RUMORES,
FANTASMAS Y ALGO MÁS. De nuevo aparece la incertidumbre sobre si habrá o no,
elecciones el 8-D. En el CNE solo se dice que se está cumpliendo (aunque con algunos
retrasos), el cronograma electoral. Sin embargo, contrario a lo que sostienen
algunos “profetas del desastre”, asumiremos como cierto, la realización del
proceso. Tal vez la abstención se haga presente de nuevo, y los sectores en
pugna apenas logren acaparar un poco más de la mitad de los votos de los venezolanos
con derecho al sufragio, lo que hablaría de la precariedad democrática que
existe en el país. Para los sectores opositores, que dicho sea de paso, acuden
al proceso en minusvalía numérica, con menos recursos económicos, evidentes y reiterados problemas de
organización electoral y algunas candidaturas disidentes, sería muy
importante que dieran un importante golpe de timón a la campaña
electoral, modificando de forma radical la manera como están convocando a
sus electores. Por su parte, el oficialismo tendrá que batallar con los
fantasmas de la inseguridad, el desabastecimiento, las fallas en los servicios
públicos, el alto costo de la vida; y por supuesto, con los problemas locales y
regionales en aquellos sitios donde el PSUV sea también gobierno en esas
instancias. Nada fácil se ve el panorama.
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