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jueves, 24 de septiembre de 2015

Columna de Antonio Ecarri Bolívar Tartufo ahora es internacionalista

Columna de Antonio Ecarri Bolívar

Tartufo ahora es internacionalista


Jean Baptiste Poquelin, mejor conocido en las artes escénicas como Moliere, fue un dramaturgo francés del siglo XVII quien, entre otras obras, se dio a conocer con la famosa comedia  Tartuffe ou l'Imposteur. Por ello es reconocido como el padre de la comedia francesa.


El personaje central de la obra es Tartufo, un individuo tan mediocre, ladino y manipulador, que el diccionario de la Real Academia española de la lengua utiliza la palabra tartufo para definir al hombre hipócrita y falso. Dígame usted, si no se trata de una especie de reestreno de la obra “Tartufo el Impostor” en Venezuela, en pleno siglo XXI, cuando uno ve y oye a quienes dicen representar el internacionalismo proletario arremeter contra unos humildes ciudadanos que viven en la frontera, agredirlos, derrumbar sus humildes y precarias viviendas (numerándolas previamente al mejor estilo nazi) y expulsándolos del territorio que les ha cobijado su miseria, por el simple hecho de no ser de nacionalidad venezolana, es decir, no pertenecer a la misma nacionalidad de los agresores, o sea, de los “internacionalistas”. Ah, pero después de la agresión proclaman su amor por nuestros vecinos…tartufismo puro.


Vimos las dantescas escenas de centenares de humildes ciudadanos colombianos acusados de paramilitares sin siquiera una “báscula” al hombro, sino con cocinas y neveras viejas atravesando el río Táchira, para convertirse en parias en su propio país; porque en éste, que lo habían hecho suyo, fueron salvajemente expulsados sin fórmula de juicio. Los venezolanos todos, por culpa de estos “ideólogos del internacionalismo proletario”, hemos sido expuestos al odio de todas las naciones, menos de aquellas, claro está, que siguen actuando como el chulo del barrio grande latinoamericano.  


Yo me imagino una escena, parecida a la que vimos por tv, pero que pudo ser posible hace poco más de 50 años (la edad del actual Presidente) si los ancestros colombianos de Maduro no hubiesen podido pasar de San Antonio del Táchira, se hubiesen tenido que quedar en esa línea artificial divisoria de dos pueblos hermanos y el ejército, de entonces, los hubiese puesto de patitas en su país de origen. Nos hubiésemos perdido de tener a este presidente o ahorrárnoslo, según otros. Los adecos no fuimos tartufos y los dejamos pasar. ¡Magna culpa nostra!   


Recordémosle, a estos comediantes, que la tesis que sustenta el internacionalismo es  la solidaridad de clase, tal como nos lo recuerda Wladimir Ilich Ulianov, alias Lenin: “el internacionalismo rebasa el marco del Estado y los miembros de una clase social, sea ésta la burguesía o el proletariado, a pesar de que habitan territorios diferentes, tienden a aproximarse entre sí en función de los intereses económicos y sociales que representan y a promover conjuntamente su defensa”.


¿Oyeron tartufos? Lo que promueve el internacionalismo es la DEFENSA conjunta de la misma clase social, no la AGRESIÓN unilateral que ejercen, contra esa misma clase, unos hipócritas que dicen defender a la clase agredida. Esto suena más a Cantinflas que a Tartufo, pero sigamos en la “comedie francaise” para no distraernos con la comicidad mexicana.                


Ahora bien, amigos tartufos, como ustedes son seguidores de Moliere, permítanles a nuestros hermanos colombianos, a quienes ustedes dicen amar y los tratan de esa inhumana y cruel manera, que les respondan con una frase de vuestro héroe francés:

“Si esta es vuestra forma de amar, os ruego que me odiéis”… ¡su merced!



@EcarriB           

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