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viernes, 25 de octubre de 2013

COLUMNA DE GIOVANNI NANI. Qué haría yo con la habilitante.

COLUMNA DE GIOVANNI NANI.



Qué haría yo con la habilitante.

En los últimos días, he estado realizando un ejercicio mental pensando sobre las muchísimas cosas positivas que podrían hacerse con la Ley Habilitante que solicitó el Presidente de la República. Las líneas principales de acción están claras: la lucha contra la corrupción y combatir la guerra económica, a fin de garantizar el bienestar de los venezolanos y las venezolanas, pero, no debemos ver esto como un fin, todo lo contrario, este podría ir aún más allá y ser un medio para la modernización del Estado y el adecentamiento de la gestión pública.
Ver la Ley Habilitante como un instrumento de modificación de leyes es tener visión corta, debemos cambiarnos los anteojos y mirarla como un instrumento para la modernización de las leyes, la simplificación de procedimientos que generen corrupción y la reglamentación que permita la aplicación más sencilla y eficaz de leyes vigentes.
Por ejemplo, en materia de transporte terrestre la Venezuela de hoy necesita una revisión y modificación profunda de “La Ley de Tránsito Terrestre” y sobre todo de su reglamento ya que el vigente data de 1998. En la actualidad deberíamos tener una legislación que incorpore todos los decretos y resoluciones que en materia de tránsito y transporte terrestre existen, tales como las disposiciones sobre el uso de motocicletas, motonetas y el mototaxi como sistema de transporte público.
Así mismo, considero que existen artículos y numerales en la Ley de Tránsito Terrestre que deben ser estudiados y adaptados a nuestra realidad, a fin de poder eliminar factores inherentes a la corrupción como lo es la discrecionalidad.
En resumen, la modificación de las leyes debe estar basada en suprimir al máximo la discrecionalidad de los funcionarios que la interpretan y minimizar el numero de requisitos que se solicitan para un determinado fin.
Una propuesta concreta: Se debe eliminar el “Certificado de Salud Integral”, conocido también por “certificado medico”, como requisito para conducir tal y como lo establece el artículo 63 de la Ley de Tránsito Terrestre. Hoy por hoy es un documento cuya existencia representa un problema para el Estado, ya que debe de disponer a través de Ministerio del Poder Popular para la Salud y su dependencias de una estructura burocrática, que genera gastos y que honestamente en mi opinión no aporta nada a la seguridad vial del país. Desde el punto de vista del ciudadano, poseer este certificado de salud tampoco es tarea fácil, es por ello que muchas personas buscan un “gestor” a fin de obtener uno corriendo el grave riesgo que sea falso lo que a la postre a la hora de ser solicitado por un funcionario serviría la mesa para un acto de corrupción (discrecionalidad) como el lamentablemente famoso matraqueo.
Es por esto, que los responsables de la modernización del Estado deben reflexionar por ejemplo: ¿Es este documento necesario?, ¿Se podría incorporar el examen médico dentro de las condiciones para obtener la licencia de conducir? Y quizás la pregunta definitiva ¿sirve este certificado de salud integral para prevenir accidentes de transito? Creo que la respuesta es negativa.
¡Eficiencia ó Nada¡ es una frase que debe estar presente a la hora de modificar muchas leyes, debemos buscar lo que sobre y eliminarlo, lo que genere un trabajo adicional y replantearlo utilizando herramientas tecnológicas que nos permitan también suprimir de ser posible la discrecionalidad, quizás el próximo paso necesario sea ¡Automatización ó nada¡ como ya se ha ido adelantando a través del SAIME y del SENIAT y que ha venido dando buenos resultados.
No puedo terminar este artículo sin mencionar una Ley muy importante que a mi juicio, debe ser retomada por el Presidente de la República como eje fundamental de la modernización del Estado como es la “Ley Orgánica de Simplificación de Tramites Administrativos” aprobada por la Asamblea Nacional en el año 1999 y que debe servir de apoyo, ya que el espíritu de esta Ley es evitar y combatir esos dos elemento ya mencionados, que tanto daño le han hecho a la administración pública y a la Nación como son la discrecionalidad y la corrupción.

Estoy seguro que esa modernización de las Leyes, de las instituciones y del Estado es posible, sé que no será tarea fácil pero en palabras de Lao-Tse “Todo largo viaje siempre comienza por el primer paso”.

Giovanni Nani L.

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