COLUMNA DE HECTOR AGÜERO.
El libro del paramilitarismo
Héctor Agüero
Las
declaraciones oficiales dejando entrever nexos del paramilitarismo con el
asesinato del dirigente Robert Serra coincide con la aparición en Bogotá de
“Guerras Recicladas” un denso libro fruto de una investigación minuciosa de la
periodista María Teresa Ronderos quien describe con precisión los orígenes de
este movimiento, su apogeo, sus relaciones con la oligarquía neogranadina y la
violencia que engendra esta conducta.
Ahora
que la señora Holguín máxima representante de la diplomacia de la Casa de Nariño
va a encontrarse con Nicolás Maduro y con Rafael Ramírez valdría la pena que le
obsequiaran un ejemplar de este libro para que tenga una idea cabal de esta
deformidad social que azotó y azota a su país,
Colombia, azota a Venezuela y está latente en nuestro continente como
forma bestial de manejar la cosa política. Que no adopte (la niña Holguín) esa
pose de picá de culebra cuando se diga
que el paramilitarismo es un batío entre el ébola y el Estado Islámico, pero
con partida de nacimiento colombiana. Igual valdría la misma recomendación para
el asomao de Milos Alcalá, descarado defensor de la mentalidad y del actuar
paramilitar cuando se menciona el vil asesinato del joven Serra. El mismo
encargo se les podría hacer al grupito opositor que viaja con mucha frecuencia
al vecino país para recibir instrucciones y billetes de parte del Pacificador
Uribe y regresa para sembrar el mal y
negar el derecho a la tranquilidad a nuestros compatriotas.
Sostiene
la periodista que en la aparición y desarrollo del paramilitarismo convergieron
múltiples intereses propios del contexto colombiano, a saber, el temor de políticos del interior a la
aparición de nuevas formas política más fuertes y más legítimas que provenían
de la izquierda desmovilizada, la resistencia de terratenientes (aún persiste)
a cualquiera reforma de la propiedad de la tierra, la ideología de la Guerra
Fría que tomaba la lucha contra el comunismo como pretexto para reprimir los
movimientos sociales, el narcotráfico y su alianza con el Poder, la delegación del poder central hacia poderes
locales a sabiendas que no eran eficaces, los evidentes nexos entre paramilitares y élites como señala
entre, otros, la investigación de Arcoíris, de la Corte Suprema y de la Fiscalía,
para sólo mencionar algunas, así como el vínculo de élites locales y militares
locales.
Se
le atribuye al Poder Central la responsabilidad de inflar el mito paramilitar
de que fue una defensa legítima contra las guerrillas pero todos sabemos que
fue una monstruosidad y la gran
mentira del paramilitarismo fue hacer creer que eran necesarios. Un ejemplo
ilustra esta situación: durante un quinquenio en los Montes de María, que queda
a tres horas en carretera de Cartagena, se produjeron cincuenta y cinco
masacres autoría de las Autodefensas Armadas de Colombia, AUC, nombre pomposo
de los paramilitares o Paracos que arrojaron cientos de asesinatos y es de
todos conocidos que el presidente de la república y toda la élite nacional van
a descansar a Cartagena y nadie hizo nada, nadie los frenó, concluye la
periodista en esta valiosa investigación.
Seguimos adelante
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