Columna de Rafael Rodríguez Olmos
Sin
sorpresas
Si alguien apostó a la derrota de Nicolás,
está claro que ni sabe de política, ni sabe analizar, ni entiende la realidad
del país.
Hace cinco meses que en esta misma columna
explique las razones por las que ganaría Maduro, comenzando porque en toda
contienda electoral, tener una poderosa maquinaria electoral, es fundamental.
El Psuv, que es la reedición de la Acción Democrática de sus mejores tiempos,
viene de esa escuela manipuladora, organizada y con recursos a la que es muy
difícil enfrentarse.
También he dicho que para analizar no hace
falta sino utilizar el método y las variables correctas. El resultado será casi
infalible.
Ello sumado a la arrogancia de Falcón y
Bertucci, quienes por razones que aún no determino, estaban convencidos de que
sin un criterio profundo y serio sobre la realidad del país, la gente se
motivaría a sufragar. Comenzando por el propio opositor que demostró no querer
saber de ninguno de ellos. Y terminando porque ese voto opositor siempre ha
estado fracturado. En este caso, el sector oligárquico en donde se encuentran
María Corina, Henrique Capriles y Leopoldo, quienes además de no saber de
política, tienen un odio racial y ancestral hacia Falcón, soberbio ex chavista
que mira al país a través de una botella, apostó a la derrota de ambos.
Bertucci por su parte, tampoco entiende al
país. Sumido en un absurdo complejo de estar conectado con Dios y con las
tuberías de gasoil para el contrabando, en verdad creyó tanto que ganaría y que
se armaría un zafarrancho por su triunfo, que hasta sacó a la familia fuera del
país. Más soberbio aún, creyó que sus ejércitos maranatha arroparían a la
población, y los platos de sopa serían el estímulo perfecto para que la gente
le diera el voto.
Y de paso, de contra ñapa, está claro que
el pueblo entiende mejor que ellos la realidad del país, puesto que en
cualquier parte del mundo que se hubiera ofrecido dolarizar a la nación,
tendría los votos seguros, menos en Venezuela. Es decir, la gente no quiere la dolarización
porque de alguna manera entiende que los resultados serán desastrosos. Ergo, no
es un pueblo estúpido. Vive una crisis atroz, pero actúa con cautela.
¿Qué ocurrió entonces? Simple. La poderosa
maquinaria electoral del Psuv -que acaba de demostrar que ya no lo es tanto-
movió al voto comprometido, al chavista que siempre lo será, como al adeco que
lo es hasta que muere. Chávez le ganó a Rosales con 7.6 millones de votos, en
tiempos cuando el padrón electoral eran 16 millones de electores. Maduro ganó
con dos millones de votos menos, cuando el padrón electoral son casi 20
millones de electores. Pueden decir misa, pero victoria electoral al fin,
derrota política de hecho.
En todo caso, los hechos evidenciaron
varias cosas: una, que el chavismo comienza a sufrir una crisis interna muy
peligrosa, alimentada, fundamentalmente por la corrupción y la ineficiencia.
Dos, que la oposición no existe desde antes de la muerte de Hugo y que sus
caras visibles no apuestan a la política, sino la necesidad de matar, asesinar,
ahora por cualquier vía, a Nicolás Maduro, como si Maduro fuera el chavismo,
como única forma de hacer política. Tres, que el alto nivel de abstención, es
consecuencia forzosa de la crisis por la que atraviesa el país; y cuatro, que
la presión externa, ahora será sin ningún tipo de comedimiento. Ahora sí, como
dijo Luis Herrera, “compren alpargatas porque viene joropo”.
Ya hoy lunes, Nicolás le ha debido estar
informando al país sobre los planes para sacarlo del atolladero. Por lo menos
medidas urgentes para paliar la crisis. Ya sabemos que hay un bloqueo externo
terrible, que por cierto no es nada nuevo. Igual se hizo en Cuba, Perú, Chile,
Bosnia y cualquier nación que osó contravenir los designios gringos. Y hay un
bloqueo interno en donde participan opositores y chavistas que acorralan toda
forma de participación.
Y además, por alguna razón que no entiendo,
el gobierno no le ha explicado a la gente que el cono monetario, no es una
acción que tenga que ver directamente con la crisis, sino un simple cambio de
moneda.
La crisis, que es estructural, debe ser
enfrentada en tres áreas fundamentales porque afectan directamente al pueblo,
ese pueblo que le dio los votos a Nicolás para que gobernara seis años más:
resolver antes de cinco meses el grave problema del transporte. No se puede ser
un país potencia, si la gente tiene que montarse en un camión para ir a su
trabajo.
Reactivación urgente de un sector de la
producción, sobre todo lo atinente al parque automotor, ropa, medicamentos y
productos de limpieza.
Se impone, más ahora que el bloqueo será
más agresivo, un vasto plan de producción de alimentos, pero para ello es
menester la mancomunidad con los sectores populares, las comunas y los consejos
comunales.
Este domingo me tocó recorrer importantes
sectores del sur de Valencia. Salvo el voto comprometido, a la gente le importó
bastante poco el hecho electoral. Están ocupados en resolver todos los días,
los graves problemas de la inflación y el cómo estirar lo poco que ganan. En lo
personal, jamás supuse que un piche jabón de panela podría costar 900.000
bolívares. Imaginen a mi amiga Julia que gana 1.200.000 a la semana. Es decir,
ya casi gana cinco millones. Tremendo sueldo. Es menos de lo que cuesta un kilo
de carne.
Allí debe estar centrado el gobierno en
este momento. Resolver la crisis de los que le dieron 5.800.000 votos a Nicolás
para que los siga dirigiendo, antes de que la desesperación los haga
implosionar, antes de que el destino nos alcance.
Caminito de hormigas…
Insisto. No hay forma de que las cajas Clap vengan
selladas con una banda adhesiva y una frase que diga No abrir si la banda está
rota. El sábado presencié la protesta de vecinos de la comunidad de Canaima y
Bocaina pues las cajas estaban abiertas y le faltaban productos. ¿Quién es el
choro en este caso?
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