Columna
de Rafael Rodríguez Olmos
Cuando lo cotidiano sorprende
La gente de los barrios me contaba con la mayor naturalidad
una anécdota que no solamente me crispó la piel, sino que me llenó los ojos de
lágrimas. De inmediato me llegó Chávez a la mente. ¿Cuál sería su expresión si
le dieran una noticia de este tipo? Me pregunté. Resulta que resurge una
modalidad en la cotidianidad de las comunidades que es necesario analizarla y
medirla: el dueño del abasto le vende una cucharada de leche en polvo o una de
margarina, envuelta en un papelito por cinco bolívares. Me deprimió esa
información. Creo que Chávez se hubiera puesto a llorar. Yo lo viví hace
cuarenta o cuarenta y cinco años, cuando mi mamá me mandaba a comprar una
cucharada de pasta de tomate, o de manteca, u ocho aceitunas y cuatro
alcaparras que el gocho Alejandro me ponía en un frasquito que yo llevaba, para
darle gusto al arroz con pollo de algunos domingos, cuando la fortuna tocaba la
puerta de la casa.
Debe ser por ello que me golpeó tanto ese comentario de la
gente de las comunidades, a quienes les parece un hecho cotidiano y natural.
Ese mismo día me encuentro una amiga que angustiosamente está
haciendo un bolso de cinco mil para hacerse unos exámenes médicos, porque
ningún organismo la pudo ayudar, mucho menos Barrio Adentro. “Voy yo de primero
camarada porque son urgentes estos exámenes” me dijo casi con vergüenza.
Otro amigo de otra comunidad, tiene la depresión a millón.
“No me jodas Rafael, yo di lo que me pidieron, me hicieron esperar ocho meses y
resulta que a todos le dieron carro me nos a mí que escribí era para taxi y
para ganarme la vida. ¿Cómo defiendo esta mierda?”, me increpaba en tono
agresivo.
“Camarada, cómo es posible que esa muchacha lleva cuatro años
esperando su cargo fijo en el hospital y ahora aparece una enfermera como un
paracaídas que ocupa su puesto. ¿Cómo le digo a mi hija que se mantenga de este
lado? Está triste, desilusionada”, me dijo con lágrimas en los ojos una vieja
amiga para quien Chávez es Dios, literalmente. Es la única vieja que no habla
de Dios, sino de Chávez como principio y fin.
Diré el nombre de otra amiga, mi camarada Rosalba porque
siempre me ha acompañado. Lleva dos años tratando de ser operada de cálculos en
la vesícula. No ha habido un sitio donde no vaya, no ha habido una puerta que
no toque. No se queja, solo pide ayuda. Ama a Nicolás como amaba a Chávez y no
permite que nadie hable mal proceso. ¿Morirá de negligencia esperando una ayuda
que nunca llega?
Si nos dejáramos llevar por estos hechos, diríamos que esta
revolución murió; y que el socialismo solo se quedó en el discurso de Nicolás y
los voceros del gobierno.
Son hechos que deprimen mucho y que es menester tener una
conciencia muy clara de los problemas que tenemos y cómo solventarlos.
Pero muchas cosas buenas ocurren en esta revolución que ni
siquiera se conocen porque nunca hemos tenido una política comunicacional.
Chávez siempre se quejó de ello.
Cuando analizamos los hechos arriba mencionados, encontramos
que son muy simples de resolver. Basta que se cumplan dos premisas
fundamentales: uno, un partido con hombres y mujeres claros en lo que se está
buscando; y dos, un aparato burocrático que sea eficiente y sobretodo no
corrupto.
Aunque debemos reconocer que esas dos premisas le quitan lo
simple a la solución.
Y es que dentro de un proceso tan complejo como este, la
claridad política es fundamental. Era la razón por la que Hugo hacia tanta
insistencia en la formación, porque no es posible entender nada, si no se
estudia. Por cierto, finalmente habrán leído el librito de Mao que Chávez les
repartió públicamente a los ministros y luego preguntó si alguien lo había
leído. Dejando constancia de que Mao era muy didacta y fácil de entender hasta
en su complicada filosofía política. Pero si no han leído a Mao, ni de vaina
que a Marx, que si hay que echarle bolas para asimilarlo.
En esas dos premisas, está el quid del problema y el destino
de la revolución. El partido debe ser un órgano contralor del proceso y del
gobierno. Indicarle a éste cuando esté errado. Una primera condición es que
ningún jefe del partido puede ser alcalde, gobernador, presidente de empresas
del Estado o de organismos públicos. Eso es una contradicción y genera
obligatoriamente hechos de corrupción. Todo jefe del partido está obligado a
hacer público sus bienes. Incluso si tiene más bienes de los necesarios para
tener una vida cómoda, debe considerarse opulencia, y debe ser cuestionado y
autocuestionado.
En el caso de los funcionarios del partido y del gobierno, el
sentido común debe estar por encima de las leyes. Es decir, si gana 12 mil
bolívares, de dónde sacó para comprarse una camioneta de cuatro millones. Salvo
que demuestre que es una herencia, debe ir preso de inmediato y sometido al
escarnio público. Conozco funcionarios que ha ido cuatro y cinco veces a Miami
en un año. Si el gobierno fuera serio, al segundo viaje lo increparían para
saber de dónde está sacando los dólares para viajar; y además, cómo es que un
funcionario tiene tanto tiempo disponible para viajar cuando la revolución
necesita demasiado tiempo para enderezar entuertos.
Pero dar estos pasos para depurar el proceso, es una utopía.
Por ello el discurso de Nicolás se estrella contra la realidad y cada vez
pierde fuerza. Se le va restando seriedad.
Soy un convencido de que enfrentando estas dos premisas, es
posible enderezar el proceso. Para ello hace falta una alta dosis de formación
política y consistencia ideológica. De lo contrario, también me veo yendo con
un frasquito de jarabe bien lavado para que el tipo del abasto me lo llene de
aceite para comer por diez bolos.
Caminito de hormigas…
Un camarada me
increpa por qué no escribo de la oposición. Respuesta pública: porque la
oposición no existe. Están dadas las condiciones para hacer la revolución. Ojalá
y nuestros líderes lo entiendan… Por
las que van de arena. En el hospital Domingo Luciani, ubicado en
el Llanito, Petare, fue inaugurado el Complejo Hematológico
Oncológico y de Radiología del IVSS. Lleva un mes funcionando y ha tenido pocos pacientes
en el área de quimioterapia. Tienen capacidad para recibir entre 250 y
300 personas diarias. Dan atención gratuita a personas con cáncer en
fase inicial o metástasis y es el primero en Venezuela totalmente
gratuito… Desde cuando viene esta
columna denunciando de los hechos de corrupción en Abastos Bicentenario. Por
fin cayeron tres. Lo real es que casi todos están metidos en el choreo… La fuente real de la corrupción no
está allí sino en Mercal. Si no entran hasta allí, olvídenlo… Será que algún día veremos la lista
de los que se robaron los 25 mil millones de dólares… Todavía no sabemos quién mató al
camarada Eliecer Otayza
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