El
Monje de Camoruco
Por
Sergio Márquez Parales
Columna
4-5-2018.
Agobiados por dificultades económicas trabajadores
venezolanos bajan su capacidad de rendimiento
Para cada uno de los trabajadores
venezolanos, el cumplir a cabalidad con sus labores se ha convertido en un
verdadero reto. Desde el punto de vista de los analistas económicos, ningún
aumento de salario será suficiente sino va acompañado de una serie de medidas
complementarias.
Según los dirigentes empresariales, “la
crisis económica que atraviesa el país, ha complicado la esencia misma de la
productividad”.
Pensar que un trabajador pueda llegar al
sitio de trabajo al horario establecido, con buena salud y bien alimentado para
realizar su jornada laboral en plenitud de sus facultades pareciera hoy día una
utopía.
Voceros de las diversas instituciones
empresariales aseguran que “el principal activo de las empresas son sus
trabajadores, es por ello que nos encontramos sumamente preocupados por los
actuales problemas que les afectan de modo directo, como son la falta de
transporte, el encarecimiento y escasez de alimentos y medicinas”; pero a pesar
de estas expresiones, son pocas las empresas que ofrecen alternativas o compensaciones
sociales a sus trabajadores.
Para nadie es un secreto que para poder
llegar a los centros de labores, los trabajadores tienen que atravesar por todo
tipo de problemas en virtud de la escasez de medios de transporte, viéndose
obligados a utilizar medios vejatorios como camiones de estacas, cavas y
otros, poniendo en riesgo su integridad física y mental. Sin embargo, este no
es el primer problema con el que han de enfrentarse en su día a día, o al menos
no el más importante, ya que antes de disponerse a solucionar el cómo ir al
trabajo y cómo volver, han tenido que ingeniárselas para que su familia pueda
comer, lo que de por sí ya representa una odisea.
El salario simplemente se disuelve en la
búsqueda de los alimentos necesarios a precios justos; lo cual, generalmente va
unida a grandes colas y esfuerzos por conseguir efectivo y así evitar un costo
mayor; sin dejar de mencionar, que en algunos casos, el empleado -o alguien de su
núcleo familiar- sufre de trastornos de salud, por lo que se ve urgido de
determinados medicamentos, que si logra conseguirlos, será siempre a precios prácticamente
inalcanzables; lo que obliga al ya tradicional “pedir fiado”; y en consecuencia, a endeudamientos continuos
y sistemáticos que pulverizan cualquier capacidad de ahorro.
Es humanamente imposible que con una mala
alimentación, cansancio por el esfuerzo que representa llegar al lugar de
trabajo, más la falta de medicamentos, logremos hablar de una persona
productiva y capaz en su trabajo.
Las condiciones de recuperación económica tan
pregonadas pasan por solventar estos tres graves problemas para que el empleado
pueda llegar bien alimentado, sano y a tiempo a desarrollar su trabajo y pueda
pensar en objetivos, en productividad y en alcanzar metas que le permitan vivir
con una mejoría en su calidad de vida.
En otro orden de ideas, los empleadores que
han invertido en capacitar, adiestrar, formar, preparar a su personal en tareas
específicas y de envergadura, ven con tristeza como la gran mayoría de ellos prefieren
abandonar sus puestos de trabajo para lanzarse a la aventura de la búsqueda de mejores
condiciones de vida y estabilidad laboral en otros países; situación que incide
en que el ausentismo laboral se sienta en la mayoría de las empresas sin
importar su tamaño o la actividad de la mismas, dejándolas en condiciones de
orfandad.
Hoy cualquier aumento de salario solo sirve
para lo mismo: para seguir buscando alimentos dentro de una dieta cada vez
menos balanceada, medicinas más caras, e invirtiendo más tiempo en el traslado
de un lugar a otro. Todo esta distorsión hace ver que las medidas
económicas tomadas en Venezuela no resultan beneficiosas, por lo que –para muchos-
urge un cambio en el sistema económico que permita lograr una economía pujante que
permita optimizar la calidad de vida del venezolano; ya que sin temor a
equivocarnos, pareciera que la productividad como fin último de la actividad
empresarial está comprometida.
El empleado no puede rendir en las
actuales condiciones de vida, pues están contenidas en el desgaste y
precariedad, por lo que tanto el empresario como el trabajador deberían
tener los mismos objetivos, luchar por alcanzar mayor rendimiento y así
conseguir un mayor bienestar para todos los ciudadanos.
Fuentes: Documento presentado por FEDECÁMARAS
y páginas de economía de: El Nacional,
El Universal, El Carabobeño y Últimas Noticias.
Feliz cumpleaños: Felicitamos a
nuestra compañera de trabajo Lcda. Carolina Beracierto Pérez quien hoy está de
cumpleaños.
Hasta nuestra próxima entrega amadísimos
fieles.




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