COLUMNA DE
CELIO CELLI.
UMBRAL XXI
Arrebatón
Celio Celli G.
I
A los venezolanos se nos ha
tenido como un pueblo luchador, bregador. Desde la misma lucha por la
independencia, liderizada por Bolivar y otros preclaros hombres y mujeres,
nuestro pueblo se mostró combativo, organizado, aguerrido e identificado con
las causas justas. No solo participó en nuestra independencia si no que lo hizo
por la de otras naciones o países en Suramérica.
Igual conducta libertaria,
independentista y democrática mostró nuestro pueblo al enfrentar dictaduras
como la de Juan Vicente Gómez o Marcos Pérez Jiménez. Nuestro tejido social,
conformado por una multiplicidad de razas fue conformándose como pueblo con
vocación democrática, con principios y valores entre los que destaca la
solidaridad, acompañada por el estudio o capacitación y el trabajo.
II
Desafortunadamente, en los
últimos años hemos sufrido una perniciosa metamorfosis, nuestro principios y
valores han cambiado y hoy ya no somos, al menos muchos, solidarios ni vemos en
la capacitación personal, el aprendizaje de un oficio útil, y el trabajo la
forma de prosperar y mejorar individualmente o colectivamente.
Hemos cambiado la cultura del
trabajo por la cultura del arrebatón. Me explico, en mi juventud, nuestros
padres y adultos cercanos nos inculcaron un principio: estudiar, capacitarnos o
aprender un oficio útil, ser por ejemplo, profesional o aprender carpintería, o
ser un buen mecánico o tornero, para
luego, ejerciendo ese oficio con dedicación y probidad ganarnos lo necesario
y suficiente para obtener lo que
aspiráramos en cuanto a calidad de vida, alcanzábamos de esta manera reconocimiento y respeto en la sociedad.
Antes si deseábamos un celular
por ejemplo, razonábamos voy a trabajar unas horas extras para comprármelo,
hoy, dolorosamente muchos no piensan así, contrariamente, salen y se lo arrebatan a quien primero se
consigan por vía de la violencia. Lo
mismo podemos decir de un carro, un reloj o una prenda cualquiera. Pues bien,
como decía cambiamos el trabajo por el arrebatón.
Ya no existe apego por los
precitados valores, tampoco por la solidaridad, recuerdo con nostalgia cuando
en nuestro vecindario de la calle Comercio de Valencia, si alguno de los vecinos tenía una necesidad
u estaba enfermo, ver a todas las familias de la cuadra estar pendientes. Quien
podía llevaba alguna medicina, algún alimento o jugo de frutas. Había en
síntesis espíritu solidario, de apoyo ante la adversidad. Hoy eso poco se nota.
Basta salir a la calle para ver el irrespeto, la agresividad, la crispación con
que se encuentra. Nadie respeta las normas de transito ni le da paso a nadie.
Si se descuida lo atropellan sin más ni
más.
III
Nos han desdibujado como
pueblo, como nación. Se nos ha dividido
habilidosamente, insuflándonos agresividad y hasta odio entre hermanos, se han
promovido campañas dirigidas al subconsciente para que nos veamos como enemigos
y no como habitantes de un solo país. Pero no todo está perdido, hay razones
para tener esperanza, desde este Umbral digo responsablemente que hay un país
por despertar, con probadas reservas morales y éticas que posibilitarán los
cambios anhelados por la inmensa mayoría. Nos leemos la próxima semana.

No hay comentarios:
Publicar un comentario