El
Monje de Camoruco
Por
Sergio Márquez Parales
Columna
7-3-2018
“Votar o
no votar, that is the question”
Ignoramos los motivos secretos que tiene la
MUD para insistir en el llamado a la abstención, pero no nos queda duda que
nuevamente los dirigentes opositores no analizaron con la calma debida algunas
cosas.
Por ejemplo: si es cierto lo que reflejan las
encuestas sobre el rechazo a la gestión del presidente Nicolás Maduro –la cual
supuestamente ronda el 70% o más-; y a ello se le suman los siguientes
factores: deterioro del respaldo de las bases chavistas al gobierno, el posible
pase de factura de quienes internamente prefieren salir del presidente con una
estrategia que no los involucre directamente; y que una forma para ello, pudiese
ser perfectamente votar en su contra (hecho que dicho sea de paso,
afectaría directamente a los gobernadores
y alcaldes amigos del presidente, permitiendo de esta manera “matar tres
pájaros de un solo tiro”); razones que automáticamente, también aplican para
los miembros de la Fuerza Armada Nacional, que silenciosamente ven con “buenos
ojos” y anhelan un cambio de gobierno que incida directamente en la renovación
de los cuadros de mando a niveles superiores, facilitando el ascenso a nuevos
protagonistas dentro del mundo castrense; y sin dejar de mencionar, la
avalancha de votos que puede darse por inercia producto del desespero de los
sectores que sienten y padecen los rigores de la escasez de alimentos y
medicinas. No debería existir entonces, ningún argumento para no acudir al
escenario electoral.
Por supuesto, es cierto y nos consta que hay
ciudadanos que están cansados del gobierno y de la dirigencia de la MUD; pero,
¿Acaso ese cansancio llegaría al extremo de permitir que las cosas continúen
cómo están?, o vale la pena hacer un último intento porque no haya más
derramamiento de sangre en nuestras calles, podamos impulsar un nuevo sistema
económico que permita incentivar un desarrollo sustentable, abrir las puertas
para la reactivación de las empresas, crear un sistema cambiario sobre bases
reales y permitir el retorno de los familiares de todos aquellos que se han
visto afectados por el éxodo de nuestros hermanos venezolanos. Realmente creo
que no, y por ello podemos y debemos darle un chance a la Paz.
Por otra parte, miles de veces escuchamos
hablar de una transición; incluso, frecuentemente nos recuerdan el caso chileno
cuando Pinochet obligado por la presión internacional e interna, accedió a la
entrega del poder pero no a los políticos tradicionales y como por arte de
magia surgió la figura de Patricio Alwyn, quien no solo facilitó y garantizó la
transición a la Democracia, a pesar de que Pinochet se reservara en aquel
entonces el control del componente armado; sino que también, dio inicio a un agresivo
plan de recuperación de la Paz interna y el respeto a los Derechos Humanos.
Pregunto entonces: ¿Quiénes hablaban de
transición, lo hacían de manera sincera y desprendida, o solo era una
transición que estuviese liderada por ellos?, ¿Es que basados en el juego de
intereses la idea no era buscar quien garantizara la transición, sino el que
avalara “un reparto equitativo de la torta”? ¿Son acaso los mismos quienes
utilizaron todas sus armas para bloquear la candidatura de Lorenzo Mendoza, los
que ahora alientan la abstención porque ninguno de los aspirantes representa
sus intereses? ¿Quieren un cambio de gobierno para intentar reconstruir,
recuperar, enmendar, impulsar, mejorar; o, solo para acabar con todo aquello
que “huela a chavismo”, encarcelar o perseguir?, ¿Qué pasó con aquel dicho, ¡Cualquier
cosa es mejor que Chávez o Maduro!?, ¿Estarán pensando los sectores populares
en que esta es una oportunidad única para su reivindicación electoral?, ¿Cuál
es el futuro que le prometen los radicales y los abstencionistas a las familias
venezolanas, muerte, sangre, violencia?; y por último, ¿Cuáles son las
propuestas de los políticos de oficio para un cambio de gobierno que no sea por
la vía electoral?
Ahora bien, no basta con que el pueblo
venezolano se vuelque a las urnas. En primer lugar debe firmarse un gran
acuerdo nacional que sea la base para garantizar la gobernabilidad; donde, aunque suene utópico e imposible,
deben intervenir y firmar representantes del gobierno, las FANB, representantes
de la ANC, AN, Iglesias, Empresarios, Estudiantes, Raimundo y todo el mundo. Un
documento firmado y sellado ante el pueblo, que ratifique que el compromiso sea
el de garantizar la implementación real y efectiva de las diferentes acciones
prioritarias y urgentes que incidan directamente en la mejora de la calidad de
vida de todos nosotros, sin distingo de clases, credos o ideologías. En lo que
respecta a la vigilia y supervisión del resultado electoral, deberían intentar
asegurar la presencia de los veedores de la ONU y otros organismos
internacionales. La logística para la movilización de los votantes debe tener
condiciones óptimas; así como también, los integrantes de las mesas de votación
y en este punto se hace vital que los opositores agoten todas las instancias
para que las FANB actúen con estricto apego a la Constitución y leyes
electorales.
Entiendo que usted que ha leído esta nota
hasta este punto, tal vez piense que lo plasmado en ella es irrealizable o
tiene grandes rasgos de utopía; sin embargo, solo le pido que reflexiones sobre
lo siguiente, aquí no se trata de si a ustedes les gusta o no, cualquiera de
los candidatos distintos al presidente Maduro, tampoco se trata de que piensa no
votar porque ninguno de ellos es Henry Ramos, María Corina, Leopoldo, Capriles
o Mendoza, mucho menos si el CNE es o no confiable, pues cuando hubo avalanchas
de votos siempre se ganó con las mismas condiciones. Se trata simple y llanamente
de que piense y reflexione sobre el hecho de que quienes les dicen que no voten
o que se abstengan, no les ofrecen propuestas o alternativas para tener un
mejor país, iniciar la reactivación económica, o cómo lograr que sus familiares
o amigos no continúen abandonando al país, sino por el contrario, que mueran en
las calles en acciones que nunca tendrán una salida o éxito cierto; porque si
fuera así, aquí desde el 2011 hubiesen habido por lo menos tres gobiernos
diferentes.
A diferencia de quienes le piden que no voten
y los que intentan influenciarlo para que no lo haga, nosotros le pedimos que
reflexione sobre lo que ha leído y tome su propia decisión apartando pasiones,
fanatismo y odio (en el caso de que se haya visto tentado a sentir ese abominable
sentimiento. Usted decide si continúa esperando por quienes durante 18 años han
desperdiciado todas las oportunidades para gestar un cambio de gobierno y
pretenden que usted y su familia siga en iguales o peores condiciones; o, si
desde ahora comienza a impulsar un movimiento cívico que rompa las cadenas de
dependencia con supuestos líderes que no les importa si sus familiares se van o
mueren.
Finalmente, consideramos que la decisión de
votar o no, es personal y debe respetarse, no estamos de acuerdo con que se
pretenda satanizar o crucificar a quienes acudan a las urnas electorales, la
gran tarea de los abstencionistas debe ser convencer en base a argumentos
sólidos a quienes participarán, presentando las propuestas con las cuales
supuestamente promoverán un cambio de gobierno mediante otra ruta que no sea la
electoral y no la ofender, agredir y vilipendiar a los electores. Votar o no
Votar, he allí el gran dilema, pero siempre será preferible hacerlo que ir
sentando las bases de una indeseable guerra civil.
Hasta nuestra próxima entrega apreciados
lectores.

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