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jueves, 30 de octubre de 2014

EL PETRÓLEO; PROBLEMA Y SOLUCIÓN. Por: Eddo Polesel

COLUMNA DE EDDO POLESEL


EL PETRÓLEO; PROBLEMA Y SOLUCIÓN
 
Eddo Polesel

     Como en otras oportunidades volvemos a referirnos al petróleo, con mucha más razón ahora que se ha convertido en nuestro único producto de exportación que, a causa de la adopción por parte del régimen del rentismo, como política del Estado socialista, dependemos casi totalmente del ingresos petrolero para comer y, en esta precaria situación, sería importante reeditar la valiosa documentación con los planteamientos formulados, en la década de los treinta del siglo pasado, en ese orden por Alberto Adriani,  Arturo Uslar Pietri y Juan Pablo Pérez Alfonso para comprobar las justificadas preocupaciones de esos ilustres venezolanos acerca del riesgo que esa fuente de riqueza -regalada por la naturaleza- al ser explotada irracionalmente llegaría a impactar negativamente las actividades económicas internas. Riesgo que se ha hecho aún mayor a consecuencia del alto valor estratégico que fue adquiriendo el petróleo el cual terminó siendo el factor más dinámico para las transformaciones tecnológicas en el siglo XX, que si bien impulso el progreso de los país desarrollados, en cambio en nuestro caso, por la forma como fueron utilizados los recursos generados  se convirtió, como lo advirtieron, en un problema y ahora  el drama que vivimos.

  Independientemente de las diferencias conceptuales que pudieran haber habido con relación al tratamiento de la materia petrolera en el siglo pasado podría resultar interesante analizar la evolución de las decisiones políticas con relación al proceso de reversión que, de hecho, se inició 1942, con el gobierno del General Isaías Medina Angarita 1941-1945 que le impuso el pago de un Impuesto Sobre la Renta a las concesionarias y con la Reforma Petrolera unifico en un cuerpo legal todas las concesiones dadas por los gobiernos anteriores, limitando  las concesiones a cuarenta años a partir de 1943. En 1960 el Presidente Rómulo Betancourt, con el Ministro de Minas e hidrocarburos Doctor Juan Pablo Pérez Alfonso, ratifica el criterio de no más concesiones; se crea la CVP Corporación Venezolana del Petróleo; se funda la OPEP y se inicia el proceso de cambio denominado, la reversión petrolera. En la década de los sesenta el Congreso Nacional y los gobiernos dictaron las disposiciones legales para ir estableciendo el basamento jurídico para poner en práctica la decisión política a fin asumir el control de los hidrocarburos. En enero de 1975 el Presidente Carlos Andes Pérez, que hay que resaltarlo -no ha expropiado como ha venido ocurriendo bajo el actual régimen- sino que se nacionalizo/estatizo, con base a una Acta Convenio la cual contemplaba el pago de los activos a las concesionarias y complementada con un acuerdo con las mismas de asistencia técnica y la cesión de una cuota del mercado de exportación. Se crea Petróleo de Venezuela PDVSA, que la preside exitosamente el ingeniero (GR) Miguel Alfonso Ravard acompañado, en la gerencia operativas, de Venezolanos capacitados que ocupaban altas posiciones en las empresas concesionarias, con lo cual se da inicio la expansión de la industria generando un rápido aumento de las reservas probadas de petróleo; se elevó la capacidad de refinación para exportar productos de mayor valor agregado; se Internacionalizó PDVSA con la compra de refinerías en el exterior para la colocación segura de petróleo pesado, con el resultado de que nuestra industria llego a ser entre las primeras del mundo. Ahora, si bien podemos entrar en discusión con relación a las dificultades de las variadas naturaleza que se debieron enfrentar y de cómo se resolvieron a partir de la decisión de no más concesiones hasta la nacionalización, es difícil negar que con los Gobiernos civiles 1959-1999, especialmente en los primeros veinte años, Venezuela había logrado insertarse en el contexto de los países democráticos, enrumbándose en un proceso de desarrollo diversificado y con pleno respeto de los compromisos internacionales se lograron significativos progresos que se complementaron con una política internacional, autónoma e independiente.

El Problema existencial, un cambio paradigmático:

            Con el proceso revolucionario iniciado en 1999 se ha venido imponiendo un cambio del modelo político y económico con una injustificada radicalización en contra de las actividades privadas y con una progresiva estatización de las actividades económicas en general. En el sector petrolero se ha procedió a una progresiva exclusión de inversionistas nacionales y extranjeros que se adhirieron a la condiciones de la apertura petrolera realizada por el Presidente Caldera 1994-1999, y duele admitir, que la PEDVSA  roja rojita de hoy no es ni la sombra de la de 1999. En efecto, no ha sido capaz de recuperar la producción de petróleo a los niveles de 1999; está fuertemente endeudada; la producción de las refinerías ha bajado a niveles preocupantes y Venezuela está importando petróleo liviano para poder vender nuestro pesado; importamos gasoil y derivados para producir gasolina que, una buena parte, se fuga por el contrabando de extracción; PDVSA paga una abultada nomina con financiamiento del Banco Central que, por el aumento del circulante, significa que se sigue imprimiendo billetes, lo cual llevara la inflación a límites insoportables; la situación financiera y patrimonial está muy comprometida como lo demuestran las reclamaciones por las expropiaciones presentadas por antes el CIADI y para completar PDVSA ha hipotecado la reserva de petróleo para garantizar el pago de préstamos, para financiar gastos social y ha venido funcionando como la caja chica del gobierno desviándose de su objetivo primordial que era y es producir y exportar petróleo.

La vía para una solución menos traumática:

Pasado este huracán, para evitar una larga y difícil recuperación que requeriría del esfuerzo de varias generaciones, el petróleo que nos queda -puede y debe- servir para la reconstrucción de las infraestructuras que soporte a un desarrollo sostenible. Sin embargo, es vital tener en cuenta, que se requiere de un cambio de 180 grado de las políticas públicas que han sido las causantes de esta situación.  A ello deben dedicarse tanto las organizaciones político-partidista democráticas, así como las organizaciones más representativas de la sociedad organizadas empezando por las empresarial  para la adopción, con el retorno de los gobiernos civiles, de una Estrategia de Desarrollo que contemple las etapas por las cuales, paso a paso, debemos transitar para pasar de una economía estatizada que vino para destruir las actividades productivas del país y ha  neutralizado el esfuerzo individual para ir, con pie firme, hacia una economía competitiva, sostenible,  transparente y capaz de generar riqueza y bienestar en paz y en libertad, haciendo del petróleo la palanca para la trasformación y la modelización del país el cual en estos quince años ha retrocedido  por lo menos  un siglo
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