Producciones El Monje de Camoruco

Producciones El Monje de Camoruco
Publicidad, asesorías, manejo de redes, asistencia virtual, información, opinión, variedades y otros.

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD
Lay Yin China Bistró #AlgoMásQueUnRestaurant Con el orgullo y el prestigio de la Familia Chang.

viernes, 14 de febrero de 2014

COLUMNA DE ANTONIO ECARRI. Los nuevos Comandantes Faema

COLUMNA DE ANTONIO ECARRI.


Los nuevos Comandantes Faema

Antonio Ecarri Bolívar


Recuerdo con cierta nostalgia mis tiempos idos de dirigente estudiantil y mi adscripción casi incondicional, al principio de mi carrera (1968 aprox), a las tesis más ortodoxas de la utopía comunista. Me arrepiento sólo de la parte acrítica de mi pensamiento de izquierda de la época: frente al modelo soviético, chino, vietnamita y cubano de los primeros tiempos. Aunque nunca me retractaría de mi solidaridad con los pueblos que luchaban por su liberación del colonialismo, contra el apartheid sudafricano y por la libertad de Nelson Mandela, por ejemplo; o con la lucha a favor de los negros norteamericanos y contra su discriminación, con Marthin Luther King y Angela Davis a la cabeza y la denuncia de crímenes atroces como el de Patrice Lumumba asesinado en el Congo o el de Víctor Jara por la tiranía pinochetista.


           Ah, pero luego comenzamos, un proceso de ruptura con los comunistas que lo había iniciado Rómulo Betancourt ( el más precoz de todos los críticos latinoamericanos de la política imperial soviética) en la lejana época de los primeros años de la década de los  treinta y que continuaron, más de tres décadas después, los eurocomunistas Santiago Carrillo desde España, Georges Marchais en Francia, Enrico Berlinger desde Italia y el MAS en Venezuela, porque todos habíamos pasado por alto (por nuestra edad, menos Rómulo por supuesto) la invasión soviética a Hungría, pero teníamos en nuestras narices el descubrimiento de los más de veinte millones de muertos del Gulag −los campos de concentración soviéticos−, la asfixiante opresión de la Stasi  (Ministerium fürStaatssicherheit, tenebrosa policía represiva de la RDA) el genocidio y las hambrunas promovidas por el régimen de Mao Zedong, la dictadura camboyana del genocida Pol Pot y, finalmente, la caída del Muro de Berlín en 1989.


El impacto de las memorias de los disidentes soviéticos −con el Archipiélago Gulag (1977) de Alexander Solzhenitzen en primer plano − y la invasión soviética a Checoeslovaquia, hizo que en Venezuela los comunistas se dividieran dando nacimiento al MAS. Y toda la izquierda, distinta al PCV, asumió el rechazo al “socialismo real”  seguido al calco por los cubanos; mientras vietnamitas y chinos comenzaban a decantarse de esa jurásica ideología y, finalmente, checos, yugoslavos, húngaros y el resto de Europa oriental, con los rusos a la cabeza, le dieron la estocada final a la otrora poderosísima potencia de la URSS y…sin disparar un tiro.


A todas estas, en el seno del movimiento estudiantil venezolano, quedaba una especie de residuo “ultra izquierdista” que al rechazar la política de “paz democrática” del PCV y contrariar la política del MAS de  ruptura con el atraso, esos radicales ultrosos, digo, vivían hablando de la “guerra prolongada”, de que “la lucha continúa” y que había que  crear “uno, dos, tres Vietnam”, pero como todo esa “guerra de guerrillas” la proclamaban desde los cafetines de la Universidad, entonces, para ridiculizarlos, les endilgamos el mote de “Comandantes Faema” (Faema era la marca, más famosa en la época, de máquinas dispensadoras de café) y así quedaron para la historia.


Tienen sus equivalentes en otros países, por ejemplo, en Francia los llaman “gauche caviar”, en Suiza los bautizaron como “toscana-zosi”, en Inglaterra los etiquetaron como “champagne socialists” y en los Estados Unidos el llamado padre del periodismo moderno, Tom Wolfe, los bautizó como “radical chics”.      
 

Ahora vemos con estupor cómo han surgido en nuestro país, ya no de la izquierda sino de signo radical y antagónicamente opuesto, unos nuevos “Comandantes Faema”; pero, oh sorpresas que da la vida, no son los meneludos de los años 70, sino encopetadas y encopetados señoras y señores de la clase media alta que proclaman la “salida ya”, que denuncian cómo “vendido al régimen” a quien hasta hace menos de tres meses era su líder “per omnia saecula seculorum” Henrique Capriles; y a los partidos políticos serios como AD, UNT, Copei y Primero Justicia, organizaciones que no quieren perder los avances hasta ahora alcanzados, que no les siguen el juego aventurero e improductivo porque están convencidos de la necesidad de conservar la unidad y acumular fuerzas, en esta etapa no electoral, los llaman partidos “come flor” que están en “connivencia” con el régimen.


Soy de los que piensa que a estos “nuevos Comandantes Faema” o “radicales Chics” hay que dejarlos que se consuman en bailoterapias y ejercicios gimnásticos en sus parques y plazas de las urbanizaciones de clase media alta y, mientras tanto, los demás mortales que nos duele la perpetuación de este régimen y que somos aliados de los sectores populares, sólo nos sale dedicarnos a la lucha social y política con los humildes, donde hay verdaderas carencias y falencias y donde no aparecerán nunca los “Comandantes Faema” ni los “radicals chics”, porque en los barrios de Venezuela no hay Cafés con aire acondicionado, ni máquinas FAEMA que lo distribuya, lo que es de lamentar. Aunque, al menos, no verlos por allá será un tremendo alivio.
   

@EcarriB 

1 comentario:

mdc