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viernes, 11 de octubre de 2013

COLUMNA DE ANTONIO ECARRI BOLÍVAR. La tentación polarizadora.

COLUMNA DE ANTONIO ECARRI BOLÍVAR.


La tentación polarizadora

Antonio Ecarri Bolívar


Desde hace algún tiempo he venido insistiendo que el planteamiento político de polarizar, en época electoral, ha sido una estratagema oficialista que le ha dado excelentes resultados a ellos, porque nosotros hemos caído en esa tentación, pero… ¿seguimos sin aprender? Esto último es lo que me temo y por eso insisto en este necesario debate.

El día martes de esta misma semana, el Presidente Maduro, con ocasión de su intervención en la Asamblea Nacional pidiendo la Ley Habilitante para “combatir la corrupción” dijo, palabras más o menos, “debemos salir a combatir la corrupción roja y la corrupción amarilla”, lo que impulsó a la bancada oficial a aplaudir de pie y a algunos opositores “amarillos” a sonreír de satisfacción: otra vez se hizo presente la tentación polarizadora y parece que caemos de nuevo en ella.

Afortunadamente, cada día son más los dirigentes de la oposición democrática que quieren romper con esa táctica, que sólo favorece al oficialismo y a algunos egos “inflamados” que creen que el mundo gira a su alrededor, rompiendo todas las leyes del universo. La semana pasada escribimos un artículo dándole la razón al Presidente del partido socialcristiano Copei, Roberto Enríquez, quien declaró oponiéndose a esa tentación de algún sector opositor. También hemos visto declaraciones, en el mismo sentido, de Felipe Mujica Secretario General del MAS y de Carlos Tablante, dirigente fundamental del novel partido Voluntad Popular que lidera Leopoldo López. Mujica y Tablante tienen ópticas distintas, pero coincidentes en la inconveniencia de caer en una confrontación, “roja-amarilla” o “Maduro-Capriles”, que sólo lleva agua al molino oficial.  

En el artículo anterior afirmamos que: “… pretender pedirles a los candidatos a alcaldes, por ejemplo, que rechacen apoyos de otros sectores de la oposición, diferentes a la MUD, resulta una imitación al calco de las posiciones stalinistas e intolerantes del PSUV. Y lo que es peor, minimiza las contradicciones existentes en el oficialismo y de plantearse el tema plebiscitario podría, eventualmente, cancelar esas diferencias concitando la unidad férrea del chavismo lo que sería un despropósito más que torpe casi idiota”.

Ahora hemos leído, con especial complacencia, el editorial de la revista de la orden religiosa de los jesuitas en Venezuela, SIC, la que hace un enjundioso y profundo análisis, como nos tienen acostumbrados esos cultísimos sacerdotes, sobre este tema y han titulado ese editorial así: “La polarización no es de Venezuela”, lo que ya nos indica hacia dónde se perfila su contenido. En efecto, nos dicen los jesuitas en su Editorial, entre otras cosas, que “en el oficialismo se impone, una vez más, la táctica de siempre: ganarse la aceptación del Poder Ejecutivo para asegurarle a su sector que se conseguirán los recursos para el municipio. Esto a su vez refuerza la cultura política donde es el poder central y centralizador el que distribuye a discreción y conveniencia en vez de potenciar las localidades y, al mismo tiempo, alimenta la pasividad de los actores locales que se limitan a esperar lo que les venga del poder central. Y, por su parte, la oposición no da muestras de saber qué hacer más allá de las impugnaciones de las elecciones, el reiterado llamado a la defensa del voto y los acuerdos formales producidos desde el interior de la MUD. De este modo nunca se construirá una visión local ni nacional alternativa, ni se generarán capacidades para participar y decidir. Para conseguirlo haría falta superar la polarización y la política reductivamente electoralista, romper con la lógica del operador político intermediario y creer definitivamente que la gente es capaz de definir sus propias visiones de lo que es bueno para sus vidas y su comunidad. Ciertamente en estos tiempos la mayoría de la gente está inconforme y descontenta con lo que existe en Venezuela. Pero esta mayoría no tiene espacio en la polarización política. Se trabaja para ponerla de un lado o de otro de los bloques, pero no para ponerse de su lado”.

Al suscribir las afirmaciones de Copei, Voluntad Popular, el MAS y ahora la de los jesuitas de la revista SIC, en Acción Democrática nos sentimos copartícipes de esa política, que profundiza en lo local, sin dejar de lado los grandes problemas que nos afectan a todos. Si logramos imponer esta política, no sólo vamos a garantizar un triunfo electoral sino que, lo más importante, construiremos una nueva mayoría enraizada en nuestros sectores populares - “de su lado”-, como proponen los jesuitas, para lograr el cambio en paz, en democracia y en libertad, como lo añoran las grandes mayorías de toda Venezuela por encima de los radicalismos, de ambos sectores, que en nada ayudan a este propósito.



@EcarriB 

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