La transición
Por Douglas Zabala
En chirona
han metido al Alcalde Metropolitano por andar firmando un documento que
hasta el día en que su carcelero lo blandió en cadena nacional, ni su yerno se
había percatado que su suegro había cometido semejante acto insurreccional,
capaz de quebrar no sólo la paz de la república, sino el sosiego de su
privada vida familiar. Acuerdo Nacional Para La Transición se titula el hasta
no hace nada innombrado llamamiento que puso tras los barrotes a quien por obra
y gracia al ingenio represivo, si hay transición, desde ya será uno de los
primeros presidenciables.
No salgo
del asombro con la alharaca oficialista ante el susodicho escrito,
firmado por ahora por los tres mosqueteros de la salida y el Maduro vete ya,
pero a decir verdad, a pesar de mi insistencia en el camino pacífico,
democrático y constitucional, no le encuentro ninguna herejía el señalar
que el pueblo de Venezuela vive una de las circunstancias más difíciles de su
historia, a la que ha sido llevado por un régimen que en los últimos dieciséis
años aplicó un modelo fracasado y ha ejercido de manera impune la
antidemocracia en nombre del socialismo.
Quienes se
rasgan las vestiduras recordando fechas patrias, olvidan que el
primer llamado a la transición lo firmaron aquel 5 de Julio de 1811,
entre otros, Juan Germán Roscio, Francisco Javier Ustáriz y Antonio
Nicolás Briceño, todos apoyados por el insurrecto de Simón Bolívar.
De manera que tampoco es nada nuevo, recordar la obligación de todo demócrata
en ayudar a resolver la actual crisis, defender la libertad, y hacer que la
transición, es decir, el paso del sistema superado a uno nuevo lleno de
esperanza, se produzca de la mano de la mayoría de los venezolanos.
Otros como
Arturo Uslar Pietri y su grupo de notables, también tuvieron el arrojo de
proponer la transición, una vez que el último y turbulento gobierno de CAP
entrara en barrena como consecuencia del caracazo y su secuela de muertos. De
tal forma que muy mal queda penalizar a quienes digan, que el desastre
que vivimos responde al proyecto de una élite sin escrúpulos de no más de cien
personas, que tomó por asalto al Estado para hacerlo totalitario, que se ha
apoyado en grupos violentos y en un militarismo de cúpulas corruptas para
controlar a la sociedad.
Han
señalado los autores del documento de marras, la necesidad de hacer un
llamado, sin distingos políticos y trascendiendo las diferencias, para poner
en marcha, con la urgencia del caso, un Acuerdo Nacional para la
Transición, en el que esté representada la Unidad de todos los ciudadanos de
Venezuela, a través de las visiones de los trabajadores, los jóvenes, los
empresarios, los académicos, los políticos, los miembros de las iglesias y de
la Fuerza Armada, en fin, de todos los sectores nacionales.
Ledezma
está preso por proponer: 1) Restituir las libertades conculcadas, la soberanía,
la paz social y el Estado de Derecho. 2) Atender la emergencia social y
asegurar la atención eficaz a los sectores más vulnerables y 3) Estabilizar
la economía, recuperar el ingreso familiar y generar confianza en el
país. Ahora bien, si los disidentes reincidentes como Pompeyo Márquez,
Luis Miquilena y Tejera París, lo firmaron, más de un venezolano andará
buscándolo para adherirse a este Acuerdo Nacional Para La Transición, que
Maduro torpemente popularizó.

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