CONSENTIDOS EN VENEZUELA,
CONDENADOS EN PARÍS
Por Claudio Fermín
El asesinato de 12 periodistas
y dibujantes en la sede del semanario parisino “Charlie Hebdo” ha sido objeto
de un repudio universal. Casi 4 millones de manifestantes en París y otras
ciudades francesas han rechazado el terrorismo y a los yihadistas, quienes como
todos los sembradores de odio buscan la liquidación física de quienes no
piensan como ellos.
Jefes de Estado, líderes
políticos y religiosos, escritores y músicos de todas partes del mundo han
levantado su voz y se han hecho presentes en las calles. Varios clérigos
musulmanes han sostenido que estos criminales lesionan al Islam ante todos y
para siempre, mucho más que cualquier caricatura u opinión escrita.
Dudo que esta nauseabunda acción criminal haga retractarse
a quienes promueven la extinción del contrario, creen en la violencia como
recurso necesario y ven en cualquier promotor de la convivencia y de la paz un
fofo incapaz de restearse por una causa.
Lo cierto, sin embargo, es que
12 muertos han conmovido el planeta en pocas horas.
Al mismo momento que este
hecho sacudía Europa y el mundo, en el cementerio de Turmero se producía una balacera
que dejaba 7 muertos y 5 heridos en medio del entierro de Willy Fajardo, de 29
años, quien había matado 5 personas pocas horas antes, en Año Nuevo.
No habían enterrado esos 7 que
velaban a Fajardo cuando 8 jóvenes de la banda de José Antonio Tovar, “El
Picure”, fueron masacrados en enfrentamiento con militares. Ya 20 facinerosos
de esa banda que tiene azotados a comerciantes, ganaderos y agricultores del
centro del país, habían sido asesinados hace pocas semanas en retaliación por
la muerte de efectivos policiales y
militares.
Todo eso ocurre a cada rato en
cualquier ciudad nuestra. De eso no se habla en Venezolana de Televisión, ni en
la Asamblea Nacional ni en las abusivas cadenas de Maduro. Tampoco en el
Noticiero de la Patria, cursi nombre de una cadena que varias veces al día se
zampa en los tuétanos a los venezolanos.
El mismo día del
ajusticiamiento de los malandros de “El Picure”, un empresario zuliano era
abaleado en una arepera en El Vigía y una niña de 2 años de edad era asesinada
en un robo en la ciudad de La Victoria. De disparo en la cabeza perdía la vida
Anthony Escobar, de 23 años, en el barrio Brisas de Oriente en Carrizal y Henry
Araque, promotor de Herbalife, era liquidado en la Avenida México de Caracas.
Hanser Serrano, vendedor de
ropa en Guarenas, era muerto a tiros en la espalda y el cuello. Jesús Carrillo,
de 24 años de edad, empezando la vida, era tiroteado en el barrio Milagro Sur
en la Cañada de Urdaneta y en el mismo estado Zulia José Sierra, de 26 años,
era muerto de balazo en la cabeza en la carretera Casigua a El Guayabo.
Esa es la crónica incompleta
de los sucesos sangrientos de cualquier día en Venezuela. 25.000 homicidios en
2013. 26.000 en 2014.
Un país en el que quien hace
de Presidente revela que él y su gobierno mantienen relaciones con 600 bandas
para pedirles, “de pana”, que se incorporen pacíficamente a la sociedad. Chávez
los llamaba sus “buenandros” y tachaba de oligarcas a quienes los tildaban de
malandros o delincuentes.
Siguen armados hasta los
dientes. Sicarios, traficantes de drogas, pranes, azotes de barrios y malandros
de todo pelaje poseen más poder de fuego que las modestas policías municipales.
Cada día hay más cuerpos
armados: el SEBIN, los de Inteligencia del Ejército, la Guardia del Pueblo, la
Bolivariana, las policías de los Estados. A eso agreguen las milicias. Ahora
hay más uniformes detrás de los cuales se resguardan criminales y truhanes de
toda índole. Terroristas de distintas categorías se esconden detrás de la
figura de los colectivos.
Todo eso pasa a diario en
Venezuela, mientras el Presidente, de pasadita por China, Irán y Qatar, cumple
con el protocolo diplomático solidarizándose con Francia y expresándole toda su
“solidaridad y amor” por los muertos de “Charlie Hebdo”.
@claudioefermin
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