este régimen.
Aprende Maduro y recuerda que el sentido común, que a
veces en tu gobierno parece el menos común de los sentidos, deberá prevalecer
antes que el colapso sea definitivo y nos lleve a todos por delante, pues el
hambre… ¡no tiene ideología! Y, por el amor de Dios, déjanos algo para la reconstrucción.
@EcarriB
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