Columna
de Rafael Rodríguez Olmos
¿Estará
Vargas en la dirección correcta en la construcción del socialismo del siglo XXI?
Siempre
me jacto de decir que conozco mi país. Le he dado cuatro vueltas y media. Lo
amo entrañablemente. Y les enseñé a mis hijos que primero deben conocer su
país. Un año después de que Chávez inaugurara el ferrocarril del Tuy, un sábado
en la mañana me fui con ellos a la estación de El Tuy. Allí dejé el carro, en
el tren fuimos a La Rinconada y por un bello pasaje llegamos a la estación del
metro. Fuimos a Capitolio y de allí los recorrí por todo el centro de Caracas,
que ahora es un modelo de ciudad. A las seis de la tarde regresamos en el tren
para agarrar el carro nuevamente a Valencia. “Nadie les mete cuentos ahora –les
dije- y seguro que ninguno de sus compañeros conoce el ferrocarril; pero sus
padres hablan mucha paja en contra del proceso”.
Cuento la
anécdota porque conozco muy bien el estado Vargas. Veinteañero nos íbamos a las
playas de pueblo de Osma (antes está Chuspa si mal no recuerdo) a pescar
tiburones. Eran un montón de pueblos bellísimos a donde se iba a montar carpas
en temporadas. La carretera era patética, toda de tierra, y en tiempos de
lluvias uno podía quedarse atrapado por días, porque no habían carro que pasara.
Hoy, después de Los Caracas -aún en el abandono parcial-, uno puede transitar
una magnífica carretera hecha de concreto, quedarse en las bellas posadas,
disfrutar la impresionante vista al mar y llegar hasta Carenero, es decir el
paso al estado Miranda que por siglos nunca lo hubo; y de allí continuar hacia
oriente. Si alguien recibió ayuda de esta revolución, son esos pueblos en donde
se consigue de todo: escuelas, liceos, CDI, Barrio Adentro, cooperativas,
comunas, transporte y una larga cadena de beneficios que nunca tuvieron. Chávez
se los dio todos.
Pero del
lado contrario no fue diferente, porque también íbamos a sacar pulpo en las
piedras a orilla de mar cuando exprimíamos sardinas cuyo olor los volvía locos.
Arrecife, Catia la Mar, hasta la base naval de Mamo a donde se permitía antes
ir de pesca. No sé ahora.
Vargas
siempre fue abandonada por sus gobernantes en donde la corrupción privó por
sobre los intereses del soberano, ergo, el poder constituyente. Incluso,
nuestro primer gobernador, impuesto por Hugo, un oscuro mayor de la Guardia
Nacional, hizo tan mal gobierno que el varguense ni siquiera lo recuerda.
Pero
Vargas es otra cosa hoy. Desde su vialidad, pasando por su infraestructura y
llegando hasta la conciencia del varguense, pareciera que entendieron que el
terruño era un problema de todos y que solo ellos podían transformar la
realidad. Está muy lejos del socialismo, ciertamente, pero está más cerca que
el resto de los estados del país. ¿Cómo lo lograron? Es la pregunta que me hice
de primero. Pues tengo la certeza de que no es posible hacer nada sin
dirección, sin una cabeza pensante que sepa cómo organizar, cómo ayudar, cómo
dirigir y como ser exitoso.
Aclaro de
una vez –para que no me digan jalabola- que no conozco a García Carneiro y que
no me convenció en lo absoluto cuando Chávez lo puso allí. Será un gobierno
igual de malo que el de su compañero de armas, me dije.
Pero
resulta que el general-esgrimista, es de estos funcionarios que cree en los
hechos y que la mejor manera de construir el socialismo es construyendo el
socialismo. Esa es una actividad diaria, porque si construyes una calle y le
pones alumbrado, estás resolviendo un problema, pero además, el beneficiado
sabe que puede contar contigo.
Es de
estos funcionarios al estilo Haiman el Troudi, que no necesita hacer ruido para
construir. Hecho el pendejo ha ido resolviendo el problema de la vialidad en
Caracas, cuando todo el mundo, incluso yo, dijo que era imposible. Pero allí
está, sin aspavientos, sin escándalos, sin declaraciones rimbombantes que no
conducen a nada, ambos parecen ejemplos de lo que requiere –y con urgencia-
este proceso político: un funcionario eficiente y no ladrón.
Vuelvo a
Vargas porque me ha impactado mucho y debo hablar de ello en mi programa de
radio. No hay sitio por donde no pase que no esté la marca positiva del
gobierno. Las once parroquias están recibiendo obras de infraestructura al
mismo tiempo, aplicando la política del gobierno de calle impulsada por Maduro.
Escuelas
básicas, muchas, campos de beisbol, muchos, gimnasio vertical, estadios,
vialidad, terminal de pasajeros, mercado comunitario, un proyecto para
construir un hospital general, autopista Bicentenaria, Unefa, nuevo terminal de
pasajeros, parque temático, kioskos decentes y organizados a orillas de playas,
el nuevo estadio de Los Tiburones, todo se construye al mismo tiempo en todas
las parroquias de la región.
¿Cómo lo
lograron? Cuando el estado donde vivo ni siquiera las autopistas están
alumbradas, con mucho más recursos y más presupuestos. Aragua da vergüenza,
Barinas es patético, Portuguesa no tiene ni gobernador, Falcón no tiene una vía
que sirva a pesar de que en sus tierras se procesa petróleo, Bolívar está
carcomido por la desidia, Delta Amacuro involucionó al menos cien años, Apure es
el mismo pueblo de hace 50 años y aquí me detengo porque no es un secreto la
ineficiencia de gobernantes regionales y locales.
Pero
Vargas lo ha logrado. Nomás pasar el túnel Boquerón 2 y de inmediato se nota el
cambio. Allí estuve cuando el deslave, tengo fotos terrible y testimonios
difíciles de digerir como el del comisario de la Disip que no paraba de llorar
como un niño porque no pudo salvar a su hijo de 12 años. Cientos de anécdotas
pude obtener y algunas publicar en el diario El Mundo en mis tiempos de
reportero. De esa tragedia queda poco, más bien los duros recuerdos.
Vargas es
un estado moderno que camina planificadamente hacia el socialismo del siglo XXI
que planteó Chávez. Insisto, no conozco el gobierno por dentro, ni al
gobernador, no sé si hay hechos de corrupción. Al menos a mis oídos no han
llegado. Lo que sí sé es que hay criterio, visión y dirección, no
autoritarismos ni dictadura. No sé si se convoca al soberano para hacer las
cosas. No sé si acompañado de las obras hay un proceso de formación política.
Pero si sé que han avanzado, y mucho, en poco tiempo. Saber por dónde se va,
qué hay que hacer, cómo hacerlo. Esos son elementos determinantes para hacer un
gobierno.
¿Cómo han
avanzado? Es una pregunta que deberían hacerse los mandatarios regionales y
locales del país. Quizás García Carneiro les pueda dar la clave de cómo se
pueden hacer las cosas y ser eficiente en el menor tiempo posible.
Caminito
de hormigas…
Rubén
Pérez Silva aún no se repone de la emboscada que le
hicieron para que aceptara la coordinación de la MUD en Carabobo. Muchos
piensan que no durará mucho… Una
de las grandes preocupaciones de importantes jefes de la oposición, es
que no tienen control sobre los terroristas. No encuentran vías para
convencerlos de la necesidad de sentarse a la mesa a dialogar… Las últimas encuestas evidencian que
el pueblo venezolano no tiene interés en aventuras y mucho menos en violencia,
a pesar de las dificultades… 30
mil calificaciones de despido llenan los escritorios del Ministerio del
Trabajo. Es una papa muy caliente la que tiene el gobierno en la mano… Recomiendo el video “Libérate de tus
antepasados”, vale la pena.
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