COLUMNA DE ANTONIO ECARRI BOLÍVAR.
Juventud
de AD: hijos del 18 de octubre.
Antonio
Ecarri Bolívar
El próximo 19 de octubre se va a
celebrar en Valencia un encuentro nacional de la Juventud del partido Acción Democrática que va dar
mucho de qué hablar en la sociedad venezolana, pues estos jóvenes quieren que
la nación entera sepa que se han convertido - contra todos los pronósticos y
las viejas consejas de “partido de viejos” que le endilgan algunos envidiosos a
su organización - en la primera fuerza estudiantil de Venezuela. Aunque lo más
trascendente, de lo que estos jóvenes quieren expresar, es que son herederos de
la revolución de octubre de 1945, la que produjo el Estatuto Electoral de 1947,
que según el historiador Germán Carrera Damas es “el documento histórico más
importante de Venezuela después del Acta de la Independencia”: Así mismo la JAD
tiene propuestas muy serias que formularle a los jóvenes del PSUV, para
enfrentar la corrupción hoy entronizada en el poder.
Hay que recordar que el 18 de octubre de
1945 se produce un golpe de estado contra el gobierno, continuista del
gomecismo, del General Isaías Medina Angarita, en una alianza de civiles (AD) y
la joven oficialidad militar, los que coincidieron en la toma del poder en un
determinado momento, pero por razones diametralmente opuestas, y he aquí el
germen de su ruptura posterior. En efecto, los jóvenes que dirigían Acción
Democrática aspiraban al ejercicio del poder, no para su disfrute hedonista
sino para transformar la Venezuela atrasada, que aún en pleno siglo XX estaba
atada al siglo anterior, en una nación libre y democrática donde el pueblo
asumiera la responsabilidad de darse su propio gobierno. Mientras la joven
oficialidad aspiraba reemplazar la vieja clase dirigente militar por la suya,
con el único argumento de la necesaria modernización del estamento militar,
pero en realidad sólo querían asumir el poder de manera dictatorial lo que van
a conseguir al derrocar al gobierno democrático de Rómulo Gallegos y AD.
Acción Democrática participa en esa
conspiración de 1945 y había sido fundada apenas cuatro años antes, el 13 de
septiembre de 1941. Sin embargo, es necesario poner de relieve que sus
dirigentes, encabezados por Rómulo Betancourt, venían preparándose
concienzudamente para asumir el poder desde hacía mucho tiempo.
En efecto,
estos líderes del partido habían participado en el año 28 en la primera
insurgencia civil de importancia contra la dictadura de Juan Vicente Gómez,
cuando los integrantes de la Federación de Estudiantes de la Universidad
Central de Venezuela, presidida por Raúl Leoni, con la excusa de la celebración
del carnaval, salen a las calles a protestar contra la tiranía. Esto trajo
cárcel y exilio para los dirigentes de esa protesta, pero permitió a nuestros
líderes estudiar y prepararse, en el exterior, para venir luego a concretar sus
sueños de libertad y democracia expresados en el Plan de Barranquilla.
A la muerte de Gómez se instaura el
continuismo de López Contreras y éste traspasa el poder a Medina, sin solución
de continuidad, pero a la postre la insostenible situación política derivada,
entre otras razones, del posterior aunque feroz enfrentamiento entre López
Contreras y Medina Angarita, aunado a la resistencia de ambos a darle voto a
los analfabetos, lo cual significaba que más de la mitad de la población estaba
excluida del proceso electoral; al voto juvenil, entre 18 y 21 años; además de
la torpe e inconcebible oposición al voto universal para las mujeres a quienes
sólo se les permitía votar en las elecciones municipales, hace que estalle, el
18 de octubre de 1945, ese golpe militar concertado entre AD y los militares,
que se va a convertir en «revolución» cuando se le imprima a ese gobierno un
carácter de avanzada, con un programa progresista de reivindicaciones populares
largamente esperadas por la nación.
El presidente de la nueva Junta de
Gobierno sería el joven Rómulo Betancourt, de tan sólo 37 años de edad, otrora
líder estudiantil de 1928 y quien junto a los civiles Luis Beltrán Prieto Figueroa,
Gonzalo Barrios, Raúl Leoni y Edmundo Fernández, y los dos militares Carlos
Delgado Chalbaud y Mario Vargas toman la decisión, sin precedentes en la
política venezolana, de prohibir cualquier aspiración presidencial a sus
integrantes en las próximas elecciones que serían convocadas para el año 1948.
Allí comienza una nueva era de esperanzas civilistas que será interrumpida con
el derrocamiento de Gallegos y reiniciada a partir del 23 de enero de 1958
hasta 1999, cuando otra forma de tiranía pretende imponerse en Venezuela,
aunque con estos antecedentes estamos seguros que no podrá prevalecer.
Llueve y escampa, por ello los jóvenes
de AD junto a los sectores más progresistas, luchan, estudian y esperan sin
desespero alguno, pues saben que más temprano que tarde asumirán las riendas de
la Venezuela del siglo XXI. Volveremos a comenzar tarde el nuevo siglo, como
ocurrió con el siglo XX (Picón Salas dixit), pero el proceso es
irreversible.
@EcarriB

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