Columna de Eduardo Fernández
La llamada de la tribu
Así se llama el
último libro de Mario Vargas Llosa, que acaba de aparecer en las librerías de
todo el mundo hispanoparlante. Se trata de una especie de autobiografía
intelectual.
El premio Nobel peruano nos cuenta cuales fueron las
lecturas que moldearon su formación y la evolución de su pensamiento. El
tránsito de una juventud muy influida por el marxismo y el existencialismo de
Sartre, hasta convertirse en un vocero muy militante del pensamiento liberal
más ortodoxo.
Vargas Llosa, como tantos jóvenes de su tiempo, sufrió
una influencia muy grande del comunismo, deslumbrado por la revolución cubana.
Eso le ocurrió a una gran cantidad de jóvenes en los años cincuenta y sesenta.
Afortunadamente, no se encerró en una posición dogmática sino que se dedicó a
observar las contradicciones de aquel proceso, y de la experiencia comunista en
general, y a leer a otros autores que le abrieron diferentes perspectivas.
Así fue como se inició en la lectura de los grandes
autores clásicos del liberalismo: Adam Smith, José Ortega y Gasset, Friederich
von Hayek, Karl Popper, Raymond Aron, Isaiah Berlin y Jean-François Revel.
Esas lecturas le ayudaron a entender la importancia
del individuo frente a la masa, a la tribu, a la raza, a la nación, a la clase
o al partido. Lo ayudaron también a comprender la importancia de la libertad y,
particularmente, de la libertad de expresión como valor fundamental para el
ejercicio de la democracia.
En estos días he leído a Vargas Llosa, a quien tuve la
suerte de conocer hace muchos años cuando estuvo en Caracas para recibir el
Premio Internacional Rómulo Gallegos con motivo de la publicación de su novela
La casa verde.
En aquella época, todavía Vargas Llosa era icono del
marxismo y del fidelismo. La mayoría de mis compañeros lo aclamaban como una
demostración viviente de que los intelectuales de su tiempo tenían que ser
marxistas, comunistas y fidelistas. A lo largo de mi vida me ha tocado, con
frecuencia, estar del lado de la minoría supuestamente equivocada.
En muchas oportunidades nos tocó enfrentar la gritería
de los fanáticos de la izquierda que sostenían las tesis de la sociedad sin
clases, de la dictadura del proletariado y de la lucha contra el imperialismo.
Por aquellos años tuve la suerte de leer el libro
fundamental del Karl Popper, La sociedad abierta y sus enemigos. Ahora me
entero de que ese mismo libro produjo un efecto extraordinario en nuestro
premio Nobel.
Recomiendo la lectura de La llamada de la tribu. Vale
la pena leerlo.
Seguiremos conversando
@EFernandezVE

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