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jueves, 5 de marzo de 2020

Columna “Mejor Vivir” de FUNCAMAMA Investigaciones médicas excluyen a las mujeres Arnaldo Rojas/FUNCAMAMA


Columna “Mejor Vivir” de FUNCAMAMA
Investigaciones médicas excluyen a las mujeres
Arnaldo Rojas/FUNCAMAMA




*La investigación médica-farmacológica tiene un sesgo: durante el último siglo, los estudios han dependido de sujetos exclusivamente masculinos, este marco de referencia pone a las  mujeres en alto riesgo. Tratamos el tema a propósito de conmemorarse el Mes Internacional de la Mujer.

Antes de llegar al mercado, los medicamentos pasan por análisis de células, estudios en animales, pruebas clínicas en humanos y aprobación normativa; pero, en los últimos 100 años, las células, los animales y los humanos que ha utilizado la ciencia médica para sus investigaciones son casi exclusivamente masculinos. Los medicamentos aprobados y lanzados al mercado fueron probados solamente en pacientes masculinos, llevando a la incorrecta dosificación y efectos secundarios inaceptables en las mujeres. Estudios recientes revelaron que el retiro de 80% de medicamentos del mercado se debe a los efectos secundarios en las mujeres.

Las diferencias fisiológicas importantes entre hombres y mujeres solo recientemente han sido tomadas en cuenta en la investigación médica. La Dra Alyson McGregor es una de las que más se ocupado de este asunto, estudia estas diferencias, cuestiona cómo el modelo masculino se convirtió en el marco para la investigación médica y destaca que la comprensión de las diferencias entre los hombres y las mujeres pueden conducir a tratamientos más efectivos para ambos sexos.

La Dra. McGregor dirige la división de Sexo y Género en Medicina de Emergencia del departamento de Medicina de la Universidad Brown. Es autora de la investigación “Por qué los medicamentos, con frecuencia tienen efectos secundarios en las mujeres”, tema sobre el cual tiene una videoconferencia disponible en youtube.

Al indagar sobre el origen de esta práctica, la especialista señala que el uso de sujetos masculinos para la investigación médica se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando las protecciones acerca del consentimiento informado evitaban que las mujeres en edad reproductiva fueran sujetos de pruebas. Los científicos aceptaron el marco de referencia masculino porque los hombres no eran propensos a fluctuaciones en los niveles hormonales que pudieran complicar sus hallazgos; y los investigadores asumieron que –aparte de los sistemas reproductivos y las hormonas sexuales– la fisiología de hombres y mujeres era similar. Así nació la tradición de llevar a cabo la investigación en hombres y aplicar los resultados en mujeres. En la década de 1980, la comunidad médica se dio cuenta de su error. Aparte de las funciones reproductivas, los médicos sabían poco de las pacientes femeninas.

Actualmente se sabe lo mucho que las mujeres difieren de los hombres. Basta tomar como ejemplo el sistema cardiovascular. Las mujeres y los hombres experimentan infartos completamente diferentes. Los hombres a menudo describen una presión intensa en el pecho; las mujeres quizá se quejen de que no se sienten bien. Estos últimos síntomas son relevantes para la mitad de la población humana y aun así llevan la etiqueta de atípicos. La prueba para determinar el riesgo de infarto falla al no representar las diferencias anatómicas de la mujer.

Cada célula de su cuerpo alberga cromosomas que podrían explicar por qué las mujeres a menudo necesitan dosis de medicamentos diferentes a las de los hombres y por qué el riesgo y la gravedad de una enfermedad varía entre los sexos. La capacitación médica debe llevar esta información a médicos, enfermeras, estudiantes y pacientes. Pregunte a su médico si sus tratamientos son específicos para su sexo y género. El primer paso hacia el cambio es la toma de conciencia. No se trata de mejorar el cuidado médico solo para las mujeres, se trata del cuidado de la salud personalizado e individualizado para todos”, concluye la Dra. McGregor.

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