COLUMNA DE ANTONIO ECARRI BOLÍVAR.
La
tentación polarizadora
Antonio
Ecarri Bolívar
Desde hace algún tiempo he venido
insistiendo que el planteamiento político de polarizar, en época electoral, ha
sido una estratagema oficialista que le ha dado excelentes resultados a ellos,
porque nosotros hemos caído en esa tentación, pero… ¿seguimos sin aprender?
Esto último es lo que me temo y por eso insisto en este necesario debate.
El día martes de esta misma semana, el
Presidente Maduro, con ocasión de su intervención en la Asamblea Nacional
pidiendo la Ley Habilitante para “combatir la corrupción” dijo, palabras más o
menos, “debemos salir a combatir la corrupción roja y la corrupción amarilla”,
lo que impulsó a la bancada oficial a aplaudir de pie y a algunos opositores
“amarillos” a sonreír de satisfacción: otra vez se hizo presente la tentación
polarizadora y parece que caemos de nuevo en ella.
Afortunadamente, cada día son más los
dirigentes de la oposición democrática que quieren romper con esa táctica, que
sólo favorece al oficialismo y a algunos egos “inflamados” que creen que el
mundo gira a su alrededor, rompiendo todas las leyes del universo. La semana
pasada escribimos un artículo dándole la razón al Presidente del partido
socialcristiano Copei, Roberto Enríquez, quien declaró oponiéndose a esa
tentación de algún sector opositor. También hemos visto declaraciones, en el
mismo sentido, de Felipe Mujica Secretario General del MAS y de Carlos
Tablante, dirigente fundamental del novel partido Voluntad Popular que lidera
Leopoldo López. Mujica y Tablante tienen ópticas distintas, pero coincidentes
en la inconveniencia de caer en una confrontación, “roja-amarilla” o
“Maduro-Capriles”, que sólo lleva agua al molino oficial.
En el artículo anterior afirmamos que:
“… pretender pedirles a los candidatos a
alcaldes, por ejemplo, que rechacen apoyos de otros sectores de la oposición,
diferentes a la MUD, resulta una imitación al calco de las posiciones
stalinistas e intolerantes del PSUV. Y lo que es peor, minimiza las
contradicciones existentes en el oficialismo y de plantearse el tema
plebiscitario podría, eventualmente, cancelar esas diferencias concitando la
unidad férrea del chavismo lo que sería un despropósito más que torpe casi
idiota”.
Ahora hemos leído, con especial
complacencia, el editorial de la revista de la orden religiosa de los jesuitas
en Venezuela, SIC, la que hace un enjundioso y profundo análisis, como nos
tienen acostumbrados esos cultísimos sacerdotes, sobre este tema y han titulado
ese editorial así: “La polarización no es de Venezuela”, lo que ya nos indica
hacia dónde se perfila su contenido. En efecto, nos dicen los jesuitas en su
Editorial, entre otras cosas, que “en el oficialismo se impone, una vez más, la
táctica de siempre: ganarse la aceptación del Poder Ejecutivo para asegurarle a
su sector que se conseguirán los recursos para el municipio. Esto a su vez
refuerza la cultura política donde es el poder central y centralizador el que
distribuye a discreción y conveniencia en vez de potenciar las localidades y,
al mismo tiempo, alimenta la pasividad de los actores locales que se limitan a
esperar lo que les venga del poder central. Y, por su parte, la oposición no da
muestras de saber qué hacer más allá de las impugnaciones de las elecciones, el
reiterado llamado a la defensa del voto y los acuerdos formales producidos
desde el interior de la MUD. De este modo nunca se construirá una visión local
ni nacional alternativa, ni se generarán capacidades para participar y decidir.
Para conseguirlo haría falta superar la polarización y la política
reductivamente electoralista, romper con la lógica del operador político
intermediario y creer definitivamente que la gente es capaz de definir sus
propias visiones de lo que es bueno para sus vidas y su comunidad. Ciertamente
en estos tiempos la mayoría de la gente está inconforme y descontenta con lo
que existe en Venezuela. Pero esta mayoría no tiene espacio en la polarización
política. Se trabaja para ponerla de un lado o de otro de los bloques, pero no
para ponerse de su lado”.
Al suscribir las afirmaciones de Copei,
Voluntad Popular, el MAS y ahora la de los jesuitas de la revista SIC, en
Acción Democrática nos sentimos copartícipes de esa política, que profundiza en
lo local, sin dejar de lado los grandes problemas que nos afectan a todos. Si
logramos imponer esta política, no sólo vamos a garantizar un triunfo electoral
sino que, lo más importante, construiremos una nueva mayoría enraizada en
nuestros sectores populares - “de su lado”-, como proponen los jesuitas, para
lograr el cambio en paz, en democracia y en libertad, como lo añoran las
grandes mayorías de toda Venezuela por encima de los radicalismos, de ambos
sectores, que en nada ayudan a este propósito.
@EcarriB

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