COLUMNA DE MARCOS MELÉNDEZ.
GUERRA PSICOLÓGICA EN SUPERMERCADOS:
Caso operación cóndor
Los documentos que hoy han sido
desclasificados sobre la famosa operación
cóndor aplicada por Estados Unidos a través de su central de inteligencia
CIA en Chile durante el gobierno de Salvador Allende, muestran indicios de
operaciones de guerra psicológicas previas al golpe de estado. Entre estas
acciones, se destacan las que operaban en los supermercados. Allí, la CIA
pagaba a los dueños de los abastos grandes sumas de dinero, pero no para
adquirir la mercancía que vendían, sino para hacer que las sacaran de los
anaqueles y las mantuvieran en los depósitos, de tal suerte que, se acentuara
la desaparición programada de cualquier producto específico.
Otra acción realizada por la CIA en el Chile de los tiempos de Allende,
era colocar actores en los supermercados, con el fin de hablar en las colas.
Estas personas tenían como trabajo, pasar el día en el supermercado, con un
carro que nunca terminaban de llenar y haciendo una supuesta compra que nunca
terminaban, permaneciendo siempre dentro del supermercado: agitando, comentando
la escasez, dando detalles de supuestos hechos que estarían por ocurrir etc.,
de manera tal, que la cola en el supermercado (que es en sí misma un hecho
estresante) fuese potenciada con el aderezo de un supuesto comprador que se
torna desesperado ante la “terrible situación de escasez”.
La tercera acción que se ejecutaba
entonces, era la penetración de organizaciones civiles no gubernamentales para
que se dedicaran a hacer presencia en los supermercados con el fin de generar
caos en las colas a través de la queja constante, la confrontación con los
vendedores al quererse llevar más productos de los permitidos por la norma y el
sentido común, con el único fin de estimular trifulcas, y, en pleno conflicto
aparecía “casualmente” un periodista que se ocupa de registrar el forzado hecho
y darle la resonancia mediática que la operación cóndor requería antes de dar
el golpe final.
Simultáneamente, se dejaban
correr las bolas sobre la posibilidad de la desobediencia civil, la necesidad
de un gobierno militar que pusiera orden y una constante ridiculización del
gobierno por la vía mediática.
Todo esto sumado, tuvo como objetivo generar un
nivel de irritación en la clase media que irradiara a los sectores más pobres
(que aspiran siempre parecerse a la clase media aunque sea discursivamente) los
cuales terminaban también crispados y convencidos de que era necesaria una
salida violenta a una situación doméstica que psicológicamente terminaron
convirtiendo en estructural.
Se veía entonces gente de los
barrios más pobres que se habían lavado el culo toda la vida, encabezando
protestas por escasez de papel sanitario de lujo y personas que toda su vida
habían usado el transporte público subsidiado por el Estado, y que nunca habían
salido de la ciudad en que vivían, quejándose de la escasez de dólares
preferenciales para viajar a las islas griegas; es decir, una alteración de la
psique individual y colectiva planificada que terminó poniendo al ciudadano
común a luchar en batallas que no eran suyas y a protestar por asuntos que
escapaban totalmente de su radio de uso o interés…
Claro, estamos hablando de una
operación psicológica llamada Operación
Cóndor que tuvo actividades públicas y actividades encubiertas. Estamos
hablando de Chile entre los años 1970 y 1973. Estamos en Venezuela en el año
2013. En Venezuela no ocurre eso, ¿O sí?
Marcos Meléndez
@marcosmelendezm
marcosleonardove@yahoo.com
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