COLUMNA DE HECTOR AGÜERO.
Explorando caminos
Héctor
Agüero
Decía
el general prusiano Karl von Clausewitz, que la guerra era la continuación de
la política por otros medios y no se equivocó. Luego de los cañonazos y de la
carnicería humana, las partes en conflicto vuelven a las palabras y a los
tratados pero, con la diferencia de que esta vez, priva una sola opinión: la
del vencedor. Lo sabe muy bien la nación germana, eje de dos contiendas en el siglo XX que, no supo
ganar ni evitar. Lo sabe también el gobierno francés en Indochina y el norteamericano en
Vietnam, entrampados con sus fuerzas ocupantes en esa jungla del Sureste asiático, al tiempo que se
aferraban y maniobraban en las mesas de negociaciones en Paris, para maquillar
una derrota en honrosa retirada. Indudablemente no salieron airosos de esas
contiendas, porque pensaron que el poderío bélico lo hacía todo.
Afortunadamente, es indispensable valorar la historia para no caer en los
mismos errores.
Viene esta reflexión a propósito de las medidas
tomadas por la administración Obama, que señala a nuestro país como peligroso
para la nación norteña. Decisión que a
los ojos de personalidades y organismos internacionales, tanto afines al
proceso revolucionario como críticos al mismo, consideran que el Primer
Mandatario estadounidense se excedió. Es importante recalcar que la reacción
solidaria de la mayoría de naciones del continente americano, se reflejó en las
decisiones de apoyo diáfano que
asumieron los organismos regionales.
La
respuesta del Pueblo venezolano, de su Presidente Nicolás Maduro Moros, del
Gran Polo Patriótico, de la FANB, fue una sola, enérgica y contundente: defensa
de la soberanía patria y rechazo a la
postura imperial. Vimos con qué rapidez se sucedieron las movilizaciones de diversos
sectores de la vida pública, actividades que han adquirido un carácter
permanente y que demuestran que la República Bolivariana de Venezuela, no está
sola. Ni en el plano interno ni en las instancias internacionales. Fue un
termómetro que midió el grado de madurez y conciencia de un pueblo que, sabe
defender sus conquistas sociales.
Al
mismo tiempo que nuestro Presidente Nicolás Maduro, enarboló la firme defensa
histórica de nuestro suelo patrio, giró instrucciones a nuestra cancillería
para que denunciaran ante el mundo este acto insólito. Delcy Rodríguez, nuestra compañera canciller
le explicó al mundo que Venezuela es, una nación de esperanza, que tiene el
legítimo derecho de vivir en paz y armonía, en el conglomerado de naciones que
pueblan el planeta. Defensa enérgica de la patria pero, también dispuestos al
diálogo franco y respetuoso en condiciones de equidad.
Así lo afirma la frase
que recorre las redes desde hace días: Obama, deroga el decreto Ya. Es importante que no se confunda nuestra voluntad
de entendimiento con un asomo de debilidad. Somos diáfanos como revolucionarios
y creemos que, la lucha política debe prevalecer sin menoscabo de nuestras
tareas en defensa de la patria. En estas circunstancias nuestra posición en una
mesa de negociaciones debe ser vertical y férrea, en lo que atañe a nuestra
integridad como nación. Saber explorar los puntos débiles del adversario a sabiendas que éste dispone
de recursos poderosos e ilimitados. En este caso la paciencia, la habilidad y
la prudencia requieren el ir de la mano, para llegar a buen puerto. En las
actuales circunstancias, se hace indispensable recurrir al apoyo y a la
concertación con los gobiernos amigos y
con los organismos de la Región, para crear y propiciar una salida política a esta
reacción inusual.
Si no
hay sorpresas de aquí al 10 de abril, la
Séptima Cumbre de las Américas, que tendrá lugar en la ciudad de Panamá y que sesionará durante un par de días, podrá ser un escenario propicio para intentar un
acercamiento que pueda conducir a un diálogo entre las partes. Nuestro
inquebrantable ideario revolucionario nos acompaña en esta tarea ardua y
difícil, pero no imposible. En defensa de la patria bolivariana.
Seguimos adelante
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