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viernes, 1 de noviembre de 2013

COLUMNA DE MARCOS MELÉNDEZ. GUERRA PSICOLÓGICA EN SUPERMERCADOS: Caso operación cóndor.

COLUMNA DE MARCOS MELÉNDEZ.


GUERRA PSICOLÓGICA EN SUPERMERCADOS:

Caso operación cóndor



Los documentos que hoy han sido desclasificados sobre la famosa operación cóndor aplicada por Estados Unidos a través de su central de inteligencia CIA en Chile durante el gobierno de Salvador Allende, muestran indicios de operaciones de guerra psicológicas previas al golpe de estado. Entre estas acciones, se destacan las que operaban en los supermercados. Allí, la CIA pagaba a los dueños de los abastos grandes sumas de dinero, pero no para adquirir la mercancía que vendían, sino para hacer que las sacaran de los anaqueles y las mantuvieran en los depósitos, de tal suerte que, se acentuara la desaparición programada de cualquier producto específico.

Otra acción realizada por la  CIA en el Chile de los tiempos de Allende, era colocar actores en los supermercados, con el fin de hablar en las colas. Estas personas tenían como trabajo, pasar el día en el supermercado, con un carro que nunca terminaban de llenar y haciendo una supuesta compra que nunca terminaban, permaneciendo siempre dentro del supermercado: agitando, comentando la escasez, dando detalles de supuestos hechos que estarían por ocurrir etc., de manera tal, que la cola en el supermercado (que es en sí misma un hecho estresante) fuese potenciada con el aderezo de un supuesto comprador que se torna desesperado ante la “terrible situación de escasez”.

La tercera acción que se ejecutaba entonces, era la penetración de organizaciones civiles no gubernamentales para que se dedicaran a hacer presencia en los supermercados con el fin de generar caos en las colas a través de la queja constante, la confrontación con los vendedores al quererse llevar más productos de los permitidos por la norma y el sentido común, con el único fin de estimular trifulcas, y, en pleno conflicto aparecía “casualmente” un periodista que se ocupa de registrar el forzado hecho y darle la resonancia mediática que la operación cóndor requería antes de dar el golpe final.
Simultáneamente, se dejaban correr las bolas sobre la posibilidad de la desobediencia civil, la necesidad de un gobierno militar que pusiera orden y una constante ridiculización del gobierno por la vía mediática. 

Todo esto sumado, tuvo como objetivo generar un nivel de irritación en la clase media que irradiara a los sectores más pobres (que aspiran siempre parecerse a la clase media aunque sea discursivamente) los cuales terminaban también crispados y convencidos de que era necesaria una salida violenta a una situación doméstica que psicológicamente terminaron convirtiendo en estructural.

Se veía entonces gente de los barrios más pobres que se habían lavado el culo toda la vida, encabezando protestas por escasez de papel sanitario de lujo y personas que toda su vida habían usado el transporte público subsidiado por el Estado, y que nunca habían salido de la ciudad en que vivían, quejándose de la escasez de dólares preferenciales para viajar a las islas griegas; es decir, una alteración de la psique individual y colectiva planificada que terminó poniendo al ciudadano común a luchar en batallas que no eran suyas y a protestar por asuntos que escapaban totalmente de su radio de uso o interés…

Claro, estamos hablando de una operación psicológica llamada Operación Cóndor que tuvo actividades públicas y actividades encubiertas. Estamos hablando de Chile entre los años 1970 y 1973. Estamos en Venezuela en el año 2013. En Venezuela no ocurre eso, ¿O sí?

Marcos Meléndez

@marcosmelendezm

marcosleonardove@yahoo.com


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