Miénteme más
Humberto Seijas Pittaluga
Lo
confieso sin pena alguna, yo no escucho radio mientras conduzco; escucho CDs. Vale decir: eficientísimos
“rompe-cadenas”. Pero, recientemente, no
llevaba uno en el carro y me tocó empezar a escanear frecuencias. Cuando llegué
a 101.5, me llamó la atención el tema y detuve el escaneo venciendo mi natural
revulsión a las emisoras dizque “comunitarias”, que no son sino repetidoras y
amplificadoras de los contenidos que les manda la MinPoPoInfo. Me detuve porque me llamó la atención el tipo
que narraba —en un lenguaje y una dicción que ya dejaban mucho que desear— y
que era una máquina de decir mentiras.
Y, más que mentiras, infamias.
Era
una pieza que no ocultaba para nada su antisemitismo y en la que desinformaba a
la audiencia casi cautiva que tienen —compuesta mayormente por gente de mente
sencilla, con poca instrucción y nada acrítica.
De lo que recuerdo y que me llamó la atención sobresale una falacia
histórica que necesitaba para poder despotricar de lo que hacen los israelíes
en Gaza. Dijo nada menos que, entre 1932
y 1939, el movimiento sionista estaba aliado con los gobiernos de Alemania e
Italia porque esperaban que los nazis y los fascistas los ayudaran a salir de
los británicos que colonizaban lo que nosotros llamamos “Tierra Santa” para,
así, ellos poder enseñorearse indebidamente en esos lugares. ¡Por Dios!
Si en los años que señala el mendaz locutor, en Alemania ya se estaba
dando cumplimiento a lo que había estado predicando Hitler desde 1924, cuando
publicó “Mein Kampf”.
En
ese libro queda clara su aversión a lo que es, según él, el mayor mal del
mundo: el judaísmo, al cual señala como la causa principal del desastre alemán
en la Gran Guerra, alienta el odio por razones de raza y manifiesta su
propósito de erradicarlos de la Tierra.
Por cierto que, en ese mismo libro, cuando preconiza un Estado racista,
a los suramericanos nos pone junto con los africanos, y dice que ese Estado
tendrá el deber de evitar los matrimonios entre diferentes razas, porque
llevaría a “la degradación racial
perpetua”, y porque este es un vínculo “destinado a crear seres a la imagen del
Señor y no monstruos, mitad hombre, mitad mono”. Me pregunto si el locutor es un catire ojos
azules…
Mal
podía estar el movimiento sionista buscando juntas con fachos y nazis. Porque ya había ocurrido la “Kristallnacht ”,
ya casas, escuelas y tiendas de judíos habían sido saqueadas, ya más de mil sinagogas habían sido destruidas, y ya Buchenwald y Dachau habían empezado a recibir ingentes cantidades de
internados. Entonces, ¿en razón de qué
sale ese locutor de a locha a decir esa catajarra de falsedades? Primero, porque suponen que la masa ignara
que sigue creyendo en ellos no sabe de historia y, por tanto, pueden seguir
engañándola impunemente. Y segundo, pero
más importante, porque eso es lo que les manda a decir la hermana de Jorgito
Rodríguez porque es política del régimen: hay demonizar que a Israel y todo lo
judío. Se rasgan las vestiduras por lo
que pasa en Gaza, pero nada han dicho de la matazón —cien veces mayor y hasta
con gases prohibidos por convención internacional— que el panita de ellos,
Al-Assad está haciendo desde hace tres años en contra de sus propios paisanos
en Siria. Tampoco han dicho ni pío por
las barbaridades que están cometiendo los radicales suníes en la parte norte de
Irak; degüellos, violaciones, asesinatos en masa contra hombres mujeres y niños
por el solo pecado de profesar la fe cristiana, o por ser musulmanes de la rama
chiita. Todo porque lo ordena un
auto-designado califa, como que si estuviésemos diez siglos atrás. Nada de eso se menciona porque no sería
políticamente correcto…
Este
régimen —ineficiente pero corrupto, poco instruido pero muy ideologizado,
disfrazado de patriota pero vendido a los cubanos— necesita mentir, por sobre
todo, porque ve que es la única manera de mantenerse en el poder. Cosa que no es nueva para los
comunistas. O que consideren inmoral, o
indebida. Si lo hizo y lo sigue haciendo
el difunto que no sabe que está muerto, Fidel, y si lo hizo el difunto que está
muerto pero que tratan de mantener vivo, Chiabe; ¿por qué no seguir usando ese
instrumento? “¡Dale, Nicolás, declara
que naciste en Venezuela para que puedas ser presidente! En fin de cuentas, ya cuadramos con la
camarada Tibisay para que no te pida la partida de nacimiento”. Y, de eso, a llegar a añagazas por cadena
nacional, como decir que el dinero que recibieron de China —y ya malbarataron,
sin que se haya visto en qué— no es un endeudamiento, no pasa de ser una
nimiedad. Para eso están los
embellecimientos de las explicaciones; se puede alegar que es solo un
“financiamiento” ¿Y es que no hay que
pagarlo igual? Engaños pendejos como que
“las aerolíneas se llevaron los aviones porque deben atender el flujo de
pasajeros hacia el Mundial de Fútbol; no porque se les deba un solo
dólar”. Macanas pedorras como que “hay
colas en los supermercados porque nunca el venezolano tuvo tanto dinero en el
bolsillo, no porque haya escasez”.
Y la
masa indocta, limitada, inconsciente, sigue tarareando el bolero aquel que
cantaba Olga Guillot: “Miénteme más / que me hace tu maldad feliz. / Hoy
viviendo ya de tus mentiras, / sé que tu cariño no es sincero”. ¡Y se los siguen calando!...
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