El
Monje de Camoruco
Por
Sergio Márquez Parales
Columna
6-11-2018
Cambio de gobierno: ¿Dónde estamos y hacia
dónde vamos?
A pesar de los grandes esfuerzos que hacen importantes
sectores de la comunidad internacional para presionar al presidente Nicolás
Maduro, con el firme propósito de generar un cambio de gobierno, todos los
analistas coinciden en que para lograr ese objetivo, hace falta que la
oposición venezolana llegue a un acuerdo unitario en torno a un solo liderazgo y
a la forma como se desarrollarán las actividades; no solo para generar el
anhelado cambio de gobierno, sino también, garantice la gobernabilidad del país
luego de la supuesta salida del chavismo del poder.
En este orden de ideas, observamos por ejemplo
como desde España se dice “que la presión internacional sin diálogo es estéril
en Venezuela”.
De igual manera, Francisco Santos, embajador
de Colombia en Estados Unidos puntualizó en una reunión con la junta editorial
del Miami Herald y El Nuevo Herald, que el mayor obstáculo para derribar “la
dictadura que mantiene secuestrada a Venezuela” es el colapso que hay en la
oposición venezolana.
Además, dijo que si los dirigentes llegaran a
determinar un camino para salir de la actual situación, muchos gobiernos se
unirían. “Yo no tengo dudas de que si ellos asumieran el liderazgo, hasta
Estados Unidos les seguiría. Ellos hoy tienen más legitimidad que el gobierno.
Es el momento de que ellos salgan y den la cara”, señaló, mientras agregaba que
“es un error que los dirigentes esperen que actores externos resuelvan los
problemas internos del país”.
Pero: ¿Por qué a la oposición le cuesta tanto
llegar a un acuerdo?
Para muchos, la respuesta a esta pregunta es demasiado
fácil y clara.
La mayoría de los partidos venezolanos,
cohabitan en organismos internacionales que se definen como socialdemócratas;
vale decir, con tendencias socialistas como por ejemplo: Voluntad Popular,
Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo, MAS; y otros, los cuales están debidamente
registrados y afiliados a la Internacional Socialista; a la cual, también pertenecen el
PSOE y PODEMOS, lo que obliga a pensar a muchos que no es nada fácil observar a
socialistas haciendo oposición al socialismo.
En Venezuela, los ciudadanos solo perciben a VENTE
y Proyecto Venezuela, como organizaciones diametralmente opuestas a la
socialdemocracia. Los seguidores de María Corina se definen como liberales;
mientras que Proyecto, hace vida en la Organización Demócrata Cristiana
Americana (ODCA). En el caso de Primero
Justicia, hay quienes expresan que debe definirse de una buena vez; aunque,
pareciera que hay tímidos acercamientos ente “aurinegros” y organizaciones como
el partido “Ciudadanos” de España.
En conclusión, pareciera que en el atípico
caso venezolano, la discusión o el debate no es precisamente ideológico, sino por
ver cuál de los movimientos políticos, logra imponerse ante los demás para ser
el “protagonista de la película”.
Aunque desde las redes sociales y medios de comunicación
nacional e internacional, se presione para una posible intervención militar en
Venezuela, el problema radica en que si no existe un movimiento interno que
garantice el éxito de una operación de estas características, cada vez será más
difícil ejecutarla, siendo esta la razón, por la que Mike Pence, Mike Pompeo y
Todd Kirt, coinciden al expresar que la intervención militar aún no está
prevista como una solución al conflicto político venezolano y que son
precisamente ellos (los venezolanos), quienes deben solucionar su conflicto
internos.
También, esta es la misma causa por la cual se permite que con la autorización del
presidente Donald Trump (así se empeñen en negarlo), el Grupo de Boston actúe
en Venezuela en procura de reinstalar el diálogo, que más temprano que tarde,
dará sus frutos y se abonará el terreno para crear las condiciones que permitan
avanzar de manera definitiva hacia un posible cambio de gobierno por la vía
electoral, lo que nos lleva a pensar que lo mejor que pudiesen hacer los “guerreros
de las redes” es cambiar el chip de “No Votar” por el de “Tenemos que votar si
queremos derrotar al PSUV y su candidato”.
Mientras tanto y aunque parezca increíble, el
PSUV se mantiene alrededor de 33% de aceptación entre las preferencias electorales
y el presidente Maduro recupera puntos valiosos, ante la mirada atónita de
quienes preguntan ¿Quiénes son los responsables de este desastre?; a lo que
responden otros: “Yo no fui, fue teté”. Amanecerá y veremos. Fuentes: Nuevo
Herald, Agencia AP, El Nacional, La Patilla.
Hasta nuestra próxima entrega amadísimos fieles.
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