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COLUMNA
DEL GENERAL SEIJAS PITTALUGA.
Sesquipedalia
Jaua
y sus jauadas
Humberto
Seijas Pittaluga
Cómo
será de malo el actual MinPoPoRelEx que ni los Kirchner lo quisieron aceptar y le negaron el plácet
cuando el muerto difunto que falleció, en una de sus muchas locuras, lo designó
como embajador en Argentina. Pero eso no
es lo peor, porque si esa mullida poltrona ha recibido las amplias posaderas de
José Temiente y del Inmaduro, cualquier hijo de vecina puede. Por lo menos el actual puede mostrar una
cartulina que certifica que es graduado universitario; los otros dos, no. Pero es que a este puede aplicársele aquello
de don Simón: “el talento, sin probidad, es un azote”. Y, luego, si ejerce el cargo a tiempo parcial
—como lo hace porque está más ocupado tratando de sabotear al Gobierno del
Estado Miranda—, peor. Y a la prueba me
remito.
Cuando
uno revisa el discurso que cometió recientemente en la Asamblea General de la
ONU, lo que provoca decir es que perdió una excelente oportunidad para quedarse
callado. Aquello fue ofensa tras ofensa,
provocación más provocación. Desde el
mismo “vamos”. Cuando dijo: "Esta
organización está secuestrada (…) el secuestrador tiene muchos rostros (…) pero
sigue siendo el mismo: el imperialismo", lo que intentaba era —al igual
que el niñito que le da un puntapié en la espinilla a un adulto—
descomedirse con los Estados Unidos;
pero a quien retrataba de cuerpo entero era a China, la potencia que ya nos
tenía atenazados por el guargüero con lo del petróleo a futuro y que ahora, por
la desesperación de Girafales, también ha logrado asegurar la entrega de otros
materiales nuestros.
Luego
apeló a lo que le aprendió a Goebbels: repetir mentiras. Salió a decir que le tocó reemplazar a su
jefe porque los Estados Unidos —los muérganos de siempre— pusieron obstáculos y
no dieron garantías “para él y para los
miembros de su delegación". Lo malo
es que lo hace después de que ese país ya había informado de todas las
excepciones que habían hecho en lo que es usual en el derecho de gentes para
poder acomodar la resultante de las inexperiencias en esa materia por parte de
la cancillería nuestra. Que había dejado
que el caracol (por aquello de que lleva el animal por dentro) sobrevolara su espacio aunque nuestros
“diplomáticos” no habían cumplido con los plazos de aviso, y que habían
extendido más de 200 visas a unos tipos —bastante dudosos, añado yo— que ya se
estaban echando palos en Manhattan, incluida la peluquera de la primera
combatiente.
Pero
nada dijo de Siria, ni de la extraordinaria decisión del Consejo de Seguridad,
que votó por unanimidad —después de dos años y medio, y cien mil muertos— para
condenar el uso de armas químicas en ese país y advertir al régimen imperante
allí de que habrá "consecuencias" si no desmantela ese arsenal. Y no pudo decir nada porque siguen siendo
curruñas de Al Assad y de todos los déspotas que quedan en el Oriente Medio y
que son sus socios — ¿o será “cómplices” la palabra adecuada? Tampoco dijo nada del acercamiento entre el
nuevo gobierno de Irán y los Estados Unidos, de la aceptación por parte del
nuevo gobierno iraní de la supervisión de sus desarrollo nuclear. Debe ser porque esas cosas tienden hacia la
paz y este régimen —que lo que hace es buscar pelea con todo el mundo— quiere,
necesita, que su archirrival, el imperio meeesmo, se empantane en otra
guerra. Para nada les importa, o
entienden, que esta pueda ser nuclear.
Más
adelante, tuvo la cachaza de felicitar a Edward Snowden —el soplón de la NSA, a
quién de vainita no le dimos asilo— por sus "valientes revelaciones"
acerca de cómo ese gobierno nos espía.
¿Qué diría si uno de los esbirros venezolanos que se ocupan de esa
materia entre nosotros, cansado de recibir órdenes de un abusivo jefe cubano,
hiciera lo mismo que el chivato gringo?
Por menos que eso, hicieron desaparecer de VTV al drogo hojillero…
Fue
notorio el ruidoso silencio —para usar un oxímoron bastante manido— que mantuvo
en relación con los abusos guyaneses al conceder permisos de exploración en el
mar territorial venezolano. Y no me
refiero a las aguas que genera la zona en reclamación al oeste del Esequibo —que también debieran
ser no-no— sino al mar que origina Delta Amacuro. De eso no dice nada. ¿Por qué?
Porque así no tienen que contradecir a la calamitosa momia cubana, que
tan lejos como en la década de los 80, ya había tomado partido por Guyana. Nuestra política exterior, en manos de
“diplomáticos a las carreras”, como Jaua, ya no es para fortalecer al Estado,
es para complacer los intereses de los cubanos y del Foro de Sao Paulo.
En
lo que sí apoyo al caucagüense es en eso de que hay que crear “un organismo de
las Naciones Unidas que trabaje en función de garantizar el derecho a la
privacidad y el poder comunicarse sin intercepciones, para todos los habitantes
del planeta". Porque los
venezolanos saldríamos ganando: el régimen tendría que dejar de pinchar
nuestros teléfonos, allanar ilegalmente nuestras propiedades y censurar lo que
dicen los medios…
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