¡Anda, vale!, ¿qué te cuesta?
Humberto Seijas Pittaluga
Es contigo, Nikolai.
No te hagas el loco. Ya tus
actitudes televisivas de perdonavidas no convencen a nadie. Todo el mundo sabe que de busca-bullas de
poca monta no pasas. Que actúas
prevalido de una cúpula militar tan fantoche y tan inepta como todo en tu
régimen. Que esa y tú lo que hacen es
seguir el guion que les escribió el think-tank
cubano que Fidel le había regalado al inmortal fallecido y que tú
heredaste. Claro, no hay que descartar
que también recibes el apoyo de jueces y fiscales en eso de aplicar una
justicia sesgada en contra de los opositores.
¿O es casualidad que apenas tú abriste la boca en la cadena, salió
un fiscal a mandar a detener a uno de
los representantes de la alternativa democrática? ¿Es por acaso que casi la mitad de los
alcaldes surgidos de las filas de la oposición tiene procesos judiciales
abiertos? ¿Cuántos de los alcaldes rojos
han sido enjuiciados? Y no me digas que
estos son unos dechados de rectitud, porque bien malandros son algunos.
¡Anda!, ¿qué te cuesta?
Ponte la mano en el pecho cuando estés solo y reconoce que el encargo te
quedó grande. Grandísimo. Y ya que estás en eso, admite también que
estás secuestrado por unos chupasangres que, por enriquecerse como Cresos, le están haciendo un inmenso mal a la
nación. Piensa también si es moralmente
(o políticamente) válido poner a inocentes en mazmorras para que un grupete
pueda seguir monopolizando el poder.
Con todo y lo alargado de tu físico, mental y gerencialmente
eres un enano. Y lo sabe, además de los
treinta millones de venezolanos, el mundo entero. Cómo será que hasta los amigotes
internacionales empiezan a sacarte el cuerpo.
Claro que eran amigos interesados —chulos, mejor— que le pelaban el
diente al difunto porque los tenía comprados para que votaran a su favor en la
ONU, la OEA y cuanto foro internacional aparecía por ahí. Ya la Dilma dijo que siente "gran
preocupación por Venezuela”. La
Bachelet, tan socialista como la primera ya sacó un comunicado explicando que
la nación chilena siente aflicción por lo que sucede por aquí. Con decir que Juanma, el “nuevo mejor amigo”
de tu legatario, exigió que se le respete el debido proceso a Ledezma. Las primeras planas de diarios de todo el
planeta abrían con la detención —arbitraria, violenta— de este. Su único delito: haber sacado junto a María
Corina y Leopoldo un escrito pidiendo una transición. Un documento que podemos firmar, sin
cambiarle ni una coma, tres cuartas
partes de la población. Solo los medios
nacionales, secuestrados por el régimen, titulaban distinto. Por donde vivo, uno informaba a cinco
columnas que tú habías anunciado que “Ledezma será procesado por la justicia”. Repito, la noticia era que habían detenido a
ese alcalde, sin orden de captura y que solo después del hecho apareció un
sigüí firmando un papel. Lo que dijiste
valía solo como un subtítulo de esa noticia.
Pero eso será en otros países; aquí los medios están como el perrito de
la RCA…
No has llegado a los dos años de mandato —cuya legitimidad y
legalidad muchos ponemos en duda— y lo que has logrado es acelerar la
destrucción del país. No solo en lo que
se refiere al aparato productivo y las fuentes de la economía sino en lo
relativo al tejido social: todos somos más pobres que antes y sentimos más
animosidad en contra de quien debiera ser nuestro prójimo. Ya hasta alguien que ha recibido tanto real
del régimen, como Oscar Schemel, reconoce que “siete de cada diez venezolanos
piensan que el país va por mal camino”.
Solo José Temiente sigue con su chorro de babas: “Dentro de la
oposición se ha impuesto el sector más violento y anticonstitucional”. Pero es entendible: él es uno de los que más
ha ordeñado la res pública en estos largos 16 años. Y no cejará hasta que no la vea exangüe. Ahí será cuando arranque para el Chile de sus
amores. Pero los billetes no los llevará
a ese país: seguirán en los paraísos fiscales donde reposan actualmente. Usemos la lógica: ¿va a arriesgar la
oposición la probabilidad de obtener una victoria abrumadora promoviendo un
golpe de Estado que complicaría ese probable éxito político? Yo sé que en tu pueblo natal lo que se juega
es tejo (que por allá le dicen “turmequé”), pero por aquí, el dominó tiene un
aforismo: “mano segura no se tranca”.
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