Columna de Rafael Rodríguez Olmos
PEROLITO Y ESCARLATA
María
Corina Escarlata y Juan Carlos Perolito, son dos personajes venidos de las
fauces de un monstruo sin cabeza que nunca ha entendido lo que es su entorno y el país, pero debieron
tener infancias traumáticas cargadas de reproches y regaños despreciativos que
definitivamente los condujeron por el camino del mal. Porque cómo puede
entenderse que una ingeniero, amo del valle, miembro de esas veinte familias
dueñas del país de las que hablaba Francisco Herrera Luque, acumule en su haber
tantas frustraciones y las quiera descargar sobre los pobres venezolanos que
nada le hicieron y que ya tienen bastante con las incompetencias del gobierno.
Y peor aún, suponer que por un acto del trasnocho, decida convertirse en líder
político, en la convicción de que no hay nada mejor para desgraciarle la vida a
la gente. Porque si me dijera que es una persona de buenas intenciones, vaya y
pase. Entonces entenderíamos que tiene un criterio diferente de qué hacer con
el país y que su visión equivocada es el resultado de los intereses de su
clase, que obviamente no es la clase de los venezolanos; y que además, como
dijo Mao “la rana ve el cielo del tamaño de su charca”, o sea, ve lo que le
interesa. Pero una mujer cuyo mayor mérito debe ser el haberse fotografiado con
George Bush, a cuenta de su dinero por supuesto, y de los intereses del
imperio, aún no entiende, que a pesar de su poder, es incluso una especie, a la
que su propia gente –la oposición- le hacen fo. Por eso es que Escarlata me
recuerda a Agatha Transbull, aquel personaje maquiavélico
interpretado por la actriz alemana Pam Ferris, quien dirigía la escuela donde
estudiaba Matilda y que sufría el terror de aquella maestra. Es una simpática
película Matilda, donde además trabaja Danny de Vitto.
Porqué no habérsele ocurrido a Escarlata lo
mismo que hacen los hijos de papá: viajar, dar vueltas por el mundo aunque sea
para ver estupideces, montarse en un yate y hacer el amor (o tener sexo) a
cielo abierto, andar por los centros comerciales del mundo comprando boutades, pasar dos horas en un gimnasio
y luego nadar en la piscina de su casa, maltratar a la servidumbre, comprar un
carro nuevo, en fin, quién sabe cuántas idioteces. O que tal vez le hubiera
dado por incursionar en la literatura. A lo mejor escribiría unos cuentos de
terror que Horacio Quiroga se quedaría opacado en la tumba. Y si la incursión
es en el cine, escribiría un guión inventando a un personaje similar a Freddy
Krueger, aquel asesino serial que tanto aterrorizó a los jóvenes de los 80 en las
500 películas que hicieron de Martes 13. Incluso, hasta me la imagino cómo
sería de juez con un sistema judicial tan podrido como el nuestro, cuánta gente
inocente moriría.
Pero más que más, y más que todo, Escarlata debió ser sicólogo, o
debió acudir a él, que en realidad viene siendo lo mismo. Y creo que las
clínicas de Escarlata deben agrupar a todas las corrientes de la sicología: un
conductista para sus mentiras, un gestalista para su conducta bipolar y un
sicoanalista para ver si logra dar con ese “Super yo”, que debe estar mucho más profundo de lo que
se supone. Quién sabe si sus conflictos estén más bien en el “Ello”. Incluso,
hasta valdría la pena que hiciera algunas sesiones de análisis transaccional porque
de repente con una “silla guaica” resuelve sus frustraciones entre ser y no
ser. O más bien, ser burguesa, o ser presidente, pero sin desgraciarle la vida
a los venezolanos.
Y es que esa es la esencia de Escarlata: un
conflicto de personalidad. Por ello, luego de tantas cosas malas hechas, le
parece que es al revés, es más bien víctima del gobierno y la imputación que se
le podría hacer, no es más que una retaliación contra quien solo tiene la culpa
de ser amo del valle.
Y es que viendo todas las incongruencias de
Escarlata con su conflicto de identidad, es que recuerdo a aquel personaje de
la Radio Rochela que siempre divagaba, tratando de entender lo que Perolito le
decía. Nunca sabía nada, pero todo lo hacía mal.
Y no es menos, pero sí diferente Juan Carlos
Perolito. Diferente porque no es amo del valle. De hecho, el Tribunal Supremo
de Justicia le dará matarile, precisamente porque aparece en un video
recibiendo 40 palos, antes del bolívar fuerte. ¡Susto, Escarlata no haría eso!
Es decir, que él vio como una oportunidad el que un empresario le metiera en el
bolsillo esa bicoca, no importa el cobro posterior y condicionado. De hecho
Perolito nunca vio aquello como lo vio el resto de la sociedad, como un delito,
ni como un acto de inmoralidad. Ni siquiera se sonrojo. Más bien armó un escándalo
porque el acto fue filmado, y a su juicio, ese fue el delito, la filmación
porque evidenciaba que le montaron una trampa. El delito no fue tomar el
dinero. La conducta hamponil del común de los abogados.
En eso sí se parece a Escarlata, en la
bipolaridad. Es decir, que el vasallo adolece de las mismas deficiencias
síquicas que su ama, comenzando por la desconexión de la realidad, pasando por
el complejo de víctima y terminando en el complejo del súper héroe que nadie
entiende, porque ni sus propios conmilitantes los quieren.
Es decir, que si alguien escribiera una novela
sobre la oposición en Venezuela, tendría a los dos personajes principales,
cuyas características son claves, para darle sabor a una narración de larga
duración que mantenga atrapado al lector desde el principio hasta el fin. Si a
ello le suma las peripecias internas de la MUD, la banda de mafiosos que no
tiene pruritos, los únicos prisioneros de lujo en el país: Scarano, Lepoldo
López y Luis Ceballos, 63 venezolanos asesinados por ellos, cientos de
paramilitares moviéndose por toda la nación, varios pichones de terroristas con
Lorent Saleh a la cabeza, planificando matanzas colectivas, guarimbas
económicas y destructivas, tendríamos una novela que muy probablemente se
ganaría el Rómulo Gallegos. Están todos los ingredientes, con dos personajes
que podrían ser las figuras principales: Escarlata y Perolito.
Caminito de hormigas…
Se complican aún más las cosas en la MUD. Los adecos
sacaron sus garras y se niegan a aceptar las imposiciones de Primero Justicia.
Y de paso, hay gente de Henry Falcón que insiste en montar tienda aparte… Hablando de Falcón, me dicen que la
Contraloría General le tiene montada una investigación porque la corrupción en
Lara es de pronósticos reservados. Cuidado si se le complican las cosas antes
de tiempo… Fuertes diferencias en
los jerarcas del partido rojo-rojito. Algunos no solo aceptan que las internas
fueron un fracaso, sino que esa imposición y manipulación de aparatos, no va a
garantizar el triunfo parlamentario… Los servicios de inteligencia del
Estado, detectaron movilizaciones importantes de paramilitares en el sur de
Aragua y norte de Guárico. Se estarán movilizando para enero… La Casa de la Cultura en Naguanagua
está sumida en la más profunda porqueriza. El Monte se traga todo… Recomiendo el video “La ciencia de
los milagros” de Gregg Braden
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